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El borrador de la nueva ley del aborto que maneja el Ministerio de Igualdad, con la que se busca blindar la salud menstrual al reconocer las bajas laborales por dolor menstrual incapacitante, nos empuja a hablar hoy sobre cómo nos afecta la regla en el ámbito laboral. Tal y como señala la primera Encuesta sobre Menstruación y Entorno Laboral lanzada por la marca de cuidado íntimo para la mujer Intimina, el dolor en el ciclo menstrual afecta a seis de cada 10 mujeres con frecuencia. Dolores musculares o articulares, migrañas, debilidad y fatiga son algunos de sus síntomas más comunes. Sin embargo, únicamente el 26% de las afectadas ha faltado a su puesto de trabajo por estos motivos. El 88% de las que consideran estos dolores realmente incapacitantes acuden al trabajo pese a la gravedad de estas dolencias. ¿La razón? El 71% de las encuestadas cree que la sociedad ha normalizado esta situación.
La salud menstrual y la importancia de hablar de la menstruación
Hablamos con Paloma Alma, fundadora y CEO del proyecto CYCLO, para asentar algunos conceptos esenciales para comprender este debate. “La salud menstrual para mí es un derecho de toda mujer que pasa no sólo por el aspecto más biológico de menstruar, sino que debería incluir otros aspectos como la implicación social y laboral que conlleva. Para mí parten de la base de una necesidad de recibir educación menstrual desde el colegio. Además, bajo mi punto de vista, esta educación menstrual debería ser mixta, porque al final nuestro ciclo repercute también en nuestras relaciones afectivas, familiares, sociales, escolares, laborales etc. Esta educación menstrual debería tener como uno de sus pilares la investigación científica, no solo del aspecto más obvio y biológico, sino desde el punto de vista de la experiencia, también para que los y las profesionales sanitarias puedan estar actualizadas y sepan tratar las diferentes patologías asociadas al ciclo”, explica.
Xusa Sanz, enfermera y nutricionista especializada en salud hormonal femenina, desmonta el mito de que la regla duele, pues quiere dejar claro que el dolor menstrual incapacitante no es normal. “Lo primero que tenemos que recordar, por si aún quedaba alguna duda de ello, es que la menstruación NO debería ser un proceso doloroso. La menstruación es una inflamación fisiológica pero nunca debería ser invalidante, si hay dolor puede haber un problema subyacente como la endometriosis o la adenomiosis, enfermedades que van más allá del plano reproductivo”, aclara.
Hablamos con las expertas acerca de los problemas que conlleva implementar las medidas propuestas en una sociedad que no comprende que el dolor menstrual es un problema de salud.
La menstruación en el entorno laboral
Vivir en una sociedad androcéntrica y patriarcal tiene consecuencias en los cuerpos de las mujeres. Como asegura Carme Valls, endocrina y autora del libro ‘Mujeres invisibles’ (Capitan Swing), la menstruación ha quedado invisibilizada en la Medicina, que todavía tiene una mirada sesgada sobre las mujeres, olvidándose así de ciertos síntomas que no se entienden sin estudiar las diferencias que hay entre los sexos y entre los roles de género.
Por supuesto, la población carece de una educación menstrual integradora necesaria para que la menstruación deje de resultar un estigma que afecte a la vida laboral. “Sin esta educación, surgirán diferencias en el entorno laboral. Habrá mujeres que tendrán que soportar comentarios de compañeras y compañeros, del tipo “ya ves tú, por un dolor de regla se queda cinco días en casa, menuda cara dura”. Este comentario es igual de triste que real, sobre todo porque a menudo, sale de la boca de otras mujeres que menstrúan. El problema será si nos pregunta en las entrevistas de trabajo si tenemos dolor menstrual y eso se tenga en cuenta como criterio a la hora de contratar a estas mujeres”, matiza Xusa.
“Creo que ahora nadie se cuestiona que una mujer sea peor trabajadora por ser madre o acogerse a la baja maternal, sin embargo, esto también era preocupante cuando se amplió la baja. Ha hecho falta tiempo, conversación y educación al respecto. Lo que para mí está claro es que lo estigmatizante es ignorar que las mujeres menstruamos, y que al menos un 20% tiene enfermedades asociadas a su ciclo, como la endometriosis, que les puede resultar incapacitante si no están correctamente diagnosticadas. Yo como empresaria, prefiero darle a una empleada la libertad de trabajar media jornada el día que menstrúa y recuperar esas horas a lo largo del mes, que tenerla sentada en su puesto de trabajo sintiéndose mal y no pudiendo rendir al 100% porque está incómoda”, asegura Paloma Alma, que también destaca que no sólo tendríamos que hablar de la menstruación. “Es una fase que quizá nos afecta más dos o tres días del mes, pero se nos olvida que tenemos otras fases del ciclo en las que seguramente rindamos cuatro veces más que una persona que no menstrúa o tengamos una creatividad o un foco de resolución mucho más útil en nuestro entorno laboral. Sin embargo, ese exceso está “bien visto”, pero no somos capaces de aceptar que dos o tres días del mes, quizá necesitamos trabajar ya no menos, sino de otra manera. Pero una vez más, una mujer y un entorno que no conoce los pormenores del ciclo, más allá de lo que nos cuentan los libros de biología, no puede ver ni conocer esto”, advierte Paloma Alma.
Hablemos de la ley
Más allá de la polémica desatada ante la posibilidad de una baja que permita a las mujeres con reglas incapacitantes faltar al trabajo, lo cierto es que hay quienes temen los efectos negativos que puede tener sobre las propias mujeres, mientras que existe también quien aplaude esta herramienta para ampliar los derechos laborales de las trabajadoras en un presente en el que cada vez más empresas luchan por mejorar el salario emocional.
Preguntamos a las expertas acerca de su opinión sobre la ley. Paloma Alma, fundadora y CEO del proyecto CYCLO, considera que aunque hablamos de una ley progresista y disruptora, lo esencial es que hablemos de las implicaciones de menstruar, en concreto con dolor, en el entorno laboral. “Creo que es un error empezar por esta medida sin haber hecho antes un plan integral de educación menstrual. Actualmente no hay programas donde se recoja este tema, las educadoras menstruales nos movemos por organizaciones, coles o eventos donde se nos invita porque se sabe de la necesidad de tener educación menstrual de calidad. Sin embargo, no hay programas, medidas o referencias públicas sobre este tema. Por lo tanto, va a ser muy difícil que la mayoría de la sociedad apruebe esta baja menstrual si no es consciente de que hay un 20% de mujeres que sufren endometriosis, por ejemplo, o si no se han parado a pensar que en menstruar no es incapacitante, pero sí que tiene un efecto en el día a día de las mujeres”. Xusa Sanz, enfermera y nutricionista especializada en salud hormonal femenino, creo que esta ley es tan necesaria como triste por lo que implica el tener que haberla creado. “Al haber normalizado el dolor, el sufrimiento y el malestar menstrual, como si fuera algo de lo que no nos podemos quejar porque es lo que nos ha tocado vivir, necesitamos una ley que nos dé esa credibilidad”, añade.
Ambas tienen claras algunas medidas a poner en práctica. Xusa habla del teletrabajo. “Una buena opción es dar permiso para poder trabajar esos días desde casa. A las mujeres que se les pueda facilitar puede ser maravilloso, pero, ¿qué pasa con todas esas profesionales que no pueden llevarse el trabajo a casa? Enfermeras, médicas, limpiadoras, conductoras, operarias de maquinaria, o mujeres que tienen trabajos físicos exigentes (bomberas, policías, etc.) a las que el dolor menstrual les impediría llevar a cabo su labor…”.
Paloma también quiere ahondar en la conciliación. “Para mi sería más efectivo plantear una serie de medidas a las empresas para facilitar a sus empleadas la conciliación, como puede ser el elegir libremente tres días al mes de trabajo en remoto o poder mover cierto número de horas a lo largo del mes, ya que quizá cuando estés menstruando no necesitas tomarte el día libre, pero trabajar un par de horas (recuperables) menos puede ayudarte a sentirte mucho mejor, y por tanto, ser más productiva, que es lo que a las empresas les preocupa”.
Ambas coinciden que ninguna medida dejará de resultar desestigmatizante sin una educación menstrual adecuada que haga que la sociedad comprenda que esta baja, lejos de ser un privilegio, en realidad es una necesidad para abrazar la igualdad. Y tú, ¿qué piensas al respecto?
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