“Una bulla sentada”, puede ser la definición más acertada para este señero enclave. Las sillas que serán retiradas serán las de las últimas filas, por lo que quieres poseen su asiento en primera fila disfrutarán de más espacio para poder moverse. “Más que una cuestión de seguridad, se trata de una cuestión de comodidad. Cuando venía un paso grande había que cerrar las sillas porque no se cabía, como un tetris“, comenta un usuario.
La calle Sierpes es una de las mejores zonas para ver las cofradías en la Semana Santa de Sevilla. La estrechez de esta serpenteante calle de 410 metros, que nace en la plaza de la Campana y muere en la de San Francisco, permite ver de cerca el discurrir de las 60 hermandades que cruzan la carrera oficial en su camino a la Catedral.
Un total de 1.149 abonados de esta zona perderán su localidad para la Semana Santa de 2023. Así lo anunció este martes el Consejo de Hermandades. La seguridad en este tramo de la carrera oficial era una cuestión que preocupaba tanto al público de las sillas como a la institución que las gestiona, que no es otra que el propio Consejo.
Los abonados han recibido esta noticia con resignación, pues era algo esperado, aunque no será plato de buen gusto tener que abandonar una ubicación en la que muchos sevillanos llevaban años, incluso décadas, viendo las cofradías en Semana Santa. Este periódico se ha puesto en contacto con algunos de ellos, para conocer sus impresiones tras el anuncio de la remodelación de este tramo de la carrera oficial.
Mediante una carta serán informados este mes de diciembre de la imposibilidad de renovar sus localidades para el próximo año. La entidad que preside Francisco Vélez ofrecerá la posibilidad de ocupar otras sillas disponibles en la Campana, la Plaza de San Francisco, la Avenida de la Constitución o la Plaza Virgen de los Reyes.
“Más que al Teatro Maestranza, la calle Sierpes se asemejaba más a los tendidos de la Plaza de Toros de Sevilla o los asientos de los vuelos low cost“. Abonados y nazarenos se han llegado a molestar en innumerables ocasiones, según relatan algunos usuarios. “Se han visto empujones y pisotones en los pies y en las capas a los nazarenos, y éstos se molestaban, como es lógico”. Otra estampa habitual era ver como “quitaban a los niños de un tirón para que no fuesen arrollados por los pasos“.
Esta falta de espacio es algo común en cualquier otra zona de la carrera oficial, con la diferencia de que la calle Sierpes tiene vías de evacuación más estrechas y no dispone de vallas que separen al público de la cofradía. Sirvan como ejemplo los denominados palcos de la Plaza de San Francisco, donde seis personas entrelazan sus rodillas para poder ocupar estos pequeños balcones.
En casos normales, sin incidentes o contratiempos, y ya se hacía casi imposible cruzar de un lado a otro para buscar algún aseo, tomar café o sencillamente acceder a las localidades. Sillas, abonados y nazarenos se hacían con todo el espacio. “El día que pase algo verás“, se ha comentado en muchas ocasiones en la calle Sierpes. Zonas como el Cronómetro o Casa Calvillo dejan espacio justo para una fila de sillas.
Hay aceptación pero también enfado. “No me extrañaría que alguno acabe en el juzgado“, expresa un abonado. “Es imposible quitar casi 1.200 sillas y dejar contento a todo el mundo”. Los usuarios expulsados de Sierpes, que todavía no lo saben, serán repartidos por otras zonas de la carrera oficial sin saberse por el momento cuál será el procedimiento a seguir.
“Hay personas que tienen su silla junto a su negocio, a ver cómo les dices ahora que dejen ese sitio y se vayan, por ejemplo, a la Plaza Virgen de los Reyes”. No es posible demostrar qué abonados llevan más tiempo en la calle Sierpes, salvo que se hayan guardado recibos, algo que no ocurre en todos los casos. “Se comprende que quienes están en primer fila son los más antiguos, por una cuestión de lógica; quienes llevan más años han ido ocupando las mejores sillas”.
Esta retirada de más de mil sillas vendrá acompañada de una subida de precios a los abonos, para cubrir las pérdidas. “Es impopular subir el precio a algo tan popular como la Semana Santa, pero es una cuestión de oferta y demanda“, comenta otro abonado. “Habría que perseguir más el tema de la reventa, cuyos precios ahora se van a disparar más. El Consejo debería verificar que es el titular quien ocupa su asiento, y en 2 ó 3 años te has quitado a la gente de la reventa”, añade.