Por Raixa Llauger
Oficial de Agricultura de la FAO-Mesoamérica
Este tipo de consumo, como parte de dietas saludables, también propicia mejor ambiente y mejor vida y contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hacia 2030.
Al respecto, la FAO llama la atención sobre tres ejes cardinales: en primer lugar, la reducción de la brecha existente entre la comida que se produce y la que no es aprovechada por pérdidas o desperdicio.
En la región, ese interés se enmarca en diversos compromisos establecidos por los países, al reconocer que las frutas son productos altamente perecederos, y que su pérdida se da en cada paso de la cadena de valor, comenzando en las áreas agrícolas.
Lograr avances significativos en este tema es urgente dado estimados que el mundo tendrá que producir aproximadamente un 50 por ciento más de alimentos en el 2050 para satisfacer la demanda de la población mundial.
ORGANIZACIÓN DE LA CADENA PRODUCTIVA Y COMERCIALIZACIÓN
La propuesta es que, para lograr la reducción de las pérdidas de frutas en los países de bajos ingresos, las políticas deberían estar encaminadas al fortalecimiento de capacidades de las organizaciones de productores, así como a lo largo del desarrollo de la cadena, que incluye el almacenamiento y frío, entre otros factores.
En el caso de los países de altos ingresos, se sugiere trabajar en las normas de comercialización para reducir los desechos del nivel minorista y del consumo.
En segundo lugar, es clave facilitar el acceso de la población a las dietas saludables que incluyan frutas, tal como fue ratificado en septiembre de 2021, cuando se pusieron en marcha nuevas acciones para transformar los sistemas alimentarios, es decir, la forma en que producimos y consumimos los alimentos.
Una mejor nutrición, y de manera especial el consumo de frutas, contribuye a una mejor vida dado que estos alimentos tienen propiedades antioxidantes.
Las frutas apoyan las funciones corporales y el bienestar físico, mental y social de todas las personas, además de ayudar a prevenir todas las formas de malnutrición y a reducir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles.
Según cifras de la OMS, en 2017 casi cuatro millones de muertes en todo el mundo se atribuyeron a la falta de consumo de frutas y verduras en cantidades suficientes.
Desde el inicio de la crisis por la Covid-19, la salud mental también se convirtió en un foco de atención sanitaria. Un adecuado consumo de frutas ayuda a disminuir el riesgo de depresión y ansiedad, además de ayudar a reducir la gravedad de otras enfermedades infecciosas.
APOYAR LA AGRICULTURA FAMILIAR
Y por último es prioridad de la FAO apoyar a la agricultura familiar para una mejor producción, que incluya la comercialización de frutas y verduras.
Este 3 de mayo debemos recordar que, según cifras de la FAO, en 2018 el mundo produjo un total de 868 millones de toneladas de frutas: 39,4 toneladas en América Central, más de nueve millones en el Caribe y 87,3 millones en América del Sur, y se estima que una gran parte se cultiva gracias a la agricultura familiar.
En el mundo, más del 50 por ciento de las frutas y verduras se cultivan en explotaciones agrícolas de menos de 20 hectáreas, en su mayoría propiedad de familias.
De ahí que resulta crucial considerar el sector de las frutas y verduras de manera holística, como parte integral del sistema alimentario, y tomar en cuenta sus beneficios nutricionales, sociales, económicos y ambientales.
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