En este siglo, si la ignorancia persiste es porque la persona así lo decidió, ya que la tecnología y los medios han facilitado el aprendizaje. Un dispositivo móvil, sea ‘smartphone’ o ‘tablet’, es el medio perfecto para que a diario entre a páginas como RAE, National Geographic… para aprender lo que quiera
Epiezo mi escrito con una frase de Bernardo Stamateas: “Muchas veces y, sin darnos cuenta, permitimos entrar a nuestro círculo más íntimo a los chismosos, envidiosos, gente autoritaria, psicópatas, orgullosos, y sobre todo mediocres. En fin, gente tóxica y personas equivocadas que permanentemente evalúan lo que decimos y hacemos, o lo que no decimos y no hacemos”. En lo personal, me parece que esto se debe a una razón: Las grandes almas siempre han encontrado una oposición violenta por parte de las mentes mediocres.
Sin bien es cierto que existen algunos pseudolíderes a los cuales urge hacerles un examen para ver si aprueban tanto en lo profesional como en lo personal (y dudo que pasen aunque se le haga una media), gracias a Dios tenemos muchos otros a los cuales aplaudo, y de pie, gente que, con recursos muy limitados, sale adelante y es la que da más de sí transformándose en todo un ejemplo a imitar pues construye un mejor Panamá.
En este grupo están, por ejemplo, aquellos docentes que caminan largos trechos sin pavimento, que navegan en lanchas a mar abierto, van a caballo o a pie, y lo hacen con una sonrisa inspiradora porque saben que sus conocimientos impactarán positivamente la vida de otro ser humano. También están esos estudiantes que, teniendo todo en contra y que incluso tienen que treparse a un árbol para tener wifi y así cumplir su compromiso, jamás desisten y se mantienen en cuadro de honor durante casi toda su trayectoria académica.
No se imaginan lo doloroso y frustrante que es como docente, ver a jóvenes con talento y recursos desperdiciando la oportunidad de estar en una universidad o escuela, y no querer sacarle el jugo al saber. Jóvenes sin alma, sin pasión, sin un plan o visión. Lo que también es triste, es que algunos profesores los pasan de año, dejándole el problema a otros docentes, instituciones educativas y en el peor de los casos, al sector privado (empresas). A esto, sumemos esos padres que hacen uso de sus poderes o amenazan para regalarle falsos logros a sus hijos, engañándolos con el concepto de que se merecen todo sin haber “sudado”. Lo que ellos no saben es que la vida misma, no solo no regala nada, sino que, además, cobra con intereses los préstamos que da y es ahí donde nos damos cuenta de quién es un profesional de oído o uno que se ha esforzado.
También conozco a estudiantes de vida, cuyos recursos no dan tan siquiera para un curso, y viven con ansias de aprender. Tal es el caso del conserje de mi edificio; el privilegio de recibir una buena educación no llegó a sus manos, pero todo libro o revista que cae en ellas es devorada con pasión, y con él se puede hablar de cualquier tema, gracias a la lectura.
En este siglo, si la ignorancia persiste es porque la persona así lo decidió, ya que la tecnología y los medios han facilitado el aprendizaje. Un dispositivo móvil –sea smartphone o tablet– es el medio perfecto para que a diario entre a páginas como RAE, National Geographic, Wikipedia, etc., etc., para aprender lo que quiera. Pero algunos solo lo usan para chatear bochinches, buscar el “wichi” del momento o ver pornografía, pero para aprender…, ¡para nada!
Supongamos que no tiene los recursos para un smartphone y economía para tener data y navegar a diario, entonces tiene medios como Selecciones, La Estrella o cualquier revista para aprender de cultura, historia, geografía, ciencia, avances científicos. Los periódicos no solo están para ver al baleado del día, el muerto de la hora o para estar al día del escándalo de la semana, también están para enseñar.
El deseo de aprender no tiene edad ni está limitado por falta de… el deseo de aprender es unos de los principios de supervivencia más fuertes que puede tener el hombre ante el mundo.
El que un estudiante culpe a un maestro por el resultado desastroso de sus notas y su mediocridad latente, comprueba el poco compromiso que tiene ante su única responsabilidad, que es estudiar. Esta es la prueba más clara de la mentalidad limitada y poca visión de futuro que domina la vida de este o cualquier alumno.
Amigo lector, unirse a gente mediocre es unirse a gente tóxica, ¿Le cuento un secreto? usted se dará cuenta fácilmente quiénes son, porque los mediocres siempre desaprobarán lo que no son capaces de hacer.
Albert Einstein dijo: “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”. Si a esto le sumamos las sabias palabras de Confucio: “Donde hay educación no hay distinción de clases” … Queda claro que aprender es la forma más inteligente de vivir.
Este párrafo se lo dedico a los docentes: ¡No limiten como docentes el potencial creativo de quienes pueden ser los próximos maestros! Y, si no les parece esto, entonces les dejo una frase de Austin Kleon, de su libro “Roba como un artista” y esto se lo dedico a todos… “Finjan hasta lograrlo”.
País que no invierte en su educación ¡no invierte en su futuro! Dejemos de poner excusas mediocres y veamos la raíz de nuestro propio sistema educativo y cómo mejorarlo. Si bien Panamá ha logrado ser el hub de las Américas, tener un Canal ampliado y ser una zona atractiva para negocios, con todo y su deficiencia educativa, imagina dónde estaríamos si copiáramos los mejores modelos educativos del mundo. No habría nadie en el continente que compitiera con un país realmente poderoso.
Cierro con la frase del gran filósofo griego Epicteto de Frigia: Acusar a los demás de los infortunios propios es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo, demuestra que la educación ha comenzado.