La neblina que se encontró el Boeing 747 Dreamliner de la empresa Emtrasur cuando se aproximó a suelo argentino el lunes 6 de junio –y que lo obligó a aterrizar primero en Córdoba y no en Buenos Aires– fue solo un presagio de las sospechas que rodearían a la aeronave en los días posteriores, y de la tormenta política que desataría la revelación de que allí viajaban tripulantes iraníes con presuntos lazos con la fuerza Al Quds, considerada una organización terrorista por Estados Unidos y vinculada a atentados como el de la AMIA en 1994.
El avión de carga, que transportaba autopartes para una empresa argentina pero contaba para ello con una tripulación de cinco iraníes y 14 venezolanos, generó un revuelo en la región luego de que el miércoles Uruguay le impidiera el ingreso a su espacio aéreo, en función de información que recibió de “agencias extranjeras”.
La aeronave hasta hace poco pertenecía a la compañía iraní Mahan Air, sancionadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros y Sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (OFAC), debido a sus vínculos con Al Quds.
Diversas fuentes del gobierno uruguayo dijeron a El Observador que la información se recibió ese mismo día por parte del Ministerio del Interior, que la comunicó directamente al Ministerio de Defensa, responsable en última instancia de tomar la rápida decisión de cerrar el espacio aéreo a la aeronave.
Ese miércoles, el ministro del Interior Luis Alberto Heber le comunicó la información por teléfono al ministro de Defensa Javier García, quien inmediatamente, luego de cortar, ordenó impedir el ingreso del avión con tripulación iraní.
“Todo fue ese día”, dijo a El Observador una de las fuentes al tanto de cómo se recibió la información por parte de ambos ministerios y cómo se procedió a continuación.
El ministro García dijo este domingo que tomó él mismo la decisión “a partir de esa información que se dio sobre el momento”. “Yo, como ministro de Defensa, (…) ordené en virtud de esa información y los tiempos perentorios de toda la información que no se podía chequear, que retornara, si no había una razón humanitaria, y que no se autorizara el ingreso al espacio aéreo uruguayo”, explicó en rueda de prensa.
“Es una información que había recibido el Ministerio del Interior de agencias extranjeras, que se volcaba al Uruguay y, como la jurisdicción es del Ministerio de Defensa, el responsable de tomar esa decisión soy yo”, añadió.
Heber, en tanto, se refirió al episodio este lunes y si bien evitó profundizar en los detalles de la información de inteligencia, dijo que tanto Paraguay como Brasil también negaron el ingreso a la aeronave. “Tenemos que cuidar nuestro país y queremos que la gente que venga aquí venga con los antecedentes que puedan tener para ingresar a nuestro país en forma pacífica y no para otro tipo de actividades que nosotros repudiamos”, expresó el ministro.
La trama argentina
La aeronave había partido hacia Uruguay para cargar combustible, dado que en Argentina tanto YPF como Shell se negaban a hacerlo, debido a las sanciones que podían recibir de Estados Unidos.
Recién luego de que Uruguay denegó el ingreso y el avión retornó hacia Ezeiza, las autoridades argentinas retuvieron el avión y secuestraron los pasaportes de los cinco iraníes.
A partir de allí –o más bien una vez que el hecho se hizo público–, el episodio activó un debate en ese país en torno a las razones por las que se le permitió ingresar previamente. En paralelo, también se inició una causa judicial en torno al caso.
Un primer fallo judicial que desestimó un habeas corpus presentado por la tripulación indicó que la decisión de Uruguay fue clave para “levantar sospecha” en las autoridades argentinas y que estas definieran quitar los pasaportes a los iraníes.
Este lunes, el ministro de Seguridad argentino, Aníbal Fernández, confirmó que el nombre de uno de los tripulantes, Gholamreza Ghasemi, coincide con el de un miembro de la Guardia Revolucionaria de Irán.
En rueda de prensa, Fernández fue consultado sobre las razones por las que no se impidió inicialmente el ingreso de la aeronave. “El avión entra a la Argentina porque no hay ningún impedimento sobre ninguna de las personas, en todo caso sobre la aeronave”, afirmó. Según el jerarca, “no existían alertas rojas de Interpol ni había impedimentos en la Argentina” que prohibieran el ingreso del personal a bordo. “El avión ingresó en la Argentina en condición de tripulación sin ningún inconveniente”, expresó.
“El avión entra a la Argentina porque no hay ningún impedimento sobre ninguna de las personas, en todo caso el impedimento es respecto de la aeronave. Esa aeronave en América hizo dos vuelos: uno al Paraguay hace un tiempo atrás, el otro es este que hizo a la Argentina. Cuando salió de la Argentina… ¿Qué? ¿Lo va a dejar volar en el aire y no le va a dar ninguna solución? La solución es que vuelva acá porque vamos a tener que resolver este tema de la forma que sea. El juez ya tiene todo el tema en sus manos”, argumentó el ministro argentino.
La versión de Paraguay
Por su parte, el ministro del Interior de Paraguay, Federico González, afirmó que su país, junto con autoridades de Estados Unidos, informaron a países de la región sobre el avión sospechoso, aunque no precisó en qué momento fue esa supuesta comunicación.
La aeronave estuvo en la ciudad paraguaya de Ciudad del Este entre el 13 y 16 de mayo. Según González, luego se enteraron por autoridades norteamericanas que se trataba de un avión de una empresa sancionada por Estados Unidos por presuntos nexos con el terrorismo y que por eso avisaron a “los servicios de inteligencia de la región”, consignó La Nación.
“Pertenece a una empresa originalmente de Irán y que fue registrada hace poco tiempo por Conviasa, una empresa venezolana, y que llegó a Ciudad del Este entre el 13 y 16 de mayo pasado para trasladar una carga de cigarrillos desde Asunción hasta Aruba (…) Posteriormente recibimos un aviso de que es una empresa y por ende una aeronave que estaba sancionada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y que sus tripulantes eran miembros de la Fuerza Al-Quds, la fuerza revolucionaria de Irán, a quienes Estados Unidos tiene en una lista de terrorismo”, indicó.
González sostuvo que cuando el avión aterrizó en Paraguay no conocían el dato: “No se manejaba la información. Sí llamaba la atención y por eso se tomaron los recaudos y se alertó a los otros servicios de inteligencia de la región. A consecuencia de eso es que Argentina y otros países tomaron medidas también. En dos oportunidades posteriores el avión volvió a solicitar autorización para aterrizar en Asunción y le fue denegado”, dijo el funcionario.
“Por eso se evaluó y se le negó la autorización y se alertó a los países de la región, en contacto con las autoridades de Estados Unidos”, insistió.
“El argumento que presentaron fue la compra de tabaco. Y es lo que consta en el permiso solicitado. Una vez que se determinó que es una empresa y un avión con un impedimento se tomaron las acciones pertinentes. Y se coordinó con otras autoridades de la región. Estados Unidos está al tanto”, dijo González.