Método, planificación y una voluntad a prueba de todo encumbraron a Madonna al trono de la reina del pop, lugar que en más de treinta años de carrera nadie logró arrebatarle. Este sitial que la ubica por encima del resto de las celebridades se coronará con la serie que se está preparando sobre su vida, que será protagonizada por Julia Garner, con guion y dirección de la mismísima estrella pop. Pero la tenacidad de Madonna no se limita a lo concerniente a su carrera. Su físico, magro y tonificado, siempre reveló un trabajo que acompañó el paso de los años. Y la dieta acertada es una de sus claves. Por eso, no se aparta de los dictados de la alimentación macrobiótica.
Como consignó la revista Women´s Health, hace tiempo que Madonna tiene un costado espiritual vinculado a la filosofía oriental. Desde allí llegó a esta dieta que no persigue un descenso de peso ni se preocupa por un aspecto nutricional específico. “Consiste en llevar una alimentación equilibrada, según el ying y el yang. Para los orientales, así se consigue equilibrar el cuerpo, la mente y el alma”, revela a LA NACIÓN la licenciada en nutrición Pamela Salvatori.
Dentro de las dietas macrobióticas, las hay más o menos estrictas. En líneas generales, limitan o, en algunos casos, llegan a suprimir el consumo de carnes rojas. Dentro del ying, es decir, lo que no se debe consumir porque es dañino para el cuerpo, están algunos tubérculos, los alimentos procesados, algunos condimentos y especias, los conservantes, y todo lo que es de origen industrial, que viene en latas o en tetra brik. Entran también en esta categoría el alcohol y las bebidas azucaradas. Dentro de lo que es el yang, que es lo que sí se puede consumir, están los cereales integrales, legumbres, pescados, mariscos, frutas y verduras. “Puede ser una dieta bastante restrictiva. En ese punto se parece bastante a la vegetariana.
Los vegetarianos no comen carne vacuna, de cerdo, de pollo ni de pescado. Algunos no comen lácteos ni sus derivados, aunque hay variantes. La mayoría de la gente elige ser vegetariano por un tema de respeto hacia los animales, y no por la nutrición en sí. El vegano va más allá. Inspirado por el respeto a los animales, no consume nada que implique una explotación del animal: carnes, huevos, leche y sus derivados, miel. Los vegetarianos y los veganos se vinculan más a un tema moral, mientras que, los seguidores de las dietas macrobióticas, que vienen de Oriente, “se basan en un tema de equilibrio entre el cuerpo y la mente”, diferencia la nutricionista.
La dieta macrobiótica tiene tanto puntos a favor como en contra. Ofrece varios beneficios por el hecho de suprimir todo lo que es procesado, ultraprocesado y azúcares: ayuda a bajar las grasas trans, los azúcares y el sodio. “También es positiva la recomendación de limitar las carnes rojas. Algunas dietas la eliminan y otras la limitan en frecuencia de consumo. Otro aspecto favorable de la dieta es la indicación de incluir abundantes frutas y verduras. En general se eligen las de estación, que implica responsabilidad por el medio ambiente y, además, son más baratas. El aumento de consumo de frutas, verduras, cereales integrales y legumbres aporta mayor cantidad de fibra”, detalla la especialista.
Lo que no está bien es que sea tan restrictiva en algunos casos. Esto provoca “mucha ansiedad en la persona que tiene que limitar la ingesta de varios alimentos. Por otro lado, genera aislamiento social porque cuando uno va a una reunión o a comer a un restaurant es difícil acomodarse con la comida. No en todos los lugares se pueden conseguir alimentos que se adapten”, reflexiona Salvatori.
¿Algunos riesgos?
Al restringir el consumo de carnes y de lácteos, es posible que resulte muy deficitaria en hierro, en proteínas de buena calidad, en calcio, en vitamina B12, en vitamina D y en vitaminas del complejo B. Por eso no se recomienda para toda la familia. “Los niños no deberían seguir este tipo de dietas tan restrictivas porque les va a faltar hierro, calcio, proteínas de buena calidad, vitamina B12, ácido fólico. Tampoco es para embarazadas o para adultos mayores. Por ese motivo, desde el consultorio, siempre se aconseja a la gente que no elija una forma de comer sin estar debidamente informada”, indicó la especialista.
Por este motivo, es recomendable consultar siempre al médico quien indicará un chequeo clínico y después, sí, consultar con un nutricionista que oriente bien, recalca la profesional. A mucha gente que sigue estas dietas tan restrictivas se las tiene que suplementar con vitaminas y minerales y hay que indicarles bien cómo tiene que ser la alimentación. “Tienen que comer muy prolijamente y tienen que consumir vitaminas y minerales por medio de pastillas. Ni la macrobiótica, ni la vegetariana ni la vegana son del todo recomendables. Pueden elegirse, pero es importante que un especialista aconseje qué alimentos tienen que incorporarse y que indique multivitamínicos específicos con hierro, ácido fólico y vitamina B12″, remata Salvatori.