“Esta vez ya no os vais a casa con las manos vacías”, dijo ayer la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, entre aplausos. Después de una maratoniana cumbre ministerial de tres días –que al final fueron cuatro–, con los negociadores extenuados y trabajando hasta altas horas de la madrugada, se llegó a un acuerdo en Ginebra sobre liberalización comercial.
En primer lugar, se pactó poner fin a las subvenciones a las compañías pesqueras que sobreexplotan los recursos marinos. Es un logro relevante, porque llega después de veinte años de negociaciones y es el segundo acuerdo multilateral en el seno de la OMC en sus 27 años de historia. Es una victoria política de calado. Al final, la moratoria del fin de las ayudas a la pesca para las economías emergentes será de tan solo dos años.
El segundo acuerdo relevante se refiere a las vacunas. Se accede a liberar de los derechos de patentes los inyectables de la Covid-19. Países como India y Sudáfrica podrán fabricarlos durante cinco años sin pedir el consentimiento de los titulares, las empresas farmacéuticas, y se comprometen a exportar las vacunas. Dentro de seis meses, se podrá extender la suspensión de los derechos de propiedad intelectual también a los diagnósticos y las pruebas de laboratorio de esta enfermedad.
El pacto sobre vacunas liberaliza los derechos de patentes durante 5 años
El tercer punto es la seguridad alimentaria: los miembros acuerdan no frenar las exportaciones de alimentos en el marco del World Food Programme de Naciones Unidas, con el compromiso de no limitar las ventas de estos productos esenciales.
El cuarto elemento del acuerdo es la extensión de la moratoria actual que permite evitar la aplicación de cargas arancelarias a las transmisiones de comercio electrónico (como por ejemplo hoy el streaming ). Esta regla, que estaba en vigor desde 1998, se prolonga hasta el 2024.
El quinto y último aspecto se refiere a la reforma de la OMC, que lleva desde el 2019 con sus tribunales comerciales sin poder funcionar por falta de sus miembros. Los estados se comprometieron a reactivar este órgano para el 2024.
Las negociaciones han estado marcadas por la extrema rigidez mostrada por la delegación de la India, que siempre ha intentado proteger sus intereses. Los indios pedían poder seguir ayudando a su industria pesquera extractiva durante dos décadas más, aspiraban a la eliminación global de las patentes para potenciar la fabricación doméstica de medicamentos, y también deseaban tener la posibilidad de vetar la exportación de comida y así tutelar a su población. Contaron con el apoyo de Sudáfrica para hacer un frente común de los emergentes.
Sin embargo, al final se impuso la voluntad común (el acuerdo final está suscrito por la totalidad de las 164 delegaciones). Como aspecto a destacar, no se hace referencia a la guerra de Ucrania ni al impacto del conflicto sobre el comercio de alimentos.
Otro aspecto digno de mención es que, desde las protestas de Seattle en 1999, por primera vez se logra en la OMC un consenso sobre un tema (la pesca) directamente relacionado con el medio ambiente.