A pesar de tener cientos de años, las cabañuelas están de moda. Este método de predicción meteorológica, sin ningún rigor científico, comenzó a hacerse viral en Internet durante el otoño de 2021. En ese entonces muchos medios de comunicación comenzaron a hablar de Jorge Rey, un joven burgalés de 16 años que supuestamente «predijo» la llegada de la borrasca Filomena a España en enero de 2021, que provocó en aquel momento un temporal de viento y lluvias y una nevada calificada como «histórica» por la propia AEMET. El año siguiente, en enero de 2022, Rey pronosticó que otro fenómeno parecido azotaría nuestro país en una fecha «aproximada» al 24 de enero. Pero esta vez erró.
«El día 24 fue, de hecho, bastante más cálido de lo normal para esas fechas. Y a partir del 25 los medios dejaron de publicar noticias sobre el tema«, explica Rubén del Campo, meteorólogo de AEMET. A pesar de no acertar aquel pronóstico, el nombre de Rey comenzó a ser habitual en la prensa, que desde entonces ha dado cobertura a cada nueva predicción de este joven burgalés, que ha acumulado ya más de 40.000 seguidores entre todas sus redes sociales. «En Filomena se dieron una serie de factores muy concretos. Fue una situación anómala, no había referencia de algo similar en nuestro país. Que se repita un fenómeno así no es imposible, pero sí poco probable en un plazo de pocos años«, explica José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored.
Del Campo explica que las cabañuelas siguen bastante arraigadas en las zonas rurales de nuestro país, y considera que la comparación perfecta para entender su verdadera utilidad es decir que son el «horóscopo del tiempo»: no tienen base científica y dicen cosas muy generales, así que es muy probable que puedan amoldarse de alguna manera a lo que acaba sucediendo.
Viñas asegura que este método se ha extendido por muchos países, y detalla que aunque existen diferentes variantes, en España el más extendido se realiza en el mes de agosto. El cabañuelista se sube a un cerro para observar el tiempo desde el día 1 hasta el día 24 del mes. La meteorología de los doce primeros días correspondería, por orden, a la que habrá en los doce meses del año siguiente, de tal manera que el día 1 marca el tiempo de enero, el 2 el de febrero y así sucesivamente. Al llegar al día 13 se repite el proceso pero de manera inversa, empezando ese día por el mes de diciembre y acabando el día 24 con el mes de enero. Al final, el cabañuelista hará una especie de media entre los dos días para pronosticar el tiempo que cree que hará en ese mes en concreto.
«A los seres humanos siempre nos ha interesado saber el tiempo a largo plazo para prever qué lluvias habrá y qué impacto tendrán en las cosechas. Así que antiguamente las cabañuelas tendrían sentido, pero intentan hacer algo imposible, que es saber el tiempo más allá de uno o dos meses. El método científico tiene limitaciones, y a partir de los 7 días hay mucha incertidumbre», relata Viñas.
Cautela con los «métodos pseudocientíficos»
Rey tiene a día de hoy su propia página personal, y recientemente ha creado la OMET (Organización Meteorológica Tradicional), que también cuenta con su página web. Las siglas de esta asociación son muy similares a las de AEMET, la agencia estatal de meteorología, e incluso el logo está integrado en un recuadro amarillo, muy parecido a los que las administraciones estatales incluyen en sus webs oficiales. En la web se explica que su información estará basada siempre en datos de «alta fiabilidad» para dar «rigurosidad a cada palabra». Para ello, detallan que utilizarán distintas «herramientas», tales como «las cabañuelas, las témporas, los modelos, los planetas, la Luna o el comportamiento genérico de los diferentes seres vivos terrestres, como las hormigas».
Además, en la web de OMET se oferta un curso para aprender todo lo relacionado con la meteorología. Tal y cómo se explica las clases individuales valen 10 euros y las colectivas 5, y el temario incluye desde los distintos fenómenos meteorológicos hasta «sabiduría española». Por supuesto, también se enseñan los métodos tradicionales de predicción, entre los que se encuentran las cabañuelas. El único nombre que aparece en la página es el del propio Jorge Rey, que se detalla que es el presidente y fundador, aunque también se especifica que hay un vicepresidente «en prácticas hasta junio de 2023» y que ese mismo mes habrá elecciones para elegir un secretario general.
«La meteorología es una ciencia que ha experimentado grandes avances gracias al esfuerzo realizado por miles de profesionales de todo el mundo. Todo ello ha redundado en la salvaguarda de vidas y bienes. Por ello, ante un tema de tanta trascendencia como es la información meteorológica, especialmente en situaciones de tiempo adverso, desde AEMET consideramos que la mejor opción es informarse a partir de fuentes oficiales y que es necesario que la sociedad tome con mucha cautela mensajes basados en métodos pseudocientíficos», declararon al respecto desde la agencia estatal.
Viñas se muestra «sorprendido» de que esta tradición siga teniendo hoy en día tanto tirón, especialmente entre los medios de comunicación: «Hay información seria que se mezcla con cosas folclóricas, que muchos medios avivan por el interés de conseguir impactos. Es el equivalente meteorológico de poner a par a la NASA con gente que hace predicciones astrológicas. Mucha gente de mi entorno me pregunta sobre las cabañuelas, y como profesional me enfada. Pero me preocupa más es semanas como esta, con temporales fuertes donde se emiten avisos que en algunos casos afectan a vidas humanas. No se puede jugar con esto».