Crecer siendo la hija de Gustavo Petro no ha debido ser fácil. Sofía Petro (Bogotá, 20 años) considera que las campañas electorales son casi como un jueves en su vida. Desde que nació, su padre ha estado en política, lo que ha obligado a la familia a vivir bajo enormes medidas de seguridad. Ella nunca ha podido salir de su casa sin su escolta. Tampoco ha sido sencillo ser la hija de un líder de izquierdas, exguerrillero del M-19, en un país que solo ha conocido gobiernos conservadores. Por eso cuando acabó el colegio, hace tres años, decidió irse a estudiar a Francia, donde se sintió libre por primera vez. Ahora ha regresado para acompañar a su padre en la campaña electoral a la presidencia como parte de un proyecto universitario.
Sofía Petro recibe a EL PAÍS en la casa que durante estos meses comparte con sus padres, su hermana menor y su novio, que estudia Ciencias Políticas con ella. La estudiante va con el candidato a los debates y su presencia en redes sociales no ha dejado de aumentar. En Twitter se define como progresista y feminista, dos aspectos por los que se ha atacado a Petro. Ella asegura que su padre es progresista, pero reconoce que sobre feminismo aún tiene mucho que aprender. “Se quedó en esa izquierda en la que el problema de género no era central”.
Pregunta. ¿Cómo es ser la hija de Petro?
Respuesta. Esa siempre es la pregunta más difícil. Primero, siento mucho orgullo porque con él he podido desmentir esa frase de que todos los políticos son iguales. Pero obviamente, también trae en contraparte muchos insultos, mucho odio, mucha insensatez. Entonces no es tan fácil manejarlo, pero se aprende.
P. ¿Por qué decidió involucrarse en la campaña?
R. Fue más coincidencia que decisión. Terminé haciendo unas prácticas en la campaña -yo estudio Ciencias Políticas. Pero igual siempre llega un punto en el que siento necesidad de involucrarme y creo que también le pasa a mis hermanos. Involucrarnos como podamos, así sea publicando en Facebook nuestras opiniones. La otra opción en las segundas vueltas siempre nos ha parecido muy mala, siempre nos ha dado miedo, que puede causar catástrofes sociales, que fue lo que pasó en Colombia el año pasado con el estallido social y lo que a mi parecer podría volver a pasar con una posible presidencia de Rodolfo.
P. ¿Piensa dedicarse a la política profesional?
R. No lo creo. Siento que hay muchos campos para trabajar por las causas sociales, por reducir la desigualdad. En Colombia el Estado es como un monstruo gigante que tiene muchos problemas de funcionamiento, de corrupción. Desmontar eso es la tarea más grande y larga que hay. Hasta que eso no pase, es muy difícil querer trabajar en política y pensar que puede realmente ayudar.
P. ¿Su padre puede ser capaz de desmontarlo?
R. Creo que tiene la capacidad de sembrar las semillas para desmontarlo, pero no estoy segura de que le alcance el tiempo para hacerlo.
P. ¿Cómo definiría a Petro?
R. Es una persona coherente. Si lees una entrevista de hace diez años puede que diga frases muy parecidas a las que dice hoy. Obviamente hay una evolución, siempre puedes enriquecerte más, aprender, pero aún mantiene una coherencia que es impresionante. Es un político transparente, no es un político corrupto y en Colombia eso es mucho decir.
P. ¿Y cómo define a su padre?
R. Es muy pacífico, muy tranquilo. No se exaspera con nada. Ni en la vida pública ni en la privada. Realmente aquí la que nos regaña es mi mamá.
P. Se define feminista, ¿Petro lo es?
R. Es todo un debate si los hombres pueden ser feministas o no. En todo caso, lo considero un hombre en deconstrucción, que supongo que es una gran victoria para el movimiento feminista.
P. ¿Has hablado mucho con él sobre feminismo?
R. Sí. Tenemos debates porque no es algo que él conozca mucho. En su época no era de lo que se hablaba. Se quedó en esa izquierda en la que el problema de género no era central. En cambio, ahora el debate está sobre la mesa, no puedes evadirlo. Hemos tenido muchas conversaciones porque él todavía tiene mucho que aprender.
P. Ha participado en marchas el 8-M, se ha manifestado a favor de la despenalización del aborto. ¿Cuándo nace esa conciencia feminista?
R. La verdad es que nació saliendo de Colombia. Siento que en el círculo en el que estaba aquí era una especie de burbuja que no me hubiera permitido nunca ver el problema de raíz, ni mis propios patrones machistas internos, ni por qué la sociedad es así. Todo mi entorno tenía muy normalizado el machismo en muchos sentidos. Las chicas de mi colegio hemos tenido experiencias muy agresivas e incluso abusos sexuales que en ese momento no hubiéramos podido saber que eran abusos sexuales. No sé si es porque ahora hay mucha más información al respecto o porque salimos del colegio y nos dimos cuenta de lo que había pasado antes. Pero siento que nos pasa a muchos. Para mí fue salir de Colombia y de pronto ver un entorno donde ya se había hablado un poco más del tema. Eso me abrió los ojos al mirar atrás.
P. Su madre es provida. Su padre ha hablado de aborto cero, lo que le valió muchas críticas. ¿Trata de moverlos a su posición?
R. Mi papá realmente siempre estuvo a favor de la despenalización. Es un tema que es muy tabú en Colombia, muy difícil de hablar electoralmente. No es estratégico, digámoslo así, porque la mayoría de este país no está de acuerdo con la decisión de la Corte. Con mi mamá no me quisiera meter con sus creencias religiosas. Mi objetivo no es convencerla de que está bien o mal abortar. En todo caso, lo que me gustaría es acercarme a convencerla de que cada mujer debe poder decidir. Por eso es importante despenalizar, porque ninguna mujer es peligrosa por abortar.
P. Estudió en un colegio privado, la ha rodeado siempre la élite bogotana. ¿Es fácil ser una Petro en ese ambiente?
R. Cada vez más. Ya hay un poco más de gomelos [pijos] con Petro… Pero no, el ambiente general es ese tipo de gente que le tiene un miedo sin conocerlo. Me parece irracional tenerle miedo por no estar de acuerdo, porque no propone nada realmente descabellado.
P. ¿Qué sintió al dejar Colombia?
R. Alivio. Aquí cada día se volvía todo más denso y más difícil de manejar en términos de seguridad, sencillamente no me gusta mucho andar con escoltas todo el tiempo. Y también estaba la presión de salir del colegio donde, para bien o para mal, estaba la gente que me conoce desde que tengo tres años. Allí seguía siendo Sofía pasara lo que pasara. La universidad ya es un lugar más amplio, lleno de gente que no me iba a conocer por otra cosa que por ser la hija de alguien. Esa presión social no la quería vivir. Tenía muy claro que me quería ir.
P. ¿En Francia no es la hija de Petro?
R. Yo pensaba que no tanto, pero claro, en la carrera de Ciencias Políticas había estudiantes que estaban enterados. Pero se siente diferente.
P. ¿Y cómo ha sido regresar ahora?
R. Me siento más grande, siento que tengo capacidad de asumir todo ese peso desde otra perspectiva. Siento que lo he llevado bien siempre, pero esta vez lo veo desde una óptica más académica. Estoy trabajando en la campaña con una óptica más de estudio, de analizar qué es lo que pasa más que de tomármelo personal. Creo que es la clave para que sea una experiencia enriquecedora.
P. A tan pocos días de las elecciones, ¿qué siente?
R. Muchos nervios. No consigo dormir bien, me da mucha ansiedad. A nivel político siento que la tendencia va hacia que estamos descubriendo quién es verdaderamente el otro candidato, Rodolfo Hernández, y que no podemos dejar que sea presidente.
P. ¿Habría preferido a Fico en la segunda vuelta?
R. ¿A nivel estratégico? A lo mejor sí. Si hubiera preferido que eventualmente ganara Fico o Rodolfo no sé responderlo. Supongo que antes hubiera preferido a Rodolfo porque, como muchas personas, no lo había escuchado realmente. Ahora que tiene todos los reflectores descubrí que no lo querría en lo absoluto de presidente, a Fico definitivamente tampoco.
P. ¿Empujó de algún modo para que Francia Márquez fuera la candidata a vicepresidenta?
R. Presioné y di mi opinión de que no había otra persona que no fuera Francia para ese puesto, y para el puesto que ella quisiera. Francia merece un puesto en el que realmente pueda gestionar todo lo que tiene en la cabeza y todo lo que ha vivido.
P. ¿Su padre la escucha a usted?
R. Sí. Es muy terco, eso es que lo dice todo el mundo y es innegable. Parte su terquedad a lo mejor lo ha llevado al punto donde está. Pero dentro de todo es permeable y escucha.
P. ¿Le gustaría una Francia Márquez 2026 para la presidencia?
R. Si lo hace, yo la apoyaría definitivamente.
P. ¿Qué le aporta ella a la candidatura de su padre?
R. Francia ha vivido en carne propia todas las cosas que realmente hay que cambiar en Colombia. Ningún otro político las conoce como ella.
P. ¿Por qué cree que Petro genera tanta resistencia?
R. Entre un sector es definitivamente porque ve sus intereses afectados, porque son las personas que siempre lo han tenido todo y a quienes la política ha favorecido siempre en Colombia y no quieren que eso cambie. Luego hay un sector que siento que ha comido muchas mentiras. Hay como una creación de una imagen de mi papá que no corresponde con la realidad. Su programa no tiene nada de parecido a Venezuela, tiene más parecido a políticas sociales de Europa.
P. ¿Se sufren mucho los ataques?
R. Es algo que ya no afecta porque hemos crecido toda la vida en ese entorno. Entonces como que te haces capita. A él es al que menos, todo ese montón de insultos innecesarios, irracionales e infundados ni le vienen.
P. ¿Cómo es su padre en casa?
R. Es tranquilísimo. Es paradójico, pero habla mucho fuera, da discursos larguísimos y aquí es callado, es discreto, no se hace ni notar. Además es muy despistado, eso hay que decirlo. Esta no es nuestra casa [viven desde que comenzó la campaña de alquiler en Bogotá por seguridad] y a veces no encuentra su cuarto.
P. Si gana la presidencia, ¿qué hará?
R. Me iré. Seguiré mis estudios porque siento que en Colombia hay algo que se ha mantenido mucho tiempo y es que la política se tiene que volver el negocio familiar, que cuando tu tío o tu papá es político tú vas a poder sacar algo de allí. Yo no lo veo así. Yo voy a seguir en mi camino, que de momento es continuar estudiando. Después no sé que venga para mí.
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