“En su momento, Lionel Scaloni no se mostraba como un líder de grupo que iba a llegar tan lejos como llegó como entrenador. Pero hizo mucho mérito para lograrlo”. Gregorio Manzano fue uno de sus maestros. Dirigió al hombre de Pujato, Santa Fe, en la temporada 2008/9 en el Mallorca de España. Pero no solamente lo conoció dentro de un vestuario, sino también afuera, porque cuando ambos se encuentran en la isla comparten alguna comida o charlas de café.
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“Es muy dado. Cuando me lo cruzo en Mallorca es una persona cariñosa, con un muy buen trato. También, muy profesional. Nos une vivir en la misma ciudad, cruzarnos de vez en cuando y, alguna que otra vez, salió una juntada para comer algo”, cuenta el hombre de 66 años, en diálogo con Infobae desde España.
La vida de Manzano no siempre estuvo relacionada con el fútbol ya que no fue jugador profesional. Es más, antes de dedicarse profesionalmente a este deporte, trabajaba como psicólogo y profesor de Educación Física en un escuela secundaria, mientras entrenaba a equipos modestos. Debutó en la máxima categoría en Valladolid, una ciudad que le gustó tanto que reside allí cuando no se encuentra en Mallorca.
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Su nombre aún sigue en la memoria de los hinchas del Atlético de Madrid porque fue el predecesor del Cholo Simeone. Pero antes ocupó el banco del Racing de Santander, Sevilla, Mallorca. Málaga y Rayo Vallecano. Tras su experiencia en China -técnico español pionero en la Superliga-, sigue a la espera de algún llamado para volver a dirigir. Mientras tanto, utiliza su tiempo para observar partidos, entre ellos, los del Mundial de Qatar que tuvo al seleccionado argentino como campeón del mundo.
“Habría que remontarse al primer encuentro cuando Argentina pasó lo que pasó (derrota ante Arabia Saudita) y sí luego había que hacer alguna apuesta, ninguno hubiera votado por la selección de Scaloni. Sin embargo, remontó su juego y no perdió más. Ahí me vino a la cabeza una similitud con lo que pasó en Sudáfrica 2010 con España, que arrancó perdiendo, y luego se coronó campeón del mundo. Nadie le regaló nada a la selección argentina en Qatar, y es justa y merecedora de la copa”, afirma el español.
Al mismo tiempo, y tras la muerte de Pelé, deja en claro quién es el nuevo Rey del fútbol mundial. “Messi es el nuevo Rey del fútbol. Consiguió todo lo que se propuso para ser el número 1. Y sobre Mbappé no sabemos sí a los 35 años, edad que hoy tiene Lionel, llegará a ganar lo que hasta ahora acumula el argentino en su haber. En la actualidad, no hay comparación entre uno y otro”, sentencia.
– ¿A qué se dedica hoy, Gregorio?
– Estamos esperando agarrar un club, en expectativa de destino. Si sale un nuevo tema interesante, podríamos reanudar la idea de volver a dirigir. Hay opciones para dirigir. Tenemos que ver si nos encuadra todo. Estuvimos dirigiendo en China un tiempo largo. Soy psicólogo y profesor de Educación Física, pero ya no me dedico a eso. La actividad académica quedó aparcada cuando me dediqué al fútbol a nivel profesional. Hasta el momento tengo 35 años de experiencia como entrenador de fútbol, 20 de ellos en la máxima categoría.
– ¿Le surgió alguna vez una oportunidad de dirigir en el futbol argentino?
– No, pero sí en Chile. Ha llegado una posibilidad de dirigir a la Universidad de Chile. Estuvimos hablando, pero finalmente no se dio. También, hubo un proyecto para dirigir una selección en Sudamérica. Pero en Argentina nunca.
– ¿Cómo es ser entrenador profesional sabiendo que no hizo la carrera de futbolista?
– En principio, cuando empecé con esta labor de entrenar la compatibilizaba con ser profesor de Educación Física en un instituto de manera vocacional. A partir de ahí, empecé a hacer buenos trabajos en los clubes que entrené. Eso me fue dando posibilidades de ir ascendiendo de categorías en el fútbol español. Y cuando uno va consiguiendo metas, sueña con ser profesional. Entonces, me preguntaba ¿por qué no puedo llegar a primera división? De esa manera, fui subiendo escalas hasta llegar a la segunda división, que ya estaba definida a nivel profesional. Arranqué con el modesto Toledo. Luego, pasé al Real Valladolid, mi primer equipo grande y donde debuté en Primera.
– ¿Le costó adaptarse a ese vestuario con grandes figuras?
-Cuando llegué, me recibieron de la mejor manera. Me encontré con Eusebio, César, y me respetaron de entrada. Me presenté tal como era. Una persona honrada y honesta, y le dije lo que pretendía de ellos; me sentí bien. Desde ese momento, el Valladolid no logró la clasificación a copas como en aquel entonces. Luego, recalé en el Racing de Santander, pasé por el Rayo Vallecano hasta que llegué al Mallorca, donde conseguí un titulo importante como fue la Copa del Rey.
– En su primera etapa en el club mallorquín, dirigió a dos jugadores argentinos. ¿Quiénes eran?
-El Caño Ibagaza y Leo Franco. En esa primera etapa no estuvo Scaloni. Pero sí en mi segunda etapa en el 2008. Luego de que Héctor Cúper dimitiera, me ofrecen nuevamente el cargo. Acepté, y mantuvimos al equipo peleando los torneos locales. A mitad de temporada, nos ofrecieron fichar a Lionel porque nos hacía falta un lateral derecho. Él llegaba desde el West Ham inglés. Vino y fue la primera vez que lo tuve a mis órdenes.
– ¿Qué impresión le generó?
– Ya lo conocía por su paso por La Coruña. La idea fue para que nos aportara su experiencia, su energía, su temperamento y personalidad. Lo fichamos convencidos de que nos podía dar un buen rendimiento en la segunda mitad de esa temporada y también al año siguiente. Se transformó en un jugador importante, llegando a jugar unos 30 partidos en el primer equipo.
– ¿A qué tipo de personalidad se refiere?
– Un jugador donde marcaba un límite en su trabajo. Cuando entrenaba, se entregaba completamente al entrenamiento. Y esa personalidad que mostraba en las prácticas hacía que lo vieran como un jugador con convicciones, y con un temperamento y una fuerza de querer agarrarse al puesto y no soltarlo más. Su trabajo diario hacía que al que competía en su puesto se le dificulte ganarle el lugar. Esa personalidad provocaba que los compañeros los respeten y sabían que era un jugador difícil de quitarlo del medio.
– ¿Era voz autorizada en el plantel de jugadores?
– En principio, no. Cuando llegó al club a mitad de temporada había otros caudillos como el Caño Ibagaza que volvía del Atlético de Madrid y era la voz cantante por la experiencia y los años que llevaba en la institución. Pero sí es verdad que al ser compatriota junto con Jonás Gutiérrez y Guillermo Pereyra se le hizo más fácil ingresar al grupo. Se unió rápidamente. Y de esta manera lo asimilaron y aceptaron como uno más. Al siguiente año, cuando ya tenía ese tiempo de permanencia en el vestuario, llegaba a manifestar su opinión y era escuchado, como una persona que siempre catalogué como muy madura y sensata. Además, tenía una manera de relacionarse conmigo de una forma muy personal. Hace poco lo vi, y sigue manteniendo ese mismo carácter. Es una persona sencilla, cercana y totalmente normal.
– ¿Cómo era fuera de la cancha?
– Muy dado. Cuando me lo cruzo en Mallorca, es una persona cariñosa, con un muy buen trato. También, muy profesional. Nos une vivir en la misma ciudad, cruzarnos de vez en cuando, y alguna que otra vez salió una juntada para comer algo.
– En su llegada al club, ¿por qué le costó a Scaloni ingresar como titular?
– Cuando llegas a un equipo que tiene mucho rodaje y con jugadores que conocen las normas de funcionamiento, el nivel de juego táctico, cuesta un poco adaptarte. La primera fase del año 2008 no sé si llegó a jugar unos 10 partidos, pero en la segunda etapa se fortaleció en el puesto y se transformó en un futbolista importante, en el equipo que hizo una buena temporada.
– ¿Era un jugador al que había que darle muchas indicaciones?
– Era un defensor muy inteligente, tácticamente. Se posicionaba muy bien. Incluso, ha jugado de interior varias veces. Pero debido a su potencia y buen desplazamiento por la banda derecha, sorprendía mas de atrás y era una posición más cómoda para él e importante para el equipo. Un jugador inteligente, que sabía valorar sus decisiones cuando ir al ataque y de qué manera hacerlo, para sorprender al rival, sin descuidar su función de defensor. No estaba exento de técnica comparado con otros laterales a nivel mundial. En los equipos donde ha jugado sus cualidades eran más que suficientes, yo diría que notables para jugar en un conjunto de nuestro nivel. Sus limitaciones técnicas se suplían con coraje, esfuerzo, temperamento y fuerza física. Por lo tanto, todas las cualidades de un jugador no dependen solo de lo técnico, sino también del empuje, la fuerza, y le fue muy bien.
– ¿Veía en Lionel un tipo de liderazgo para transformarse en un futuro entrenador?
– No. En su momento Lionel no se mostraba como un líder de grupo, que iba a llegar tan lejos como llegó, por suerte. Pero sí es verdad que hizo mucho mérito para lograrlo. En esa etapa, había otros argentinos como Leo Franco o Ibagaza con futuro de entrenador. Simeone, a quien tuve en el Atlético de Madrid, mira la carrera que está llevando a cabo. O el Mono Burgos…Hay una condición especial en los argentinos. Cuando dan el paso y vienen a Europa, concretamente a España, tienen una manera de ver el fútbol muy diferente al resto. Scaloni fue ese tipo de futbolista que su vivencia, su experiencia y sus entrenadores que le enseñaron le permitieron dar ese paso adelante en la selección argentina, y cuando tuvo esa gran oportunidad supo aprovecharla. Y ya es imborrable lo que generó en el futbol mundial.
– Dirigió a varios futbolistas argentinos. ¿Qué diferencia encontró con los españoles?
– En principio, siempre hay matices. No se puede hacer nunca una comparación en su totalidad por muchos motivos. Pero sí es verdad que el futbolista argentino es más temperamental y aguerrido que el español en su conjunto. En mi país podría haber más cualidades técnicas. Pero se complementan cuando existen jugadores de la talla mundial de Messi. Cuando llegan a juntarse esa combinación de técnica con temperamento, siempre dan buenos resultados y el fútbol resulta ser más fuerte y potente.
– Dirigió al Cholo Simeone y al Mono Burgos en el Atlético de Madrid. ¿Qué recuerdos tiene de ellos?
– Dos jugadores muy emblemáticos dentro de la historia del club. Con mucho carisma y muy respetados. Los tuve a mis órdenes y fueron sus últimos años como profesionales. Fue un año difícil, ya que el Atleti llevaba dos temporadas recién ascendido en la máxima categoría. Era una etapa de transformación donde el equipo había quedado en el puesto 12 de la tabla de posiciones. Entonces, dimos un salto de calidad hacia adelante. Al final, quedamos séptimos, pero no pudimos clasificar a la Europa League.
-¿Qué tal era Simeone en el vestuario?
– Muy carismático. Era un jugador con mucha experiencia y con mucho arraigo en el club. Su personalidad la mostraba con sus compañeros. Ayudó a crecer por ejemplo a Fernando Torres, con 19 años, que era el capitán. En aquel entonces, el brazalete lo llevaba el jugador que más años llevara en el club. Al resto de capitanes, los elegí yo. Entre ellos, estaba el Cholo, porque necesitaba jugadores que ayudaran a Fernando.
– El Mono Burgos, ¿es el jugador más bohemio con el que coincidió?
– Sí. Su manera profesional era excelente. Tenía otros gustos y aficiones distintas a la mayoría de los futbolistas. Era un jugador con experiencia contrastada en todos los aspectos. Era especial en su manera de ser. En el trato humano era una persona muy sencilla y llana.
– Tras la muerte de Pelé, ¿quién es el nuevo rey del fútbol?
– El fútbol va por épocas. Han pasado grandísimos jugadores. En España tuvimos en la última década a Messi y a Cristiano, que creo que no volverá a repetirse. Pero está terminando la década con el broche de oro de Lionel siendo campeón del mundo. Mbappé ya tuvo una Copa del Mundo anterior a Messi, con menos años. La historia que tiene Lionel y su curriculum, todavía no la tiene el francés y debe recorrerla para observar cómo le va. Messi es el nuevo rey del fútbol. Consiguió todo lo que se propuso para ser el número 1. Y sobre Mbappé no sabemos si a los 35 años, edad que hoy tiene Lionel, llegará a ganar todo lo que hoy acumula Messi en su haber. Hoy, no hay comparación entre uno y otro.
– ¿Qué balance le dejó Qatar 2022?
– Una buena copa. Hubo buenos partidos, y otros no tantos, donde han irrumpido selecciones de segunda línea, como Marruecos, que han demostrado que el fútbol a nivel mundial está evolucionando, no sólo en Sudamérica y en Europa, sino también en otros continentes. Llegaron dos selecciones importantes a la final y fueron las mejores de la Copa. Se coronó el más grande de todos, sin dudas.
– ¿Hubiera apostado por España previo al comienzo del mundial?
– Hubiese apostado a que llegaba al menos a las semifinales. España debió dar un paso adelante en una eliminatoria más, pero se quedó corta. En partidos muy puntales si no estás metido en el juego, el rival es mejor, te supera y quedas eliminado. Me hubiera gustado que terminara entre las cuatro mejores selecciones. No fue un fracaso, sí una decepción.
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