Muchos son los aspectos a revisar, sin embargo, son tres los que necesitan ser atendidos con urgencia: el rediseño del espacio aéreo, el control de tráfico y la degradación a categoría 2 por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) del gobierno de Estados Unidos.
En marzo de 2021 se propuso una reconfiguración del espacio aéreo en el Valle de México para el funcionamiento simultáneo del Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AICM), el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el Aeropuerto de Toluca. Esta nueva configuración, que plantea condiciones ideales de operación, es correcta “en papel”. Sin embargo, no toma en cuenta las particularidades de Ciudad de México: vientos cambiantes e inestables, fuertes lluvias, exhalación del volcán Popocatépetl y, muy importante, que en algún momento el número de operaciones aéreas regresaría a los niveles prepandemia.
Hoy, esas variables no consideradas ocasionan que pilotos nacionales y extranjeros tengan dificultades para adherirse a este rediseño. Las consecuencias son desviaciones que acercan a los aviones a las zonas más elevadas del Valle de México e, incluso, a otras aeronaves.
El reto al que se enfrentará el AIFA es grande, pues en el corto plazo tendrá que demostrar que sí puede resolver el problema de origen: la saturación del espacio aéreo y que las operaciones del sistema aeroportuario son eficientes y seguras. Lo veremos en las siguientes semanas, cuando el AIFA aumente su número de vuelos y en diciembre de 2022, dado que la Secretaría de Gobernación anunció que serán más de 100 diarios.
El control de tráfico aéreo es pieza clave para la eficiencia y seguridad de las operaciones aéreas. El video viral en donde una aeronave de la empresa Volaris estaba autorizada para aterrizar mientras otra se encontraba ya en la cabecera de la pista (y en consecuencia el piloto realizó una aproximación fallida), destapó las irregularidades dentro de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM) y la mala situación laboral de los controladores aéreos, denunciada por su representación sindical.
En el incidente, el controlador cometió un error básico como autorizar el aterrizaje de una aeronave con la pista ocupada. La maniobra de los pilotos fue la correcta, sin embargo, el número de incidentes reportados ha sido tal que llevó a la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA, por su sigla en inglés), la agrupación de pilotos internacionales más importante en el mundo, a emitir un boletín de seguridad para volar a la Ciudad de México.
El problema de fondo tiene que ver con la capacitación de los controladores aéreos, la calidad de sus jornadas laborales, mecanismos de supervisión y con inversión en infraestructura y tecnología. Todos estos temas son responsabilidad de SENEAM, quien desde el 10 de mayo tiene como nuevo director a Ricardo Torres, un controlador aéreo de experiencia, lo que indica una buena señal por parte de la autoridad aeronáutica para hacer cambios significativos.
México tiene prácticamente un año degradado a categoría 2 en materia de aviación por la FAA. En una auditoría consideró que la autoridad aeronáutica mexicana carece de los mecanismos de supervisión conforme a los estándares internacionales de Organización de Aviación Civil Internacional. Y aunque la degradación es para la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) como autoridad aeronáutica, la degradación afecta el crecimiento de las aerolíneas nacionales, que no pueden aumentar la frecuencia de sus vuelos ni abrir nuevas rutas hacia Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Sin embargo, este sí puede expandir su mercado en México. Permanecer en categoría 2 implica que no será posible abrir vuelos a Estados Unidos desde el AIFA.
¿Todo esto en qué afecta a las y los usuarios? Muchos vuelos desde y hacia el AICM se encuentran demorados. Esto se debe, en la mayoría de los casos, a la saturación del mismo aeropuerto, lo que puede ocasionar que los planes originales de viaje de los pasajeros se vean modificados. Además, mientras que las aerolíneas mexicanas no puedan estar en categoría 1 de la FAA, no pueden crecer hacia Estados Unidos, lo que genera menos competencia y, por tanto, los precios estén fijados por las aerolíneas de este país.
¿En dónde estamos hoy? Tocando fondo en materia aeronáutica, pero con la posibilidad de darnos cuenta de la importancia de poner orden en este sector. Para los pilotos de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, este no es ni debería convertirse en un tema político: es un tema de seguridad e incluso de soberanía. Por ello nos hemos acercado a las autoridades y organismos en el sector para analizar y, sobre todo, proponer soluciones eficientes a la problemática.
Desde hace muchos años, las pilotas y pilotos hemos insistido en la necesidad de una política aeronáutica de Estado, que contemple el desarrollo ordenado y prioritario de la aviación y que sea considerada como un sector estratégico para el país. Para llegar a esta política será necesaria la revisión del rediseño del espacio aéreo, la supervisión de los procesos en SENEAM y el trabajo tangible de la AFAC para regresar a México a la categoría 1.
Veremos en las siguientes semanas si la disposición de las autoridades aeronáuticas se convierte en resultados, porque si algo necesita México es creer en su industria aérea y en el gran potencial que tiene para generar empleos, garantizar conectividad y hacer crecer el turismo en un país que se merece una aviación de primera categoría.