Italia, en 2003, llevó el debate al primer plano. Ese año se proclamó campeona de Europa de fútbol sala con un equipo formado casi íntegramente por jugadores brasileños nacionalizados. Algo que repitió en el Mundial siguiente. Diecinueve años después, el tema sigue sobre la mesa y esta vez con más polémica. Georgia, rival de España el próximo sábado, compite con seis nacionalizados, muchos de ellos sin haber llegado ni siquiera a jugar en su Liga.
Y con todo, la gerogiana –que cuenta con jugadores de la Liga española como Bruno Petry o Chaguinha– no es la selección que más brasileños aporta al Europeo, que tiene un total de 28. Azerbaiyán, rival de España mañana, e Italia, tienen siete cada una. Mientras, Kazajistán y Rusia aportan cuatro por selección.
No han sido pocas las voces que se han referido al tema. Fernando Ferretti, exseleccionador brasileño, fue contundente: “Máximo respeto a los brasileños que buscan su espacio fuera, pero estas selecciones europeas formadas a base de pasaportes son una barbaridad. No contribuye a la formación de jugadores locales y, por tanto, atrasan el desarrollo global del deporte. No es una solución fácil, pero la ‘descaracterización’ del Europeo de seleciones está de camino, lamentablemente”.
Fernandao, el último en España
La selección española ha contado históricamente con jugadores nacionalizados que han sido importantes en la selección, como Paulo Roberto, Daniel Ibañes, Maarcelo, Alemao o Fernandao. Este fue el último en vestir la camiseta, en el Mundial de 2016 después de perderse el Europeo de Belgrado meses antes por lesión.