En una producción de GOAL, el arquero ofreció una charla sobre su extensa carrera: competencia, la curiosidad de la MLS y su deuda con la Selección.
Mariano Andújar impone con su 1,98, sin embargo, saluda con simpatía a cada persona que cruza en el predio de Estudiantes. A sus 38 años, sabe que vamos a tocar muchos temas que están relacionados al retiro pero no va a esquivar el tema. El arquero que pasó por Huracán, Napoli y la Selección argentina se planta ante la cámara con el mismo carácter que lo hace debajo del arco.
“Los clásicos no pasan de moda” es una producción de GOAL en donde entrevistamos a jugadores profesionales que ya pasaron los 35 años de edad y abordamos cómo es su preparación física actual, su tratamiento de la salud mental, el fútbol de hoy comparado con su debut hace más de 15 años, su relación con los deportistas más jóvenes, su convivencia con la tecnología para mejorar el rendimiento, las redes sociales, el retiro y lo mejor y lo peor de ser futbolista.
Selección del editor
- Noticias Real Madrid hoy: última hora en directo, ruedas de prensa, entrenamientos, fichajes y rumores
- Noticias FC Barcelona hoy: última hora en directo, ruedas de prensa, entrenamientos, fichajes y rumores
- Noticias Atlético Madrid hoy: última hora en directo, ruedas de prensa, entrenamientos, fichajes y rumores
- Noticias Sevilla FC hoy: última hora en directo, ruedas de prensa, entrenamientos, fichajes y rumores
Getty
El debut de Andújar en el fútbol argentino se dio en el marco de una tragedia, Sergio Schulmeister, arquero de Huracán, se suicidió luego de sufrir una profunda depresión y un intento fallido. Ese día, el actual 1 de Estudiantes ocupó su lugar en el entrenamiento, sin saber lo que había ocurrido.
En el momento que a vos te tocó debutar, Huracán estaba muy cerca de descender y en un escenario muy complejo por el suicidio de Sergio Schulmeister. ¿Te acordás de ese momento?
Yo subía y bajaba de Primera, ya estaba en el plantel hacía un tiempo. Schulmeister alternaba con Martín Ríos, que era el titular casi siempre. Igual Sergio jugó bastante más de lo que jugaría normalmente un suplente. Me acuerdo que era febrero, no me acuerdo el día, y fuimos a hacer fútbol al estadio contra Arsenal; fue el primer partido que yo atajé para los titulares, porque Martín tenía una molestia. No había venido a entrenar Sergio. Sin redes sociales no teléfonos móviles en esa época, no podíamos comunicarnos. Nos enteramos después del entrenamiento, cuando lo fueron a buscar a la casa. Fue un momento duro.
(El debut) se dio como algo natural porque yo venía siempre dando pasos para adelante en inferiores, jugué en Reserva muy joven. Y me tocó debutar en un momento complejo, pero es lo más lógico que te toque debutar cuando las cosas no van bien, sobre todo el arquero. “Schumi” lamentablemente se suicida en febrero, el club quedó al límite, trajeron un arquero uruguayo, no llegó la habilitación y empecé yo a ir al banco. Estuve como un año y medio en el banco hasta que después me tocó debutar. Y justo a los 7 partidos ya descendimos. Pero lo bueno era meterse en el plantel, estar ahí, y aprovechar las oportunidades. A veces es un golpe muy duro descender con un grupo de chicos como éramos en Huracán, pero había un grandísimo plantel, muy joven. Estaban Dani Osvaldo, Larrivey, Alejandro Alonso, Grimi, Cellay, Mariano Juan. Un montón después pudieron hacer carrera.
¿Eso los unió más como grupo?
– Sí, nos unió compartir en Huracán en una época difícil. Era no tener muchas veces los elementos para entrenar. Fue una época convulsionada de Huracán. Por suerte en la última etapa se pudo acomodar. Pero sí, te une porque éramos muchos que veníamos de La Quemita, de años y años, de compartir vivencias, y hoy sigo teniendo contacto, con muchos soy amigo, con otros hablo un poquito menos, pero si nos encontramos es como si no hubiera pasado el tiempo.
¿Cuánto tiene que ver el barrio?
Jugaba en Yupanqui, adentro de Lugano 1 y 2, y fui a Huracán por un amigo dos años más grande que yo que atajaba en Huracán. Estaban armando la categoría 83. Me quedaba cerca de mi casa. Era cómodo. Después obviamente le vas tomando cariño, me fui haciendo parte del club. Pero la cercanía que tenía con el barrio era clave.
Getty Images
LA EXIGENCIA
Cuando pensás que pasaste por tantos clubes y en esta segunda etapa tan fuerte en Estudiantes, ¿creés que podés jugar en algún otro club?
Ya no, ya no. Pero no porque no me dé la condición. Yo me siento bien todavía. Pero creo que el cariño y el respeto que nos tenemos con la gente de Estudiantes, ¿por cuánto tiempo jugar en otro lado? Por lo menos acá en la Argentina. No le veo necesidad de romper ese vínculo, aunque no se rompería, pero sí entraría una fisura. Y ya tengo 38, no tendría mucho sentido. Nunca digas nunca, ¿no? Pero hoy no lo veo porque estoy bien, estoy cómodo, me gusta estar acá, vivo a cinco cuadras de acá y mi familia está bien. Tuvimos momentos no tan buenos con la dirigencia y después lo solucionamos porque nos queremos; y hoy que las cosas están bien, no le veo un motivo por el cual yo debería salir.
A diferencia de los jugadores de campo, los arqueros tienen un periodo de duración más extenso.
– Sí, más largo, igual hoy todos los jugadores se han extendido. Pienso que es más por un tema de que la vida misma se alargó. Por ende el rendimiento deportivo también. Entonces hoy es normal ver a una persona de 80 años activa, como es bastante normal ver a un jugador de 37 o 38 en un buen nivel.
¿Cómo fueron evolucionando tus hábitos como deportista? Cuáles cambiaste y cuáles incorporaste para mantenerte en actividad.
La alimentación fue clave. Cuando era pibe me cuidaba, pero los permitidos eran uno por día, prácticamente, porque el cuerpo te lo permite. Y a medida que vas creciendo, empieza a ser dos por semana. Y hoy ya me cuido y sé en qué momentos puedo comer o tomar algo más. Pero el cambio más grande va por el lado del alimento, porque yo entrenar siempre entrené muchísimo, al límite siempre, sea en el gimnasio como en el campo. Desde ese lado siempre me mantuve. Y como a mi me gusta entrenar, y si no entreno bien me cuesta llegar al partido mentalmente óptimo, entonces tenía que encontrarle la vuelta por otro lado, y esa vuelta se dio por el lado de la alimentación.
¿Cómo es la preparación con tus compañeros arqueros más jóvenes y esto de entrenar al límite? ¿Ellos te exigen a vos o vos los exigís a ellos?
Ellos me exigen, pero yo compito todo el tiempo. Cuando estamos en el gimnasio y vamos a hacer prensa, miro cuánto están levantando y si están levantando 250, yo le pongo 265; y si hacen 8, yo hago 10. Entonces estoy todo el tiempo compitiendo. Lo tomo como un juego, pero a mi me sirve. Y ellos me exigen, y yo creo generarles esa sensación de que tienen que ir también al límite. Nunca fui un arquero, y ahora menos, de saltarme un día de entrenamiento por estar cansado o por venir de un viaje.
Hay un mito alrededor de que trabajan menos los jugadores cuando practican con el entrenador de arqueros…
Sí, es un mito… pero al contrario: ahora entrenamos mucho más. Diferente, porque entrenamos mucho más la fuerza, la flexibilidad. A mi me tocó la transición de incorporar el entrenador de arqueros y estuve en planteles sin entrenador de arquero, cuando era pibe, y me toca hoy estar en un plantel con dos entrenadores de arqueros. Para mi el entrenamiento por área tiene que ser el futuro del fútbol, es clave. No todos somos iguales ni cumplimos el mismo rol dentro del campo, con la pelota o sin la pelota.
Télam
LOS PENDIENTES DE SU CARRERA
Jugaste en Europa, fuiste a dos Mundiales, te dirigió Sabella, te dirigió Maradona.. ¿te quedó algo pendiente?
Sí, a mi me hubiera gustado jugar más partidos en la Selección. Si bien estuve diez años, me tocó la época que Sergio Romero jugó todo. Y lo hacía bien. Me hubiera gustado jugar algún partido en un Mundial o en alguna de las tres Copas América. También me hubiera gustado jugar en Inglaterra, que tuve la oportunidad de ir y no se dio. Hoy justo lo hablaba con mi hijo: hay un montón de cosas que me hubiera gustado algo más. Pero también estoy conforme, creo que hice una buena carrera.
Se me dio todo normal. Lo fui viviendo natural. Viste que hay muchos jugadores o deportistas que se fijan un objetivo. Mi objetivo fue siempre mejorar un poco. Y se fue dando solo el ir a Europa, jugar en buenos equipos, tener técnicos buenos, estar en la Selección, seguir participando, poder ir a Mundiales y Copas América. Se dio todo natural, no lo viví con una presión. Quería jugar, eso sí, cuando llegué, quería jugar.
Hay un nivel de exigencia que parte de tu naturaleza. ¿Cómo convive eso con la competencia con tus compañeros?
La Selección es un mundo aparte para mi. Yo sabía cuando estábamos citados que el titular iba a ser Sergio. O cuando estaba la lista del Mundial, éramos tres arqueros, cada uno debe ocupar su rol y entenderlo lo más rápido posible porque de esa manera el grupo se fortalece. Cuando se va a la Selección, las jerarquías están definidas porque el DT cuando cita no es que va a ver en la práctica a quién poner de los arqueros. Desde ese lado siempre fui un agradecido a la Selección y con orgullo por el lugar que me tocó ocupar. Me tocó ser suplente en las cinco competiciones: no hay ningún problema, siempre estuve ahí para que a Sergio le fuera lo mejor posible porque si a él le iba bien, terminábamos ganando todos. Cuando uno va a la Selección, es completamente diferente de lo que vive en el club día a día.
EL RETIRO
Pensando en la salud mental y la tranquilidad necesaria para sobrellevarlo. ¿Cómo fue transitar la lesión de la muñeca?
Las lesiones que tuve por suerte fueron pocas. Y esta de la mano cuando me operé fue en un momento raro de mi carrera. Estábamos en la Copa América y estaba con que venía para acá o me quedaba en Napoli que tenía contrato. Y Napoli llevó a Pepe Reina justo en ese momento porque yo me había lesionado y ellos querían asegurarse. Entonces estaba que no sabía para dónde ir. Pensándolo para atrás, no me sentí tan afectado porque soy un tipo bastante tranquilo fuera de la cancha. Pero siempre tuve confianza en mí, entonces yo sabía que en algún lado iba a terminar jugando. Se dio que justo volví para acá, pude hacer la recuperación bien y las cosas salieron bien. Pero lo fui viviendo con el apoyo de mi familia, intentando siempre ser positivo porque a la larga, todo pasa. Todo. Y las lesiones estas, por más duras que sean, siempre también pasan. Entonces después de que me recuperé de la muñeca, el objetivo era siempre cerquita, no era jugar un Mundial, sino volver a jugar lo más rápido posible y después estaba la Copa América Centenario y quería ir; hice todo lo posible, vine a Estudiantes y se dio que pude ir a la Copa América.
Volver a Argentina era de alguna manera estar contenido y tener a los afectos necesarios para mentalizarte en recuperarte lo más rápido posible.
No sé, se dio. Se dio. También tenía para ir al Niza, tenía algunas cosas ahí, pero ninguna me terminaba de cerrar como fue lo de volver acá al club. Vine al préstamo porque seguía perteneciendo al Napoli. Y si venía a Argentina la idea era recuperarme rápido y ser el mejor del torneo argentino para que el DT de la Selección me viera. Y se dio. No lo analicé tanto: vine porque se dio, porque estaba la oportunidad, porque el club me quería y porque yo también quería volver. Y acá estamos. Seguimos
¿Cómo vivís esto? Porque hay algo muy consciente de tu presente y de cómo transitás tu carrera. Es algo que aprendiste de chico o quién te lo transmitió? Se te nota más calmo, más pausado. ¿Lo trabajás?
No, creo que fue más bien con los años, con los años. Cuando era pibe también era ansioso, quizá no con el futuro, sino con el día a día. Era constantemente tratar de hacer todo, de siempre hacer lo mejor posible y a veces no se puede. Y hoy lo vivo así. Hoy creo que el deportista en general está expuesto a tomar decisiones y el que toma decisiones se equivoca, comités errores como le pasa a todos, pero eso no cambia la confianza que yo puedo tener en mi. No es que porque me equivoqué en una jugada que termina en gol, dejo de sentirme un buen arquero, para nada. Y esas cosas es difícil transmitirlas, porque si no las vivís o si no te pasa, no llegás a sentirlas. De boca en boca es difícil entenderlas. Creo que la calma y el sentirse presente y estar bien, va más bien emparejado con la edad y con la experiencia de jugar y de equivocarte y de que te salga bien, y de que vengan los amigos del campeón como decía Bonavena, y que después de repente te encuentres solo. El transitar todas esas situaciones te lleva a tener un equilibrio.
¿Cuál es el paso siguiente?
Por lo pronto, terminar bien. Y después, he estudiado el curso de técnico. Estudié para director deportivo. Tengo la idea de ir a Italia para terminar el curso de director deportivo allá. Tengo la idea de hacer el curso UEFA de DT si se me da la oportunidad. Prepararme. Estudiar inglés. Después veré cuando llegue el momento. Eso lo hablaba mucho con Pablo Lugüercio, que no es solamente encasillarse en técnico, comentarista deportivo, ayudante de campo o representante. El jugador de fútbol hoy, si se prepara, puede hacer cualquier cosa. De hecho nosotros tenemos a Sebastián (Verón), vicepresidente del club, que podría tranquilamente tirarse a la AFA, a la política, a cualquier lado. Pero hay que estar preparado. Hay que nutrirse, aprender las mecánicas y dinámicas de cada cosa. Y no tengo duda de que el jugador de futbol puede hacer cualquier cosa. Por mi parte, me gusta más el campo, no me gusta la política, no sé si estaría listo para dirigir un club. Pero hay que estar abierto a todo.
¿Te imaginás dentro de una oficina?
No, a mi me gustaría ser técnico, ayudante de campo, manager. Pero creo que el camino va por un lado. Para llegar a manager, se puede ser a los 50. Quiero primero intentar el tema de DT y ver si puedo transmitir algo.
Toda tu vida fuiste jugador de fútbol. ¿Qué te da curiosidad del mundo que no transita el fútbol?
Cómo llenaré el día. Porque desde que me acuerdo, a la mañana iba al colegio, a la tarde entrenaba. Y después iba a la mañana a entrenar y a la noche al colegio. Siempre estaba el entrenamiento en el medio. Me da curiosidad cómo llenar el día. No me da ni miedo ni ansiedad ni nada. Creo que lo haré bien, como hay un montón de ex colegas míos que lo han hecho bien. Después veré.
ALEJANDRO PAGNI/AFP/Getty Images
SU RELACIÓN CON LOS MÁS JÓVENES
Entre los futbolistas más chicos, el GPS está muy instalado para ver los rendimientos, te amigaste con la tecnología para mejorar en los entrenamientos?
Para entrenar y para los partidos. Creo que todo eso ayuda a no dejar nada librado al azar. Que un entrenamiento esté monitoreado para que yo pueda saber si vos llegaste al volumen que quiero de metros recorridos y de intensidad recorrida, o de saltabilidad o de fuerza, es clave. Es perfecto. Si no, vas a ciegas. Y ahí es donde viene el problema. Es mejor no improvisar en cuestiones físicas. Para mi eso es clave. Ojalá vaya creciendo, no sé cuánto más se puede innovar. No lo sé manejar, pero me gusta.
¿Ves los partidos después?
No tanto los míos solamente. Miro fútbol. No un partido completo; tiene que estar jugando un amigo mío, porque un poco me aburre todo un partido completo. Pero miro muchos resúmenes y trato de ir viendo cómo van las cosas.
En el vestuario con los más jóvenes, ¿te piden consejos o sos el que se acerca a acompañarlos?
El vínculo acá es bueno. Yo no soy mucho de ir, meterme y aconsejar. Si no que es una relación más que fluye la nuestra. Si bien hay mucha diferencia de edad con algunos, soy un tipo bastante abierto a cualquier tipo de charla. Se va dando natural. No tengo una imagen de distancia. Y si me piden un consejo y yo no puedo ayudarlos, veo la manera de encontrar a alguien que sí lo pueda hacer. Pienso que el líder o quien maneja un grupo no se puede imponer; decanta solo. Independientemente de la edad que tenga o si es capitán o no. Por lo general, el líder lo elige el grupo porque es alguien digno de seguir o porque pregona con el ejemplo. Y eso es lo que más me interesa, que al verme se sientan motivados y dar el ejemplo del cuidado en el club y afuera de la cancha. No es solamente pegar un grito o putear a uno. No se usa más ese tipo de líderes.
En cuanto a tu trayectoria, ¿los jóvenes te preguntan sobre Messi, Maradona, Sabella?
Sí, a veces estamos viendo un partido y me preguntan. Aparte hace un montón que juego. Y ahí se da la charla para comentar o preguntar algo. O que yo les pueda decir ‘tal me decía esto’. Va por ese lado por una cuestión de que compartimos en el vestuario y compartimos momentos, no es que termino de entrenar y me voy a mi casa. O que estoy con cara de culo y a los gritos. Al contrario. Lo fui cambiando con el tiempo, al principio era bastante cabrón, con el tiempo me fui convirtiendo en un buda. Trato de ser lo más amable posible en los entrenamientos porque no va más el viejo trato del tipo grande que te marcaba distancia y enseguida te decía ‘esto está mal porque te lo digo yo’. Hoy los pibes encuentran otra manera de hacer un montón no sólo en el fútbol, en la vida en general.
Te escucho hablar de este momento zen, y es inevitable preguntarte por el Mariano de 2016. ¿Te arrepentís cuando te ves en esos momentos?
Sí, me arrepiento porque primero perjudiqué al equipo, que después en ese torneo estuvimos sin un montón de jugadores. Primero y principal por eso. Y después porque mis hijos también me vieron. No es algo que yo no haya hecho en el pasado, pero está mal. Es una mala imagen para el club y para mi carrera profesional. Muchas veces los más pibes me preguntan ‘¿cómo fue la pelea?’ y yo les digo miren que yo acá gané títulos, tengo récords, o sea hice un montón de cosas más importantes. Pero bueno, eso quedó para la anécdota.
Getty Images
LOS ÍDOLOS
Hablemos de ídolos: jugaste con tu ídolo, compartiste cancha con Buffon
Buffon es un fenómeno. Para mi es Messi, Maradona y Pelé del arco. Todos juntos. Porque siempre mantuvo un nivel impresionante y verlo en vivo también es diferente. Me encanta como arquero, como tipo, me parece un ejemplo a seguir.
¿Qué le ‘robaste’?
No le pude sacar nada, las camisetas nada más. Traté siempre de ir viendo a esos arqueros de talla parecida a la mía. Porque por ejemplo a Casillas, que me parece un fenómeno, no puedo robarle mucho a él porque tiene otras características. Por eso siempre miré a Buffon, Dida, Mondragón, Van der Sar, gente de un tamaño parecido al mío. Son pequeños regalos que te va dando la profesión.
¿Sabella?
Alejandro, un fenómeno. No sólo tácticamente y en campo, sino como tipo. Diferente. Un tipo con una calidad humana. Y después encima te lo aseguraba en el campo. Me da mucha lástima que se haya muerto Alejandro. Después de la enfermedad hubo un momento que estaba bien, que empezó a venir acá. Y que haya caído otra vez me dio mucha lástima
¿Te pedía disculpas cuando te sacaba?
Sí, Alejandro cuando tenía que sacar un jugador, lo tenías que ir a abrazar vos a él, porque le costaba. Era un tipo frontal. Porque el Cholo Simeone también es frontal, pero de otra manera. Alejandro era un tipo que a vos te daba gusto compartir un momento. Eso es muy importante lograrlo. Yo lo que le robé a él sobre todo es que no importante solamente saber de táctica, sino cómo se gestiona un grupo. Y Alejandro en eso era el número 1.
¿Y Diego?
Y Diego era también un tipo que te salía con cualquier historia. En la Selección no tenía mucho tiempo para trabajar, entonces era todo estar cerca del jugador. Cada vez que me pasó algo, Diego me llamó. Cuando falleció mi papá, quería venir al velatorio. Cuando me lesioné la mano y ya no era mi DT, me llamó para desearme suerte en la operación. Él fue el que me puso de titular en Argentina.
Con Diego hay muchas historias…
Un montón hay. Cuando llegamos a Sudáfrica, que había altura, empezó a jugar e hicimos un picardo enorme. Y había como 2000 metros de altura, Diego las pedía todas y las perdía todas también: ‘dale Diego, no te das cuenta que no sos el del 86, no la pidas más la pelota’, le decía el Gringo Heinze. Diego un tipo fantástico, humanamente un fenómeno.
Tu carrera está marcada por enormes logros deportivos y por grandes figuras del futbol que fueron contemporáneos tuyos.
A la larga pienso que poder tener ese tipo de relaciones humanas, no sólo te enriquece sino que hoy es lo que te queda. Porque yo mañana hablo con Fideo, con Leo, con Javier (Mascherano) somos amigos. Poder levantar el teléfono y que cualquiera te atienda. Y si vos o ellos necesitan algo, poder estar presente; a la larga, es lo que te queda. Porque ganar un título es muy lindo, pero al otro día tenés que pensar en lo próximo; es efímero, se va. Y las relaciones humanas quedan. Lo más lindo de toda la carrera son esas amistades que van quedando.
PERSONALIDAD
Como consumidor de fútbol, ¿sos de criticar?
No, jamás. Al contrario. Me enojo, me cuesta mucho ver un partido con alguien que no conozca sobre todo. Porque si es un amigo y está criticando, no le digo nada o le digo algo directamente. Pero el tema es cuando no tengo la confianza y estamos mirando un partido, por más que esté jugando cualquiera, que haya una crítica a mi me duele y soy de contestar porque es muy fácil hablar. A mi eso me molesta mucho.
¿Cómo te llevás con la tecnología? Cuando debutaste no había redes sociales…
No había celulares directamente. El otro día me trajo mi mamá cuatro carpetas con recortes de diario; desde que jugaba en la 9na de Huracán hasta los últimos. Mi viejo los compraba. Yo no soy tanto del diario.
Tenés partidos tuyos guardados o grabados
No, ninguno. Tengo camisetas y recortes guardados. Pero son cosas que les quiero dejar a mis hijos para que hagan lo que quieran. Son recuerdos de intercambios, de momentos. Partidos y eso no, ya hoy no hace falta guardarlos, los buscás y ya está. Creo que mi mamá en la casa debe tener, pero yo no.
¿Te armaste un museito?
Sí, tengo, tengo una vitrina con un montón de camisetas. Tengo las de los mundiales todas las mías guardadas; tengo la del debut en la Selección y en Primera. De Buffon tengo un montón. De Zlatan, Kaká, Dida. Guardadas. No soy ni de estar mostrándolas ni de ponérmelas. Algún día haré una subasta o se las dejaré a mis hijos.
¿Tus hijos son conscientes de que papá es jugador de fútbol?
Sí, son grandes aparte. Mi hija tiene 16 y mi hijo 10. Mi hijo juega y a mi hija le encanta ir a la cancha, aparte se acuerda de los mundiales, tiene su parte futbolera ella. Se llevan bien con ese tema, no les molesta porque crecieron con eso.
¿Cómo te llevás con las redes sociales? ¿Se te ocurrió a vos hacerte Instagram?
Tengo Instagram, me lo hice yo. Nada más. Twitter no tengo porque, por lo que me cuentan, es una picadora de carne. Prefiero no entrar. Y nada más.
¿Sos de contestar o de leer?
No, sólo seguí a mis amigos, a los de la Selección, a los del club. Sigo a un montón de gente, interactúo. Me parece que está bueno para interactuar con la gente querida tuya que está lejos.
¿Y con los hinchas?
Me llevo bien. Y con los contrarios también. Nunca sufrí la puteada. Siempre me reí. (En la cancha) me doy vuelta. Trato de llevarlo bien. A mi me encanta. Prefiero jugar con público. Sin gente es un entrenamiento. La verdad que fue un año y medio aburridísimo el de pandemia.
Y a los más chicos, ¿pensás que les afectó?
Creo que hay un montón chicos que sí porque muchos debutaron en Primera sin gente. No es que les afecta, pero que las Reservas no se jueguen antes de los partidos, les sacó un montón a los jóvenes. Yo cuando debuté en Reserva, en cancha de Ferro contra All Boys, y ya los últimos 20 minutos estaba la cancha llena, era un partido de Primera casi. Entonces te va forjando La personalidad, te vas haciendo ver con la gente y eso le da un montón al jugador psicológicamente. Que ahora se juegue en los predios y sin gente, la Reserva es necesario que vaya haciendo el cascarón jugando casi a cancha llena.
¿Con qué te sentís más vulnerable? ¿Con la presión de la hinchada? ¿Un resultado en contra? La crítica de los medios?
Hoy nada. En su momento la crítica me dolía mucho, cuando era más joven. He ido a buscar y a contestar. Porque no me molesta que me digan ‘Andújar atajó mal’, sino que digan ‘Andújar atajó mal porque quiere que el técnico se vaya’. Eso sí me molesta. Pero hoy ya no me cambia nada, me da lo mismo. Porque yo sé quién soy. A medida que vas creciendo te vas dando cuenta de qué lado está cada uno, por qué uno dice una cosa y otro dice otra. Vamos a los puntajes de los diarios: cómo una persona sola va a ver a los 22 y va a darse cuenta si cometieron errores. Es como dijo Lillo: todas las opiniones no son respetables; es respetable el derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables.
PING PONG
Luego de una intensa charla, Andújar se enfrenta a un pingpong distendido: criptomonedas, gaming, streamers, lenguaje inclusivo, fútbol femenino y más.