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El SARS-CoV-2 circula libremente y no se han cumplido los pronósticos de los agoreros. Los datos de estas dos últimas semanas confirman que el virus ha dejado de ser una amenaza colectiva. La Vanguardia analiza la situación actual con la colaboración, vía cuestionario, del epidemiólogo Antoni Trilla, especialista en medicina preventiva y epidemiología del hospital Clínic además de decano de la facultad de Medicina-UB.
El virus sigue activo, pero la normalidad se impone. Los últimos datos apuntan a una nueva etapa de convivencia.
“Estamos mucho mejor, sin duda. Hemos superado el principio de esta pandemia, la parte más difícil. El menor impacto de esta última oleada en cuanto a casos graves ha sido el factor fundamental. Tras dos años de pandemia, con una alta proporción de personas infectadas y/o vacunadas, se ha creado un muro de inmunidad. Pero el virus sigue circulando. Necesitamos vacunas efectivas contra posibles nuevas variantes, vacunas esterilizantes que impidan la transmisión del virus y/o que las variantes actuales se mantengan estables en el tiempo”.
¿Se ha vuelto endémico el virus o está a punto de hacerse estacional, como la gripe o las bronquiolitis?
“Es la evolución más previsible y probable, aunque no sabemos cuándo se alcanzará una estabilidad suficiente. Nos preocupa el riesgo de aparición de nuevas variantes, la variable principal que puede o no desencadenar oleadas en el futuro. En todo caso, tras dos años tenemos vacunas seguras y efectivas, mejores tratamientos y mucha más experiencia”.
“Es probable, ojalá, que sea el principio del fin, pero debemos anticiparnos al virus y no bajar la guardia”
Un nuevo estudio del grupo Biocom-SC apunta que la variante ómicron es intrínsicamente menos grave que la delta. Al margen del estado vacunal y de la edad, con ómicron el riesgo de ingreso en planta es de entre un 40% y un 70% menor, y en las ucis, entre un 70% y un 90% menos. ¿La era ómicron marca el fin de la pandemia?
“Son resultados muy interesantes. La era ómicron es una nueva etapa dentro de la pandemia. Es la era actual. Es probable, ojalá, que sea el principio del fin, pero hay que seguir atentos y tratar siempre de anticiparse al virus, o por lo menos responder lo más rápida y adecuadamente posible. Bajar la guardia es un error. También lo es no reforzar el sistema sanitario”.
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La incidencia acumulada en los mayores de 60 años cae más de 50 puntos respecto al último informe y más de 110 en la segunda semana de agosto, de forma que se coloca en los 283 casos de media, en riesgo bajo. Hasta ahora las alertas covid estaban siempre activadas para los mayores de 60. ¿Puede este grupo normalizar sus vidas si no lo han hecho ya?
La incidencia acumulada indica la probabilidad de que haya casos nuevos en la semana o dos semanas siguientes. Algunas autonomías tienen cifras aún elevadas, pero en todas ellas las curvas epidemiológicas son descendentes. Hay que valorar la incidencia junto al porcentaje de pacientes ingresados en planta o en uci, los indicadores ahora más fiables de la presión asistencial. Estamos en una zona de tranquilidad y normalidad , pero como siempre es necesaria la prudencia, sobre todo entre los grupos vulnerables”.
Catalunya baja de los 1.000 ingresados, una cifra que no se registraba desde abril. Además, estos tienen infecciones menos graves y en cuatro o cinco días reciben el alta. El perfil de los enfermos que llegan a las ucis también ha cambiado.
“Es un dato excelente. Los pacientes que ingresan en uci suelen ser de edad avanzada, con otra patología grave de base, sobre todo inmunodeprimidos, que desafortunadamente no responden bien a la vacuna. Se trata de una población de muy alto riesgo de desarrollar covid grave”.
En la última semana, 573 muertos en España. Desde que comenzó la pandemia, 111.667. ¿Hay un cifra de mortalidad que pueda considerarse asumible para la sanidad pública?
“Pregunta sin respuesta posible. Cualquier fallecimiento es siempre una tragedia. Podríamos hablar, en términos de salud pública, de tasas de mortalidad comparables o similares a otras enfermedades, pero este ejercicio es siempre delicado, más cuando se trata de una enfermedad como la covid, potencialmente prevenible y/o que tiene un tratamiento lo bastante efectivo, que sin duda hay que mejorar. La tasa de letalidad actual [número de fallecidos por covid con respecto al número total de diagnosticados de covid] es inferior al 1% (cercana al 0,8%). Esta es una cifra relativamente baja en términos de salud pública, pero como decía un libro de texto clásico: ‘No debemos olvidar nunca que este 1% tiene nombre, apellidos y familia’”.
“La mascarilla acabará siendo recomendable, aunque no obligatoria, en espacios interiores de más riesgo”
Se mantiene la mascarilla en el transporte público. ¿No hay un exceso de celo habida cuenta de que hay quien la usa mal y que en la mayoría de los espacios cerrados no debe llevarse?
“Las situaciones de mayor riesgo de transmisión se dan en lugares cerrados o mal ventilados, con mucha gente, en proximidad unos de otros y permaneciendo periodos de tiempo largos. Aunque el transporte público tiene sistemas adecuados de ventilación, es evidente que metro o Rodalies van más que llenos en las horas punta. Estamos todos muy próximos, respirando parte del aire que exhalan los demás. Hay que protegerse y protegernos: una buena mascarilla, bien adaptada, reduce el riesgo de contagio. Probablemente evolucionaremos a que esta medida pase de ‘obligatoria’ a ‘recomendable’. Pero en otoño e invierno será ‘muy recomendable’ llevarla en los lugares de mayor riesgo. Creo que esto formará parte de nuestra normalidad en los próximos años, como en Oriente. Y hará falta educación y paciencia entre los ciudadanos”.
Cada vez que decretamos una tregua, el virus vuelve a sorprendernos con una oleada. Ahora, todas las variantes que circulan de manera importante en el mundo son ómicron. La buena noticia es que hoy por hoy no se observa un adelanto masivo de variantes como en otras oleadas, cuando las mutaciones se sustituían con pocos meses de diferencia. Si llega una nueva desvinculada de la ómicron (o su mutación varía lo suficiente como para cambiar las propiedades del virus), las cosas podrían complicarse.
“Es un escenario posible, ciertamente, pero ahora parece poco probable. Seguimos con la asignatura pendiente de vacunar al 70% de la población de todo el mundo. Hay países con muy baja cobertura vacunal, lo que supone un riesgo para la aparición de nuevas variantes. El virus sigue mutando, pero la variante ómicron BA.4/BA.5 tiene muy buenas cualidades adaptativas (lo que se denomina fitness viral). Es capaz de escapar a parte de nuestra inmunidad y es algo más contagiosa. Sus potenciales sucesores van a tener difícil poder desbancarla”.
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La inmunidad de la población ha propiciado un cambio de paradigma. La campaña de vacunación avanza lentamente. Según el último informe de Sanidad, más de 25 millones, un 54% de la población, llevan la tercera dosis. Es decir que la otra mitad no la lleva porque ya no la ven necesaria para protegerse. ¿Qué les diría?
Las vacunas han sido el gran triunfo de la ciencia. La vacunación ha sido el gran triunfo de nuestra sociedad. Una campaña extraordinaria y resultados excelentes para la pauta completa (dos dosis), pero resultados mejorables para la dosis de refuerzo. La percepción de menor riesgo de la enfermedad y el alto nivel de contagio, junto a la fatiga pandémica, pueden ser factores que expliquen este descenso. Afortunadamente, la población más protegida (con la dosis de refuerzo: tres dosis o cuatro en algunos casos concretos) es la de mayor riesgo. Podemos y debemos mejorar más los canales de comunicación para que el mensaje les llegue. En cualquier caso, cabe dar las gracias a la inmensa mayoría de ciudadanos que se han (nos hemos) vacunado. De no ser por ello, no estaríamos en esta situación hoy”.
¿Hay que administrar la cuarta dosis? En caso afirmativo, ¿a quiénes y cuándo?
“Cuarta dosis, seguro. A los 5-6 meses de la dosis anterior, aunque no perdemos toda la inmunidad, esta desciende significativamente (especialmente, los anticuerpos). Hay que recordar entonces a nuestro sistema inmunológico que el virus y sus nuevas variantes siguen ahí fuera. Sí a la cuarta dosis para los mayores de 60 años, personal sanitario y otro personal de primera línea y para las personas de alto riesgo, incluyendo embarazadas. Difícil acertar con el momento: hay que disponer de las vacunas actualizadas e idealmente también de la de la gripe. Ni muy pronto ni muy tarde. Creo que este octubre es el horizonte más probable. ¿Cuarta dosis para menores de 60? Puede considerarse esta opción un vez cubiertos los grupos de riesgo”.
“Cuarta dosis, sí: hacia octubre, para mayores de 60 años, sanitarios y pacientes de riesgo, incluidas embarazadas”
El Reino Unido acaba de anunciar que administrará en septiembre la vacuna bivalente de Moderna, adaptada a ómicron. Pero la Agencia Europea del Medicamento todavía no la ha aprobado.
“Dispondremos de vacunas mRNA (Pfizer y Moderna) actualizadas bivalentes (incluyen la variante ómicron). Es probable que si, como esperamos, se autoriza pronto en la UE la comercialización de la de Sanofi-Pasteur y finaliza la revisión de la de Hipra, estas también puedan utilizarse como dosis de refuerzo. Cuantas más vacunas seguras y eficaces tengamos, mejor. Reitero que la mejor decisión será ponerse el refuerzo de la vacuna que nos toque cuando nos toque. Es nuestra mejor protección posible.”
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Estamos a dos semanas escasas para empezar los colegios. ¿Cree que la Generalitat les volverá a pedir que dejen las ventanas abiertas
“Mejorar la ventilación en los centros educativos (colegios, institutos y universidades) es una asignatura pendiente, cuya solución en algunos casos no es fácil, pero que no puede soslayarse más tiempo. Puede emplearse la medición de CO2como indicativo de la renovación del aire. Si el último recurso es abrir ventanas, pues habrá que abrirlas si hay circulación alta de diversos virus respiratorios (covid, gripe y VRS) en la comunidad. Puede ser un invierno complicado, entre los virus y el ahorro energético que nos pide solidariamente la UE. Tocará ir al colegio, al instituto y a la universidad bien abrigados, me temo”.
Un estudio de The Lancet publicado este mes cifra la covid persistente en el 13%, uno de cada ocho infectados. La resaca sin fin de la covid.
Es un tema importante y complejo. La cifra es inferior a las estimaciones iniciales, y parece que con estas últimas variantes los casos de covid persistente se han reducido significativamente. Empezamos a entender mejor las alteraciones biológicas, pero hay que seguir investigando. Y a la vez atender la demanda que supone, dedicándole la mejor asistencia sanitaria integrada posible, tiempo, profesionales y recursos.
Las vacunas adaptadas a las nuevas variantes
1. Moderna. El Reino Unido es el primer país en aprobar su uso para septiembre. En cada dosis de refuerzo, la mitad de la vacuna (25 microgramos) se dirige a la cepa original del virus (Wuhan), y la otra mitad (25 microgramos), a ómicron. En ensayos, da buena respuesta inmunitaria para ómicron BA.1, BA.4 y BA.5.
2. Pzifer- BioNTech. La Agencia Europea del Medicamento inició en junio una revisión tanto de la de Moderna como de la de Pfizer y BioNTech, con resultados prometedores contra las BA.1 y BA. 4/5. Se espera tener las vacunas en otoño.
3. Hipra. La vacuna española está basada en dos proteínas recombinantes estructuralmente similares, una correspondiente a la variante alfa y otra a la variante beta, y que está acompañada de un adyuvante que incrementa la respuesta inmunológica. Hipra confía en tenerla aprobada por la EMA este año. Serviría de dosis de refuerzo en España.
4. Sanofi-Pasteur. Basada en proteínas y adyuvada. Está pendiente de la autorización de la EMA para su comercialización.
5. Novavax. De proteínas recombinantes, Sanidad la ha adquirido, pero solo la pondrá a quien tenga alguna contraindicación con las vacunas mRNA.
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