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Andy Rivera acaba de lanzar Dual, un EP con cinco temas que nos demuestra que el chico que hace diez años nos conquistó con Te pintaron pajaritos sigue tan en forma, o más, que en aquel momento.
Pero llegar hasta este punto no ha sido fácil y antes ha tenido que pasar por un bache que le hizo replantearse seguir en la música y que le llevó a sufrir una depresión y un trastorno de alimentación del que ha tenido que recuperarse.
Esas sombras han pasado y ahora vuelve a ver la luz con la ilusión tras comprobar que sigue contando con el apoyo del público. Lo comprobó en su última visita a España hace unas semanas. Momento que aprovechamos para hablar con él de ese momento no tan bueno en el que las redes sociales juegan un papel importante.
Tú sueles hablar del amor en tu twitter, ¿cómo entiendes tú el amor y las relaciones?
Twitter es un lugar que adoro porque amo desahogar pensamientos que no necesariamente siento. Algún día quiero hacer un libro. A veces siento que cometo el error de que escribo algo que no tiene nombre, no tiene apellido, no tiene un porqué dentro de mi vida, sino que el único porqué es que alguien se identifique y ya le ponen un cuento, una relación y atan un montón de cabos que hasta a mí me sorprenden porque yo no lo había visto por ese lado. La gente le encuentra unas perspectivas a mis tuits que me quedo frío. Eso es twitter, compartir pensamientos, sentimientos, debates.
Si en twitter compartes pensamientos, en Instagram compartes tu cuerpo para demostrar lo trabajado que lo tienes, ¿mucho sacrificio?
Totalmente, hay una disciplina detrás de conservar la salud. Lo que se ve por fuera habla muchas veces de lo que hay por dentro. Para uno estar saludable y verse bien necesita esa disciplina, esos cuidados, pero lo que lo hace difícil no es mantenerlo sino aprenderlo para aprender ese equilibrio entre comer sano, descansar y no olvidarse que hay que comerse un de vez en cuando. Es difícil, pero lo que me dejó la obsesión por el fitness fue ese aprendizaje, cómo comer, cómo dormir, cómo darse el gustillo.
¿Fue una obsesión?
Lo fue, no te lo negaría porque es muy fácil pasarse al lado dark del fitness. Madre mía los estándares sociales, la gente, donde te pone, donde te hace llevar tu mente. Cuando pasas de estar gordo… porque es difícil hablarlo, pero la gente, la sociedad es así… eres gordito, tienes tus cachetitos y estás haciendo un esfuerzo por mejorar y bajar de peso y todo el mundo quiere hablarte al respecto: ‘ay, pero te veo delgado’, ‘ay, te veo mejor’ y eso se vuelve como un examen en tu mente. ¿Y si me vuelven a ver un poquito cachetón les voy a decepcionar? Me van a decir que no lo logré y me van a decir que estoy gordo y van a decir que no fui fuerte para mantenerme y todo eso en tu cabeza obsesiona.
¿Y cómo lidiaste con eso?
Tocando fondo. A veces hay golpes que tienes que recibir para entender que estás llevándote a un límite. El año pasado, la dieta, la obsesión, el no comer la cantidad suficiente de energía, trasnochar por cumplir con los shows acabaron con mi salud, me llevaron a tener déficit de energía, déficit calórico bastante fuerte y eso conllevó un trastorno alimentario. Nunca había sentido algo tan incómodo como un trastorno alimentario y, por último, en una depresión y ansiedad. Esos son temas médicos que no quiero ponerles tristes con esos rollos, pero eso me hizo saber y darme cuenta de que la obsesión por el físico y por cómo te ves por fuera, te puede acabar por dentro. Por eso es tan importante llevar esa relación de lo que hay por dentro para que pueda ser real por fuera.
Afortunadamente en los últimos años en España, no sé si en Colombia, se habla mucho de la salud mental y raro es ya casi el que no va al psicólogo y eso es un avance.
En Colombia la canasta familiar es donde esos productos necesarios no pueden faltar. Yo le digo a la gente, ‘incluye a tu psicólogo en tu canasta familiar’. Así como están los huevos y la leche que no te pueden faltar, hoy en día, está el psicólogo. Nadie vino con un manual de instrucciones a enseñarnos cómo mirar una red social, cómo enfrentar esos estándares tan en la cara que todo el día nos ponen. Nos da un poquito de vergüenza tocar el tema porque en Colombia tocas estos temas porque en Colombia quizás tocas estos temas y antes de verlo como una oportunidad de escuchar una experiencia, quieren como señalar un poquito. Pero me encanta que haya esa apertura mental de entender que es una problemática de salud pública, que la presión sobre el físico y la apariencia y cómo nos ven y nos vemos nos está llevando a un terreno bastante complicado y yo soy padre y veo a mi hija que quiere ver su TikTok y trato de que no lo vea y de explicarle que es importante que vea lo que quiere ser ella a su manera sin obsesionarse por esos estándares que le hagan mañana dejar de disfrutar de la comida o del mundo para darle el gusto no sé ni a quién, porque ese es el error que cometemos.
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