La Contraloría General de la República instó al Gobierno Nacional a reducir la deforestación en el país, y consideró “urgente detener esta masacre ambiental, que se traduce en que cada año son taladas alrededor de 170.000 hectáreas de bosque en promedio”
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Es decir, diariamente se están deforestando 500 hectáreas de bosque, explicó el contralor delegado para el medio ambiente, Gabriel Jurado.
“Hace más de 30 años, en 1990, Colombia tenía algo así como 65 millones de hectáreas de bosques. Hoy esa cantidad está por el orden de 59 millones. Es decir, hemos perdido en ese periodo más de 5 millones de bosque”, puntualizó.
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Consideró que esta es una situación muy grave porque se está generando un daño irreparable en el medio ambiente.
“El tema del cambio climático nos está golpeando y cerca del 60 % de las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten en el país es producto de las quemas”, agregó Jurado.
Ante esta situación, la Contraloría puso su lupa en el Plan de Desarrollo de Colombia que fijó como meta la reducción de la deforestación en un 30%.
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En el ojo del organismo de control están también las actuaciones desarrolladas por las autoridades ambientales y, en general, los resultados en términos d disminución del fenómeno e inversión de recursos financieros.
DEFORESTACIÓN EN LA AMAZONÍA COLOMBIANA
Esta zona del país es la más afectada por la deforestación, de acuerdo con la Contraloría, el 65% de este flagelo se encuentra concentrado en este territorio.
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Durante el 2020, el ente de control halló que los planes y políticas nacionales no se llegan a implementar completamente, o “se ponen en práctica de forma tardía”, dijo la autoridad.
Además, advirtió que las estrategias que se han diseñado no avanzan de la forma que se prevé. Sumado a esto, hay una baja asignación de recursos por parte del Estado y mayor financiaciones internacionales.
“Así mismo, se evidenciaron debilidades en materia de gestión y control de permisos de aprovechamiento forestal que otorgan las autoridades ambientales”, indicó la Contraloría.
Otra de las regiones que más le preocupa al ente supervisor es el Chocó, departamento en el que encontró una debilidad en la vigilancia de los recursos forestales maderables.
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