Para aquellos que hayan intentado alguna vez cambiar a una dieta basada en plantas, o que haya incrementado su consumo de verduras en su dieta regular, saben que –inevitablemente– esto viene acompañado de algunos gases, tanto así que es gracioso. Incluso en la ya antigua serie Portlandia se presentaba un restaurante vegano con su propio espacio para que las personas puedan soltar sus gases libremente. Parece inevitable pero, de forma irónica, esto es señal de algo bueno, y en realidad no es algo tan permanente como podría pensarse.
El problema con los gases
El tema sale a interés después de que los datos de un reciente estudio demostraran que las flatulencias son una consecuencia inevitable después de incrementar el consumo de plantas. El trabajo fue hecho por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), en Barcelona, el cual se enfocó en los efectos de la dieta en la flora intestinal y la función digestiva, comparando una Dieta Occidental tradicional con una Dieta Mediterránea, la cual incluye una mayor cantidad de verduras.
Entre los hallazgos, después de dos semanas, se encontró que las personas que consumían la Dieta Mediterránea presentaban siete veces más flatulencias que lo normal, mencionado con el término “alto número de evacuaciones de gas anales”, además de mayor “sensación de flatulencia”, además de que tenían heces más grandes. Cuatro semanas después se mostró un “mejor movimiento del intestino y más frecuente, con mejor consistencia y sólo un poco más gas de lo normal”, señaló Toribio-mateas, coautor del estudio. Quien también señaló a Food Navigator sobre las flatulencias: “En mi experiencia sólo es la flora intestinal haciendo su trabajo”.
Aunque en la cultura actual occidental la flatulencia sea visto como algo malo, en realidad se debe a un proceso natural. El gas intestinal se compone de varias cantidades de fuentes exógenas y endógenas. Por otra parte, vale la pena recordar que productos que suelen usarse en la dieta basada en plantas son altos en ciertos polisacáridos pueden producir flatulencias, como frijoles, lentejas, cebollas, ajo, brócoli, coliflor, trigo, entre muchos otros, los cuales pueden impulsar los procesos de la flora intestinal.