Un informe reciente de la Reserva Federal de Nueva York ha expresado que las stablecoins no serán una parte integral del futuro de los pagos, al menos en los Estados Unidos.
El informe del 7 de febrero escrito por el profesor de economía de la Universidad de California Rod Garratt y tres investigadores bancarios senior titulado “El futuro de los pagos no son las stablecoins” proponía tres razones para su hipótesis.
El enigma de la stablecoin
El primer argumento fue que las stablecoins atan la liquidez innecesariamente. Los reguladores están presionando por stablecoins que estén completamente respaldadas por su equivalente fiduciario, pero esto significa que estos activos líquidos no están disponibles para otros usos “como ayudar a los bancos a cumplir con sus requisitos regulatorios para mantener suficiente liquidez”, lo que podría conducir a “escasez disruptiva de seguridad y activos líquidos“.
En segundo lugar, las stablecoins que no vinculan esta liquidez se verían como “arriesgadas y menos fungibles”. Esto significa que los usuarios deben considerar si aceptan stablecoins a su valor nominal.
El argumento final esbozado en el informe era un poco cuestionable, ya que afirmaba que ya existía “una forma eficiente de dinero digital”, pero que debe “adaptarse a un nuevo entorno”.
Propuso una solución de “depósitos tokenizados” en los que los depositantes podrían convertir y sacar tokens digitales en la blockchain. Los investigadores concluyeron:
“Si las plataformas DLT son el mecanismo de transferencia del futuro, entonces parece que vale la pena encontrar el mejor dinero posible que se pueda usar en ese mecanismo de transferencia”.
Rogando por diferir
La experta en blockchain, fundadora y CEO de Avanti Bank and Trust, Caitlin Long, tuiteó una respuesta el 8 de febrero a lo que, según ella, era un “tema inestable” al intentar encajar las stablecoins en el marco de las finanzas tradicionales.
Al primer argumento sobre las stablecoins que inmovilizan innecesariamente la liquidez, ella estuvo de acuerdo de todo corazón. Hubo desacuerdo con el argumento de la falta de fungibilidad, y la tercera sugerencia fue “terrible” debido a la naturaleza de cómo operan los bancos:
“Las stablecoins respaldadas por fiat crean silos colaterales que absorben la garantía ya escasa de los mismos mercados de los que dependen los bancos de Wall St. para la financiación”.
Esto es, naturalmente, una señal de alerta para el banco central que “sabe que el status quo de las stablecoins con garantía fiduciaria es insostenible”, agregó.
Long contrarrestó el segundo argumento con una analogía con respecto a los cheques emitidos por bancos que también eran cuestionables en términos de fungibilidad.
“La casi fungibilidad de las stablecoins en la actualidad proviene de su TECNOLOGÍA: efectos de red, velocidad y facilidad de integración con las plataformas en las que se emiten las stablecoins (por ejemplo, un protocolo ubicuo, abierto y sin permiso como Ethereum)”.
Depósitos tokenizados: una idea terrible
El tercer argumento era excelente en principio, pero planteó problemas porque los bancos operan con apalancamiento y reservas fraccionarias (exactamente contra lo que Satoshi Nakamoto estaba tan en contra cuando imaginó Bitcoin a raíz de la crisis financiera de 2008). Emitir stablecoins o “depósitos tokenizados” es una “idea terrible”, dijo, y explicó:
“Eso concentraría grandes riesgos en el núcleo mismo del sistema financiero. ¿Por qué? porque los bancos apalancados que emiten stablecoins aumentarían enormemente el riesgo de corralitos bancarios”.
Las velocidades de liquidación rápidas en una blockchain serían peligrosas para los bancos porque “toman prestado a corto y prestan a largo”, por lo que es posible que no se produzca un corralito bancario hasta que el banco liquide al final del día, concluyó.
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