En su negocio de venta de ropa en San Salvador, José Fredy Landaverde acepta transacciones en bitcóin como le ordena la ley en su país, pero apenas las recibe las convierte en dólares para sortear la caída de esta criptomoneda.
En la billetera electrónica Chivo, que el gobierno de Nayib Bukele creó para que el país opere en bitcóin, existe una función que permite esa operación. Están obligados a recibir los bitcóins, pero no a guardarlos.
“Cuando el cliente nos paga con bitcóin lo pasamos a dólar de inmediato”, confesó a la AFP este comerciante de 44 años. Pero contó que cuando el bitcóin repunte, hará la operación inversa.
El Salvador se convirtió en septiembre de 2021 en el primer país en aceptar bitcóin como moneda de curso legal a la par del dólar. Entonces un bitcóin rondaba los 44.000 dólares.
Luego se disparó sobre los 66.000 y Bukele aprovechó el lucro para construir una veterinaria pública. Anunció además la edificación de una Bitcoin City que operaría con energía térmica del volcán Conchagua.
Sin embargo, un reciente derrumbe de la criptomoneda luna arrastró al bitcóin y despertó dudas sobre su efecto en El Salvador, un país cuya deuda pública ronda el 90% de su PIB.
Y eso en un contexto de estancamiento de la negociación con el FMI para un préstamo de 1.300 millones de dólares que le permita sanear sus arcas.
La emisión de bonos en bitcóin equivalentes a 1.000 millones de dólares para construir Bitcoin City sigue pendiente.
A inicios de mayo la calificadora Moody’s redujo en dos escalones la calificación crediticia de El Salvador y advirtió sobre dificultades para el pago de deuda a partir de 2023 por el orden de 800 millones de dólares.
Algunos negocios del centro de San Salvador han retirado rótulos de “se acepta bitcóin” y los empleados confirman una tendencia a la baja en las transacciones.
Juan Carlos Canales, un vendedor de ropa, dice que dejó de usar el bitcóin porque “son pocos los clientes” que optan por esa forma de pago.
“No es muy frecuente que lo use la gente, nosotros sí tenemos habilitada la opción para la gente que está a favor [de utilizarla]”, declaró Jonathan Valdez, trabajador de un café de San Salvador.
“Lo que pasó en las últimas semanas es que una criptomoneda [luna] cayó de un valor de casi 120 dólares a fracciones de centavos y eso trajo mucha turbulencia en el mercado cripto”, explicó desde Panamá el argentino Maximiliano Hinz, director para Latinoamérica de la plataforma de intercambio de criptomonedas Binance.
Pero “es normal que cuando hay una corrección a la baja, después haya un repunte. Cuando el bitcóin tocó los 28.000 dólares hubo un pico histórico de compras de bitcóin”, detalló.
El 10 de mayo Bukele anunció que El Salvador compró 500 bitcóins, aprovechando el precio bajo. Con esa adquisición el país acumula 2.301 del activo. Cada bitcóin ronda actualmente los 30.000 dólares.
Al inicio del plan, Landaverde hacía unas 10 transacciones diarias con esta criptomoneda. Pero hoy eso se redujo a un promedio de cuatro.
Sin embargo, en este país donde solo el 23% de la población tiene cuenta bancaria, el comerciante cree que el bitcóin “va a funcionar de nuevo”.
Según el expresidente del Banco Central de Reserva Carlos Acevedo, la caída del bitcóin “está alejando” la posibilidad de la emisión de deuda en esa criptodivisa.
Aunque consideró que el principal problema de El Salvador no es la caída del bitcóin sino temas históricos como el “bajo crecimiento y la inseguridad”.
Desde 2001, la economía dolarizada de El Salvador ha crecido en un rango de 2 a 3%. En 2021, según el FMI, creció un 10,3%, y la proyección del Banco Central para 2022 es de un 3,2%.
Pese a los augurios, “El Salvador no va a incurrir en un impago”, sostuvo. Acevedo estimó que Bukele podría “bajar las reservas de liquidez del sistema financiero para que los bancos puedan comprar más deuda pública” o, incluso, “nacionalizar” fondos de pensiones.
Además puede buscar préstamos con la Corporación Andina de Fomento adonde acaba de ingresar, o utilizar activos de reservas internacionales netas.
Acevedo comentó que el “desplome” del precio se da en un contexto en que su uso no es masivo en el país y eso “ha sido una ventaja”.
Hinz, el director de Binance, consideró de su lado que “no sería raro ver” más países usando criptomonedas como moneda de curso legal”, un tema donde “El Salvador es un pionero”, como hizo recientemente República Centroafricana.
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