Argumento: Un naturalista es mordido por una serpiente cascabel, cuando se recupera tras estar al borde de la muerte descubre que el 99% de la población mundial ha sucumbido a un virus mortal.
Escrita en 1949 por George R. Stewart, historiador y politólogo, refleja los miedos al apocalipsis nuclear de la sociedad estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial. Resulta curioso que su única incursión en la ciencia ficción sea su obra más reconocida y la que inaugura un género, la ficción apocalíptica, que tan buenos libros y películas ha dado.
Stewart aborda el tema del derrumbe de la civilización desde una perspectiva melancólica, no hay héroes ni situaciones peligrosas, sus protagonistas son seres normales, quizá excesivamente normales, que ven como su mundo va desapareciendo por simple desgaste. Se van acabando los recursos y los supervivientes involucionan víctimas de su incapacidad intelectual y su conformismo con la situación. La vuelta a la tribu no es una solución es una consecuencia de la falta de talento para sostener los avances que había logrado la humanidad.
Su planteamiento abiertamente ecologista sorprendió en su momento y su protagonista, Isherwood “Ish” Williams, único ‘sabio’ que queda vivo, ve como su figura va perdiendo su condición de hombre para convertirse en una especie de semidiós.
La obra está estructura en tres partes; la primera se centra en la catástrofe y los primeros días en los que la supervivencia es el único objetivo. Las otras dos se ubican en un marco temporal de 20 y 40 años en el futuro. Aquí se dibujan en qué dirección han ido caminando los pocos humanos que han quedado vivos, como sus descendientes han interiorizado el nuevo paradigma social y como la naturaleza ha ido recuperando su lugar y borrando cualquier rastro de la vieja civilización.
Por qué leerla: