No confíes en nadie: Tras la pista del rey de las criptomonedas (Trust No One: The Hunt for the Crypto King / Reino Unido, 2022). Dirección: Luke Sewell. Duración: 90 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena.
Los documentales sobre crímenes se han transformado en tendencia en las plataformas de streaming. Por curiosidad o simple morbo, el público siempre acompaña este tipo de producciones que en buena parte están presentadas en formato miniserie, una decisión que muchas veces alarga innecesariamente las historias y las termina debilitando.
En este caso, se trata de una película inglesa de duración convencional, 90 minutos, y con un protagonista excluyente: Gerald Cotten, fundador en 2013 de QuadrigaCX, transformada muy pronto en la mayor plataforma de cambio de criptomonedas de Canadá. Cotten era la única persona de la compañía habilitada para manejar los fondos de los clientes, una noticia que no cayó del todo bien cuando se la vinculó con otra mucho más trágica: la de su muerte en la India, ocurrida en 2018 en circunstancias bastante misteriosas. Más de cien mil inversores se enteraron entonces de que Cotten era, presuntamente, el único que conocía las contraseñas necesarias para acceder a sus cuentas. Y de ahí en más, como era esperable, empezaron a sucederse las teorías conspirativas: ¿Fue asesinado? ¿Robó el dinero y fingió su propia muerte? ¿Se escondió en una isla remota luego de someterse a una cirugía plástica para no ser reconocido fácilmente?
El documental aprovecha muy bien esos interrogantes para tejer una atrapante trama de suspenso que gira alrededor de un tema ideal para esa estrategia, dado el contexto: aunque está en pleno expansión en todo mundo, el universo de las criptomonedas sigue siendo todavía un gran enigma para la inmensa mayoría de las personas. Y cuando se trata de estafas digitales, además, las incógnitas se multiplican : de hecho, uno de los perjudicados por la desaparición de Cotten y la posterior quiebra de QuadrigaCX, decretada en 2019, aparece en el documental con una llamativa máscara de zorro en formato geométrico para ocultar su identidad, una imagen que sobrecarga su clima tenso de thriller.
La historia de Cotten es tan particular que ya generó otros ecos, al margen de esta producción de Netflix: decenas de informes en noticieros y programas de actualidad en Canadá y Estados Unidos, el documental Dead Man’s Switch: A Crypto Mystery de Discovery+ y una serie de seis podcasts titulada A Death in Cryptoland. Pero aun así, No confíes en nadie… es muy atractivo porque esquiva el problema central de otros trabajos de este tipo, que usualmente manejan información que cualquiera con un poco de paciencia y concentración puede encontrar en Google.
Los testimonios de muchos de los involucrados en el caso QuadrigaCX son claros y ayudan a reconstruir fácilmente el mapa del caso, incluso cuando, al margen de los datos concretos, disparan alguna conclusión que por su certeza queda resonando en el aire: “Nadie tiene la paciencia para hacerse rico”, asegura una de las víctimas de la caída de QuadrigaCX, que produjo la desaparición de muchísimo dinero de sus clientes -cerca de 200 millones de dólares- e incluso el descubrimiento de un posible villano: Michael Patryn, socio fundador de la empresa que en realidad se llama Omar Dhanani, ya había sido condenado en Estados Unidos por cargos de robo de identidad en el pasado y estuvo dieciocho meses en una prisión federal antes del escándalo que lo volvería a poner en primera plana y es el tema de este documental que parece guionado por un experto en intrigas.