– Con esta implementación, investigadores/as del Centro de Estudios de Historia y Arqueología y del laboratorio de Paleontología, podrán contar con réplicas de objetos naturales como huesos de animales, fósiles, y/o piezas utilizadas por los pueblos originarios como puntas de lanza o boleadoras.
– Una de las ideas principales y que contribuye a los procesos de transferencia de conocimiento, es aportar al trabajo contra el tráfico ilícito de bienes patrimoniales, poniendo a disposición de las entidades pertinentes, kits referenciales de estos implementos para evitar su transporte en las fronteras.
Por Ángela Molina Videla, Comunicaciones UMAG.
Fotografías: Patricio Gueichatureo, Comunicaciones UMAG.
Con la finalidad de favorecer la investigación arqueológica y paleontológica que se lleva a cabo en la región, la Universidad de Magallanes habilitó, recientemente, un nuevo espacio tecnológico para la ciencia. Se trata del Laboratorio de Digitalización Patrimonial 3D, ubicado en el Centro de Documentación del Instituto de la Patagonia, iniciativa que fue posible gracias al proyecto MIAS de la casa de estudios (“Modelo Innovativo de Producción Científica en el contexto Antártico y Subantártico)” y el trabajo de las y los investigadores del Centro de Estudios de Historia y Arqueología (CEHA).
Según informó el doctor Víctor Sierpe González, investigador asociado y coordinador del CEHA UMAG la implementación de este Laboratorio permitirá, por un lado, levantar un repositorio 3D a nivel institucional, con réplicas que puedan apoyar los estudios en estas disciplinas científicas y al Museo del Recuerdo con temas históricos-patrimoniales y, por otro, generar una transferencia de conocimiento directa a la sociedad, en particular, al trabajo contra el tráfico ilícito de bienes patrimoniales, a través de la confección de kits de ciertos objetos que, por Ley, no pueden ser transportados.
De esta forma, además de las colecciones existentes en el Instituto de la Patagonia, las muestras que han obtenido e impreso, hasta la fecha, corresponden a huesos, puntas de proyectil y otros elementos que están vinculados a diferentes proyectos con financiamiento Fondecyt y Fondart. Junto con ello, precisó Sierpe, “los kits que estamos generando podrán prestar apoyo al equipo denominado Red de Expertos para la Mesa Regional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Patrimoniales (TIBP), lo cual nos permitirá imprimir ciertas piezas y entregarlas a entidades como las policías, Aduanas, etc. que son las que pueden pesquisar el transporte de estos elementos patrimoniales”.
Para la vicerrectora de Investigación, Innovación y Postgrado, doctora Claudia Estrada Goic, “esta iniciativa se convierte en una oportunidad para que nosotros, como Universidad, podamos tener este registro, y podamos seguir cuidando de este patrimonio y velando por su conservación”. A su juicio, “también es una oportunidad para favorecer un trabajo que están haciendo en terreno las entidades pertinentes y que, corresponde, al mismo tiempo, a uno de los productos más importantes que viene a corto plazo como parte del trabajo de este Laboratorio”.
¿Cómo funciona?
El Laboratorio de Digitalización Patrimonial 3D funciona con un escáner y una impresora 3D que, mediante un software, son operadas por las y los investigadores del CEHA y dos ayudantes que estudian Pedagogía. “Es bien simple el proceso, pero guarda cierta complejidad”, dice Sierpe, mostrando una réplica de húmero de un tigre dientes de sable que tardó 15 horas en imprimirse.
En síntesis, comenta que tanto el escaneado como la fase de impresión toman su tiempo dependiendo del tamaño, el detalle de la pieza y otros factores. “El escaneado tiene un tiempo de duración de dos a tres horas y, el postproceso igual depende qué tan limpia pueda quedar la imagen al ser escaneada y la impresión que también responde al tamaño y/o al tipo de filamento que se ocupe. Puede ser un elemento pequeño de dos a tres horas y un elemento más grande de entre 17 a hasta 24 horas”.
Un aporte a la cultura arqueológica
“El tema de trabajar con este tipo equipos, ha requerido un aprendizaje constante, sumado a todo el tema de la arqueología que es saber con qué estamos trabajando, cuál es la finalidad de lo que estamos trabajando, para mí ha sido sumamente enriquecedor”, cuenta Javier Cárdenas, estudiante de la carrera de Pedagogía en Castellano y Comunicación de la UMAG, quien se unió al proyecto como ayudante en fotografía e impresión.
De acuerdo resaltó, “yo creo que este proyecto es un punto de partida para un acercamiento sustancial a la comunidad de lo que es la cultura arqueológica. Muchas veces la gente no sabe que está tomando un elemento arqueológico en sus manos y cree que es una simple piedra, por ejemplo, entonces para mí esto es un punto de partida para un tremendo aporte a la comunidad de nuestra región”.