La guerra en Ucrania está llevando el hambre aguda en el mundo al más alto nivel en este siglo. Al que no lo crea habrá que decirle que, antes de la guerra, Rusia y Ucrania eran dos de los mayores graneros del mundo: juntos representaban casi el 30 % de las exportaciones globales de trigo, casi el 20 % de las exportaciones globales de maíz y cerca del 80 % de los productos de semillas de girasol, incluidos los aceites.
Ahora, la guerra ha cerrado en buena parte las exportaciones de granos de Ucrania y está afectando la capacidad de sus agricultores para plantar los cultivos del 2022. Se cree que el año próximo se reduzcan los nuevos cultivos en casi una cuarta parte.
A esta situación preocupante hay que agregar el encarecimiento de los fertilizantes provocado también por la guerra: según datos de la Organización de Naciones Unidas, Rusia exporta el 15 % de los fertilizantes nitrogenados del mundo y el 17 % de los fertilizantes potásicos.
Estas son algunas de las principales conclusiones de un artículo de Daniel Maxwell, profesor de Seguridad Alimentaria en la Escuela de Nutrición Friedman de la Universidad de Tufts. Su investigación reciente se centra en la seguridad alimentaria y el resurgimiento de las hambrunas en el siglo XXI, tema en el cual es considerado uno de los expertos más reconocidos a nivel internacional. El artículo fue publicado por la revista The Conversation el pasado 27 de abril.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ya había advertido sobre el aumento de los precios de los alimentos antes de que estallara la guerra. Según la FAO, esa tendencia se había acrecentado con el aumento de la inflación y la pandemia, por lo cual en 2021 los precios alcanzaron su máximo histórico en los últimos diez años. Pero ahora la guerra vino a agravarlo todo.
Hoy las sanciones y limitaciones sobre el transporte en el mar Negro han cerrado en gran medida las exportaciones rusas a los países vecinos, excepto las que se hacen por tierra. Por eso, las sanciones impuestas a Rusia por Estados Unidos y la Unión Europa debido a la invasión de Ucrania también han contribuido a aumentar los precios mundiales de granos y semillas oleaginosas y el costo general de los alimentos.
A esto se suman las prohibiciones de importación del gas y el petróleo rusos, que también han provocado nuevos picos globales en los costos de la energía.
La conclusión del artículo es inquietante: la guerra en Ucrania ha llevado los precios de los alimentos más importantes a los máximos cercanos a todos los tiempos. A partir del 8 de abril, el costo promedio de los granos alimenticios básicos había aumentado en más del 17 % desde los niveles de febrero. Las predicciones de la revista también son preocupantes: para los países importadores de alimentos en todo el mundo, este aumento empujará hacia el alza, en forma significativa, el costo de los alimentos. Y con la probabilidad de que la guerra continúe, un déficit global de suministros podría llevar a las naciones a adoptar medidas extremas como prohibiciones de exportación que distorsionen aún más los mercados de alimentos.
Antes de la guerra, la FAO estimaba que 161 millones de personas en 42 países estaban en inseguridad alimentaria extrema, lo que significa que necesitaban asistencia alimentaria urgente. Desde que estalló la guerra, la cifra es todavía incierta. Hasta para entregar su ayuda, el Programa Mundial de Alimentos ha tenido que enfrentar un aumento del 44% de los costos en sus operaciones, debido al alza en los precios de los alimentos, el combustible y los costos de su envío a los países más vulnerables provocado por la invasión a Ucrania. Ay, la guerra…