Sohaila Sadeq abrió su centro en abril de 2019. Educación Alimentaria nació con la idea de hacer las cosas de otra manera, no tanto pensando en las dietas como en fomentar hábitos saludables entre sus clientes. «Estudié Nutrición porque yo fui una niña con problemas de sobrepeso y quería enseñar a los demás a aprender a comer sin prohibiciones, sin culpabilidad», comenta esta joven que se dedica en cuerpo y alma a su proyecto que ha ido creciendo poco a poco después de la pandemia.
«El primer aniversario del centro lo celebramos cerrados por la pandemia, pero el boca a boca se retomó y no nos costó nada volver a la actividad inicial», cuenta. Allí, el objetivo es buscar una vida saludable cambiando hábitos, tomando nuestras propias decisiones. «Mucha gente quiere eso y se plantea muchos retos que al final se quedan sin llevar a cabo. Yo siempre digo que vale más un grano de acción que una montaña de intención».
Lo fundamental es conocer bien al paciente. «La primera sesión dura más de una hora e intentamos conocer al máximos a las personas que llegan a nuestro centro: cuáles son sus hábitos, su trabajo, sus gustos, sus objetivos…». Las mediciones poco tienen que ver con las habituales. «Hay que desterrar la idea de estar pendientes de los números de la báscula. Cuando salimos a la calle no somos el número que pesamos, por eso debemos tener otras cosas en cuenta: cómo nos queda la ropa, que no me fatigue al andar, que no me duelan las rodillas, que pueda agacharme a atarme los cordones de los zapatos…».
Así, confeccionan menús totalmente personalizados pero también flexibles. «No hay que esclavizarse en el tema de las comidas, lo que hay que aprender es a comer bien». Además, explica que se puede tener una equilibrada alimentación aunque tengamos que comer habitualmente fuera de casa. «Lo que hay que hacer es mirar un poco más las cartas que nos ofrecen los restaurantes, que seguro que cuentan con comidas totalmente saludables». Así, ejemplifica: «siempre que salimos a tomar un picoteo tiramos de patatas bravas y frituras, sin embargo seguro que hay unos mejillones o unos champiñones».
Lo que no hay que intentar es pasar de cero a cien. «Hay que aprender a mejorar sin crearnos presiones. Si quiero tomar un postre, lo comparto y como la mitad», aconseja. «Es que no hay alimentos buenos o malos, lo que hay son alimentos de consumo habitual y alimentos de consumo esporádico».
Y aunque pudiera parecer que es la falta de tiempo la que hace que no comamos adecuadamente, Sohaila no lo tiene tan claro. «Hay muchas opciones sanas y rápidas: hay verduras en bote, congeladas, troceadas y con unos huevos cocidos. Ya tienes una cena perfecta en cinco minutos; el problema es más de falta de organización. Lo importante es que estos cambios de hábitos no conviertan nuestra alimentación en aburrida. Hay que desterrar lo de la lechuga y la pechuga». Y es que su lema lo tiene claro: Si quieres tener resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes.
Con esa base, Educación Alimentaria ha ido creciendo en servicios. A día de hoy están dos nutricionistas (Sohaila Sadeq y Raquel Fernández) especializadas en áreas diferentes y una terapeuta ocupacional pediátrica (Ana Hernando). Esta última se encarga de trabajar con niños con TEA, hiperactividad o sensibilidades alimenticias. «Trabajamos con ellos en la aceptación de algunos alimentos, que prueben texturas, que jueguen con ellos y así conseguimos avances muy importantes en su alimentación», cuenta. También se trabaja con sus familias. «Con ellos es muy importante la manera de presentar los alimentos, que no sean siempre con las mismas texturas y los mismos sabores».
También realizan multitud de talleres: infantiles, «Hacemos recetas de cocina, juegos relacionados con la alimentación…» y con adultos «realizamos talleres de planificación porque creemos que es uno de los mayores problemas que hay para no alimentarse adecuadamente, pero también tenemos talleres donde enseñamos a leer las etiquetas de lo que compramos y algunos de cocina saludable para fechas especiales como la Navidad».
Por último, son profesionales en formación continua y una de sus últimas especializaciones ha sido salud femenina, hormonal y de fertilidad. «Hay muchas mujeres que tienen problemas hormonales o de fertilidad que pueden mejorar de una forma importante a través de la alimentación. Nosotras buscamos mejorar problemas como la endometrosis, desarreglos menstruales para los que sabemos que ciertos nutrientes son importante y favorecen su situación».
– Dirección: calle Sorzano, 27, Logroño
– Teléfono: 660 16 45 71
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