La alimentación infantil en Colombia siempre se ha tornado complicada, incluso, los reportes muestran que, pese a los esfuerzos, las cifras no son favorables. En el último Boletín epidemiológico semanal del 2022 del Instituto Nacional de Salud (INS) se reportan 21.337 casos de desnutrición aguda en la primera infancia durante este año.
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A esto se le suma, además, la mala nutrición, que no solo muestra los menores afectados por la falta de alimento, sino también los que tiene problemas de aumento de peso u obesidad y que ha venido mostrando un aumento significativo desde 2010, pues en ese año se reportaban que entre los 5 a 12 años, del total de la población 18,8% padecían dicha condición y cinco años después en el mismo grupo población se reportaba 24,4% de estos menores en condiciones de sobrepeso, según los datos de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN).
De acuerdo con los hallazgos del INS, esto se debe a dos problemas fundamentales, el primero está relacionado con la pandemia generada por el covid-19, entre comienzos del 2020 y mitad de 2022, que agudizo problemáticas relacionadas no solo a la alimentación infantil, sino el crecimiento de la desigualdad y la pobreza; en segundo lugar, por la deficiencia en la atención de esta problemática de los gobiernos, que no aumentaron la cantidad de insumos, sino que focalizaron los presupuestos en la importación de productos con costos muy altos y que no permitieron el aumento de cobertura.
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A lo anterior se le suma lo que señala la Unicef, y es que en esto convergen ciertos factores más individuales como la ingesta insuficiente de alimentos, la falta de una atención adecuada, la aparición de enfermedades infecciosas y causas indirectas como la desigualdad y la escasa educación de las madres sobre cómo alimentar a sus hijos.
Como lo mencionó El Tiempo, el boletín del 2017 de la Encuesta Nacional de Salud Escolar mostró que esto, también, está relacionado con las deficiencias alimentarias que se tienen y que no han podido ser superadas ni siquiera por los programas de alimentación del Estado, como el PAE, que anualmente registra problemáticas graves como la repartición de alimentos viejos, vencidos, y demás que han creado intoxicación en varias zonas del país.
“La iniciativa de cambiar el modelo de contratación del PAE y de flexibilizar las exigencias financieras y administrativas haría posible que las organizaciones de padres de familia ofrezcan el servicio, bien sea directamente o por coadministración con las instituciones educativas”, señaló Sara Eloisa del Castillo Matamoros, profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia, Licenciada en Química, Nutricionista Dietista, Magister En Desarrollo Educativo y Social, Doctora en Ciencias Sociales Niñez y Juventud en un artículo que escribió para Razón Pública.
En este sentido, los datos de la encuesta muestran que, por ejemplo, en la población entre los 13 y 17 años muestra, al menos, el 86,9% de los escolares no cumplen el requerimiento de frecuencia de frutas y verduras recomendado por la Organización Mundial de la Salud -OMS-; o que el 76,5% de los menores que asisten a instituciones públicas de educación no consumen lácteos con la frecuencia recomendada para la población colombiana mayor de dos años.
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Entre las zonas que más se ha escuchado sobre la falta de atención a primera infancia en el país es la Guajira, que es conocida por las muertes de niños y niñas indígenas, igual que Chocó, y en estos días, se ha vuelto un tema en la agenda pública la situación que padecen los menores en Guaviare, donde la problemática de pobreza ha revelado la grave situación de prostitución, abuso y drogadicción, relacionadas con la falta de alimentos. Sin embargo, los datos muestran que Bogotá es el municipio del país que más menores tiene que padecer esta situación. En este sentido es importante mencionar que las cifras del INS muestran que la capital colombiana registró 4.089 de los 21.337 que se dieron en todo el país durante el 2022.
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