Son las 11 am del lunes y en una casona de Punucapa, localidad rural ubicada a 30 minutos de Valdivia, comparten un desayuno con arepas, el constructor civil Iván Jensen; los consultores de FracasoLab, Francisco Videla y José Cariaga; y Cristóbal Tapia, tostador del café de especialidad Panaka, además de parte del equipo de Nube.
Ese día ellos coincidieron en este espacio de cowork que se inaugura oficialmente este fin de semana. Todos comentan que valoran la posibilidad de compartir y vincularse con personas de otros rubros porque de esas conversaciones suelen surgir ideas productivas.
La sede de Punucapa, a la que se puede llegar por tierra o por embarcación desde el río Cruces, tiene 200 m2, internet de alta velocidad gracias a Starlink (SpaceX), cocina, sala de reuniones y un espacio para unas 30 personas.
Se suma a Nube de Isla Teja, que queda junto al Puente Pedro de Valdivia. En total atienden a más de 200 personas, entre instituciones, empresas, emprendedores y profesionales, pero para llegar a este punto, y seguir creciendo, fueron varios los pasos previos.
Pizarro es oriundo de Temuco, pero ha vivido 22 años en Valdivia y ahora comparte el tiempo entre la capital de Los Ríos y Santiago. Cuenta que el año 2011 trabajaba en la Red de inversionistas ángeles de Dictuc como analista de inversiones y startups. Aunque le encantaba su trabajo, tras tres años en Santiago quería volver a vivir a Valdivia y propuso una modalidad de trabajo remoto que le permitiera seguir conectado en cierta medida.
Como quería salir de la casa, comenzó a frecuentar distintos cafés de la ciudad. En esos años todavía se podía fumar en interiores, por lo que el resultado de una jornada laboral generalmente significaba terminar envuelto en olor a cigarrillo y con exceso de café en el cuerpo para justificar su larga estadía en el local.
Por necesidad propia, en principio, comenzó a idear un cowork. De forma intuitiva y leyendo la experiencia de estos espacios en otras partes del mundo, en 2012 arrendó una antigua casona alemana en el centro de Valdivia. Los primeros ocupantes de Nube fueron profesionales asociados al diseño, developers y también trabajadores freelances que trabajaban para empresas europeas o estadounidenses desde el sur de Chile.
El foco inicial estuvo puesto en generar una comunidad en torno al emprendimiento y la innovación, más allá de solo ofrecer una estación de trabajo. Organizaron charlas e instancias para compartir sus respectivas experiencias. Luego comenzaron a trabajar con algunas universidades de la zona, asociándose a proyectos, levantar fondos Corfo y “paquetizando” servicios como incubación de empresas y mentorías.
En esta etapa también trabajaron con organizaciones como Start-Up Chile, SocialLab y Wayra de Telefónica, entre otras.
En 2016 se cambiaron de dirección porque la demanda había crecido, y arrendaron una ex fábrica de alimentos que transformaron en dos plantas de cowork con un gran espacio central abierto y oficinas alrededor.
“Transformar ese espacio nos dio la oportunidad de crecer casi 10 veces. Además, se reforzó la comunidad, todos se conocían y aportaron desde sus distintos oficios, unos arquitectos habilitaron sus propias oficinas, y así”, recuerda el CEO de Nube.
Cuenta que el cowork se convirtió en punto de encuentro, donde además de trabajar, celebraban los cumpleaños, realizaban ferias de emprendimiento, etcétera. Pero, lamentablemente, tuvieron que dejar el lugar porque el dueño del inmueble mantenía unas cuotas hipotecarias impagas y el banco les avisó que debían desalojar.
La tercera locación de Nube, es la actual, en el acceso a Isla Teja. “Esta ubicación es inmejorable, es un lugar protagónico de la ciudad, alrededor del cual ha ido creciendo un polo gastronómico, universitario y residencial”, contextualiza Pizarro.
Entonces vino la pandemia y el 2020, como para parte importante del planeta, fue de incertidumbre. Nunca dejaron de funcionar del todo, porque en sus instalaciones estaba la Seremi de Ciencias.
Transcurridos los primeros meses críticos, el trabajo pandémico se fue reformulando. “Empezamos a ver una energía acumulada de gente que quería salir de sus casas, nos cotizaron mucho, fue un punto de inflexión”.
Los cowork dejaron de ser mayoritariamente espacios para lo que en la industria llaman “t-shirt entrepeneurs”, también las empresas e instituciones comenzaron a considerar esta alternativa en nuevos esquemas más flexibles. “Una compañía puede tener 500 trabajadores que no necesitan ir a la oficina todos los días, entonces hoy arriendan un lugar para 200 y rotan durante la semana”, explica el fundador de Nube.
La rutina híbrida va a permanecer, sobre todo en industrias creativas, pero también en el sector público con espacios que se denominan cohub. A ellos les calza esta categoría ya que parte importante de sus oficinas están ocupadas por la Seremi de Ciencia Tecnología e innovación y Seremi de Salud, además de la presencia de oficinas privadas como LarrainVial, Confuturo, Fintree, Flux Solar.
Además, Nube participa del programa Potencia Los Ríos donde han apoyado, en conjunto a Compite e Incubatec, a cientos de emprendimientos a través de mentorías, servicios de incubación y asesorías especializadas.
Algunos de ellos son Ciervo Austral, el primer vodka en base a trigo; Aquadata, plataforma para automatizar la información en el tratamiento de peces; biofertilizantes Liquen Austral y T-Share, plataforma colaborativa de educación.
“Punucapa surgió en la búsqueda de otro espacio totalmente diferente y que pudiera satisfacer la necesidad de un lugar no solo productivo, sino que también sirva para desconectarse e inspirarse, en un entorno de naturaleza”, comenta Pizarro.
Hasta marzo, él repartía su tiempo laboral entre Nube y su cargo como gerente de inversión de Beaucheff Universidad de Chile, donde lideró un proyecto de innovación abierta con Sonda, pero conciliar las dos cosas estaba siendo muy demandante y finalmente optó por renunciar a la universidad para estar 100% en Nube, y crecer.
Hay una demanda que crece, y tras una década lograron establecer un posicionamiento orgánico en la zona. Comenta que curiosamente las primeras personas que cotizaron para formar parte de Nube Punucapa, fueron dos vecinos, una alemana y un francés. Es que Valdivia, como pocas ciudades en Chile, tiene una identidad muy marcada, y se ha ido configurando como lugar de generación de conocimiento y desarrollo científico, complementa el CEO.
“Me he puesto a hacer ficción sobre los escenarios o tipos de espacios que queremos desarrollar y que de todas maneras tiene que ver con diversidad y con un tema de desarrollo territorial. Nuestro norte es el sur”.
Explica que cada lugar tiene su identidad y por lo mismo es fundamental tener socios locales en cada ciudad donde quieran estar. “Si tú me preguntas qué me imagino del futuro: me imagino muchas Nubes en el sur. Creo que estamos en buen timing”, adelanta Pizarro.