Los investigadores en ciencias administrativas han desarrollado decenas de teorías para explicar cómo se comportan las organizaciones, gerentes, empleados, y las estrategias para competir y generar utilidades. Algunas de estas teorías se pueden extrapolar a otros sectores de la sociedad y aportar elementos valiosos para resolver problemas sociales. En Nuevo León, probablemente el tema más preocupante actualmente es la escasez de agua.
El Periódico Oficial del Estado de Nuevo León publicó el pasado 2 de febrero la declaratoria de emergencia por sequía en el Estado. El nivel promedio de las tres presas que abastecen a la población se encuentra en 44% (nivel de sequía extrema de acuerdo con CONAGUA), lo cual agrava las proyecciones de escenarios en materia de cambio climático en Nuevo León. Esta situación, aunada al incremento de la población del Estado en cerca de 80% para 2030, sugiere un escenario catastrófico que solo se puede remediar con la colaboración y compromiso de todos los actores involucrados.
La narrativa alrededor de la problemática parece sugerir que el gobierno es el responsable de garantizar el abasto de agua y los demás sectores de la sociedad no tienen mayor parte en el asunto. Sin embargo, la solución sostenible de problemáticas sociales generalmente requiere que se involucren todos los actores que son afectados. Precisamente la Teoría de Grupos de Interés propuesta por Edward Freeman basa sus predicciones en la colaboración y compromiso de los actores alrededor de una organización para garantizar el beneficio mutuo y el éxito de la misma en el largo plazo. Para lograr lo anterior, esta teoría, que se propuso por primera vez en el libro Strategic Management: A Stakeholder Approach en 1984, sugiere que las relaciones entre los actores incumbentes deben estar basada en la corresponsabilidad y cooperación, buscando respetar la dignidad de cada individuo y evitar que los proyectos tengan beneficios para algunos actores y consecuencias negativas para otros. Ante la perspectiva de un recurso finito que podría sugerir juegos de suma cero, es decir, el agua que pueda ganar un grupo inevitablemente la pierde otro, esta teoría sugiere otro tipo de colaboración donde todos los actores se beneficien, ¿Cuál sería la responsabilidad de los principales actores afectados por la crisis del agua para lograr relaciones colaborativas que contribuyan al bien común?
Las empresas podrían revisar sus operaciones para incorporar principios de economía circular que permitan ahorrar, reciclar y captar agua; así como enfocar sus programas de responsabilidad social en atender las consecuencias que generará la falta de este recurso en las comunidades. Asimismo, empresas y emprendedores podrían encontrar grandes oportunidades de mercado en el desarrollo de nuevos productos y servicios que garanticen un uso más eficiente del agua. Por su parte, empresas sociales deben buscar nuevos modelos de negocio e innovación social para garantizar el abasto de agua ante períodos de sequía más severos (como los que se prevén el próximo verano en el Estado). Las universidades podrían fomentar más investigación sobre este tema, y enfocar sus incubadoras y aceleradoras para que emprendedores tengan los recursos necesarios para innovar y generar alternativas más ecológicas para la sociedad. Los ciudadanos tenemos roles diversos en esta gran alianza: posicionar el tema en la agenda pública (junto con los medios de comunicación), revisar nuestro propio consumo de agua y cambiar hábitos, denunciar fugas y mal uso del recurso, generar y participar en foros, mesas de diálogo, y juntas vecinales que generen consensos respecto a cómo afrontar esta problemática. Finalmente, el rol del gobierno podría ser el de un facilitador (de recursos e incentivos, investigación y conocimiento, espacios de debate y concientización) para los demás sectores de la sociedad. Además, debe promover los grandes proyectos hídricos que inevitablemente necesitarán la cooperación de los Estados vecinos, y la federación, sobre todo en la obtención de recursos para mejorar la infraestructura de suministro, captación, reciclaje y tratamiento del agua. Dichos proyectos necesitan la legitimación y consenso de los actores para que funcionen, de lo contrario se podrían perder con algún cambio de gobierno.
La Teoría de Grupos de Interés plantea otra perspectiva para afrontar la crisis hídrica en Nuevo León, una basada en la colaboración y corresponsabilidad de todos los actores involucrados, y en la protección de la dignidad humana como principio para garantizar que ninguna persona en el Estado se quede sin el recurso que permitió originalmente la formación de los primeros asentamientos en esta región.
Mario Vázquez Maguirre
El autor es especialista en emprendimiento e innovación social, actualmente es profesor-investigador en la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey.