A lo largo de cinco décadas, el Foro de Davos se ha erigido como la plataforma internacional más importante en la que coinciden líderes políticos, responsables de la economía, los directivos de las compañías más poderosas del mundo y cada vez más representantes de la sociedad civil, invitados a hablar por los ciudadanos ordinarios.
A esta reunión acudirán 2,500 participantes, entre ellos medio centenar de jefes de Estado y de gobierno, incluso más de los que acudieron para marcar su quincuagésimo aniversario. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pronunciará el discurso de apertura, anunció el presidente del Foro Económico Mundial (conocido como WEF, por sus siglas en ingles), Borge Brende.
Ucrania es el centro de atención
Como es obvio, Zelenski no saldrá de Ucrania y se dirigirá a la distinguida audiencia de Davos por teleconferencia, pero enviará a una importante delegación oficial que encabezará su ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba.
La concentración única de personalidades que acuden al Foro ofrecerá a los representantes ucranianos una gran oportunidad para abogar por su causa y plantear la discusión sobre la reconstrucción de su país, donde se calcula que sólo el costo de la infraestructura destruida supera los 4,000 millones de euros.
“En Davos haremos todo lo que podamos por Ucrania y para apoyar su recuperación”, aseguró el fundador y director ejecutivo del WEF, Klaus Schwab, en una conferencia de prensa en la que se presentó el programa de la reunión.
Europa estará representada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, además de por el canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, cuya organización es vista como una potencial amenaza por Rusia, también se desplazará a Davos.
El interés que despierta la reunión de Davos se evidencia también en el número récord de ministros de Exteriores que acudirán, más de treinta, además de más de 50 ministros de Economía.
Más allá de la guerra en Ucrania, los participantes serán invitados a reflexionar sobre las lecciones que ha dejado la pandemia y a plantear ideas sobre cómo desarrollar una capacidad global y nacional de resiliencia frente a nuevas crisis que nadie duda surgirán.
Una de esas crisis es la del medio ambiente y Schwab dijo que Davos “también debe ser una cumbre climática”, ya que muchos protagonistas en este ámbito estarán presentes en la reunión, incluyendo una veintena de ministros del sector.
“Necesitamos una coalición de líderes que se comprometan con soluciones para el clima. El mundo está ansioso de ver soluciones”, comentó.
La economía también retendrá mucha de la atención en Davos ante una inflación cada vez elevada, la interrupción de los suministros de cereales de Ucrania por el bloqueo ruso de sus cargamentos en el Mar Negro, la desconfianza de los inversores y las secuelas sociales de la pandemia.
“Nuestra economía global está desequilibrada. Hay demasiada inflación, demasiada desigualdad. Estos asuntos, al igual que la crisis alimentaria, deben ser abordados en Davos porque requieren atención inmediata”,sostuvo Schwab.
Para hablar de ello estarán también en esa localidad de Suiza las responsables del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, además de varios directores de bancos centrales.