¿Te acuerdas de Christian, aquel chico que quería cortarse las piernas para ser sirena en la película Pieles de Eduardo Casanova? Pues ahora interpreta a un personaje con diversidad funcional en la serie Fácil (ya disponible en Movistar+) que también es de los que deja huella. Así es Eloi Costa (Barcelona, 1994), un actor joven de corta trayectoria, lógico, pero con títulos muy jugosos: Foodie Love de Isabel Coixet (aquí su serie y otras 70 espléndidas de HBO Max), El tiempo que te doy de Nadia De Santiago, Alguien tiene que morir de Manolo Caro, además de otras apariciones en Carmina o revienta, Kiki, el amor se hace o Arde Madrid. Hablamos con él de sus trabajos, de sus estrenos, de sus pasiones, de su madre, la guionista y directora Anna R. Costa; de Paco León, el ex de su madre con el que ha crecido y aprendido mucho del oficio, y también de la serie colombiana Las Villamizar, que acaba de estrenar en Netflix y ya se ha colado en el top ten del catálogo de streaming.
Eloi, empecemos por la serie Fácil, una miniserie basada en la novela Lectura fácil, de Cristina Morales, que habla de las dificultades a las que se enfrentan las personas con diversidad funcional cuando adquieren cierta autonomía. ¿Quién es Enric, tu personaje, y cómo te metiste en su piel?
Enric es un chico con diversidad funcional, novio de una de las protagonistas, también con diversidad funcional, aunque él no vive en un piso tutelado, sino con su familia. La mayor dificultad a la que me enfrenté fue construir la discapacidad. No sé si esa es la mejor forma de definirlo, pues discapacidades tenemos todos, la verdad… La discapacidad de Enric es muy leve, por lo que la dificultad ha sido doble. A primera vista no debía notarse demasiado, solo cuando se conoce mejor a la persona. Encontrar ese punto justo del personaje ha sido para mí lo más difícil.
¿Cuáles fueron las herramientas que utilizaste?
Yo, como otros compañeros (Natalia De Molina, Anna Castillo, Coria Castillo), nos entrevistamos con personas disfuncionales para tener referencias reales y cercanas porque estas interpretaciones son delicadas. Yo estuve con un chico que vive en la Costa Brava. Fui a su casa, conocí a su madre, charlé con los dos durante horas… Fue una experiencia súper enriquecedora. Pero también construí el personaje aprovechando mis propias características que supuestamente se salen de la norma. Porque todos tenemos rasgos que podrían ser discapacidades sociales, físicas, espirituales… Lo que pasa es que las escondemos para no llamar la atención dentro de la sociedad en la que vivimos. Cuando señalamos a personas con diversidad funcional y les tratamos como a bichos raros es totalmente injusto porque nosotros, los supuestos normales, también tenemos comportamientos y actitudes que se salen de la norma, solo que fingimos que no es así.
¿Qué pensaste cuando la autora del libro calificó la serie de “nazi”?
Me sorprendió mucho, la verdad, porque cualquiera que haya visto ya la serie sabe que se habla de muchas cosas, pero que no tiene desde luego ninguna ideología nazi. Creo que fue una declaración poco acertada, pero no hay que darle más importancia. Además, la serie no es una adaptación fiel de la novela, estaba estipulado así desde el principio. De hecho, la descripción de la creación de la serie deja por escrito que es una serie basada en los personajes de la novela, no es la novela.
Eric, imagino que a la dificultad del personaje hay que añadir que Anna R. Costa, creadora y directora de Fácil, es tu madre. ¿Ha sido un plus o un handicap rodar a sus órdenes?
Hubo dos fases: la primera, la creación del personaje, y la segunda, el rodaje. La primera voy a ser muy sincero: fue horrible tener a mi madre como directora en todo el proceso de construcción de Enric porque aunque ella era la directora y yo el actor, en el fondo no dejábamos de ser madre e hijo. ¿Qué pasa?, que el proceso de creación es muy delicado y a veces los actores somos un pelín vulnerables a ciertos comentarios. Seguro que mi madre con cualquier otra persona del elenco mantenía las formas y decía con tacto las cosas, pero con su hijo, no. Y así, con la confianza lógica, me decía: “Esto es una mierda, esto no me sirve o no estoy viendo nada” Y, claro, a mí me dolía. Resumiendo: ha sido un plus pero de dificultad [risas] con un personaje de todo menos sencillo y una madre directora que te dice las cosas a la cara.
Te entiendo, pero es que los padres siempre exigen más por el bien de sus hijos… o eso dicen.
Ya, pero imagínate la situación: un día estamos desayunando en casa y me pide que sea Enric para ver cómo lo llevo. Y le digo: “Venga, mamá, no me hagas esto que me acabo de levantar. Cuando ensayemos, te enseño lo que quieras, pero ahora no…” Pues así me perseguía todo el día… [risas]. Luego me reconcilié con ella en el rodaje porque fue cuando descubrí que era una directora muy, muy guay, que trabaja muy bien, que cuida mucho del equipo y que todos estaban encantados con ella. Ha sido una gozada de rodaje, de verdad, y un descubrimiento muy bonito. Ha molado mucho trabajar con ella y casualmente es mi madre [risas].
¿Siempre quisiste ser actor o soñabas con otras cosas?
He querido ser actor desde niño porque ese es el ambiente en el que crecí. Cuando era niño mi madre trabajaba como ayudante de dirección en teatro, así que con 6 ó 7 años yo ya andaba por los camerinos viviendo el ambiente, viendo a los actores estudiando el guion, haciendo ensayos o maquillándoles para para salir a escena. Todo ese mundo me acabó seduciendo y mi vocación despertó de forma muy natural.
¿Y qué papel jugó en todo esto Paco León?
Buf, imagínate, muchísimo. Yo conozco a Paco, creo, desde que tengo 6 años. Ellos se conocieron haciendo una obra de teatro hace mil años y a partir de ahí Paco León (aquí su sueño americano hecho realidad para Esquire) entró a formar parte de mi vida. Esto también sumó en mi vocación, claro. Él me ha inspirado mucho porque es un gran actor y director; tenerle tan cerca fue muy revelador para entender este oficio.
Además de compartir vida con él, también has trabajado en algunas de sus pelis. ¿Cómo es Paco León como director?, ¿es tan divertido como puedo imaginar o se pone la placa de sheriff?
Es todo lo divertido que te puedes imaginar, y más. El buen rollo que tiene siempre lo traslada a los rodajes, pero también tengo que decir que yo en sus películas –Carmina o revienta, Kiki, el amor se hace y la serie Arde Madrid– solo he hecho cameos, nunca he desarrollado un personaje a fondo. Pero trabajar con Paco León es una gozada. Él trabaja mucho manejando la esencia de la persona que tiene delante. Así es como saca lo mejor de cada uno, porque el actor se entrega al cien por cien con confianza al sentirse entendido.
Eduardo Casanova, Isabel Coixet, Manolo Caro y Nadia De Santiago son otros de los directores con los que has trabajado. ¿Cómo son ellos?
Eduardo Casanova fue mi descubridor, el primero que me ofreció un personaje de peso: Christian en Pieles. ¿Qué puedo decir de él?, que tiene el universo más personal y especial que he conocido. Y creo que eso es lo más maravilloso que se puede decir de un director. Eduardo es todo lo contrario que Paco León. Eduardo es híper perfeccionista y tiene calculado al milímetro lo que quiere de cada actor. Tienes que hacer exactamente lo que él te pide porque lo tiene súper claro. Yo funciono también muy bien así porque me supone un reto. Me gustó muchísimo. Fue una suerte. Isabel Coixet es la libertad absoluta. “Romped el guion si queréis, jugad, sentiros cómodos, probad…”, nos decía en Foodie Love. Fue una gozada poder sacar al actor creativo. Me encantaría volver a trabajar con ella. De Manolo Caro destaco que tiene un mood muy relajado. Con él todo está bien. Y eso es de agradecer porque los rodajes suelen ser un caos. Y con Nadia de Santiago fue un placer poder trabajar en un proyecto tan íntimo y novedoso como El tiempo que te doy. Estoy muy agradecido de haber creado personajes tan variados a pesar de mi corta carrera.
Corta pero cuajada de éxitos, porque precisamente ahora tu último trabajo, la telenovela colombiana Las Villamizar, está arrasando en Netflix. ¿De qué va y quién eres?
Es una historia de espionaje y venganza en la Colombia del siglo XIX, en la que interpreto a Julián Montenegro, un brillante oficial del ejército español con mucha miga que hay que ver mejor que contar [risas].
¿Y cómo te fue al otro lado del ‘charco’?
¡Brutal! Rodamos el año pasado y aproveché una semana que tenía libre para irme de vacaciones por el Caribe colombiano. Me fui solo y fueron unos días de pasarlo muy, muy bien. Fueron unos días muy locos. Iba totalmente solo, pero conocí a muchísimas gente maravillosa y muchos lugares increíbles. Me gusta mucho salir por ahí yo solo a vivir la aventura.
Eloi Costa acaba de independizarse a un pisito del centro de Madrid y está feliz disfrutando por primera vez de su propio espacio. Es un tipo tímido, algo introvertido, pero con un lado salvaje, dice, que saca a pasear cuando el cuerpo y la mente se lo pide y “que sorprende mucho a la gente”, recalca. Le encanta leer –es fan de Henning Mankell y Murakami (aquí la lista de sus mejores libros y en qué orden leerlos), y nos recomienda La piel fría de Albert Sánchez Piñol–, hacer deporte –ahora se ha enganchado al tenis–, cocinar las recetas de su madre y su abuela, y la música. Pero no cualquier tipo de música, sino el rock duro, el punk y el hardcore. De hecho, tiene un grupo amateur con el que se desfoga a la guitarra. Se hacen llamar Mazmorra Mental.
No está mal el nombre, muy acorde con los tiempos. ¿Tiene algo que ver con la salud mental (lee antes las 10 claves para mantenerte equilibrado) ?
[Risas], no, para nada. Ojalá te pudiera decir que todo esto tiene un fondo súper concienciado y responsable, pero en el fondo no somos más que un grupo que nos gusta tocar música muy dura y encima llevamos máscaras [risas]. No tiene nada que ver con la salud mental, pero también te digo que yo estoy súper a full con todos estos temas. Yo voy a terapia y a todos mis amigos les digo que vayan, que es importante, que ayuda mucho y hay que hacerlo. A mí me sienta de maravilla.
¿Tienes pensado probar suerte en la industria de la música?
No, la verdad, es más una afición que otra cosa. El grupo está naciendo, y la escena del hardcore no es como la indie que sale en todos los medios de comunicación. A ver, el hardcore mueve a mucha gente, pero no es una escena muy mediática. Aún así, yo creo que a principios de año a lo mejor sacamos algo.
Y entremedias te relajas en los fogones, ¿no? ¿Qué te gusta cocinar?
Ese es un talento que he heredado. Mi madre cocina muy bien y mi abuela, mejor. Tenemos buena mano para la cocina. La receta secreta familiar es el arroz de la abuela. Es un arroz con conejo realmente increíble que mi tía y mi madre también lo bordan. Solo falto yo, pero aún no me atrevo [risas]. Sí me he lanzado con las lentejas, que me quedan de muerte. Y aunque esté mal que yo lo diga, también me salen muy buenos los espaguetis boloñesa veganos. Comercializan una carne picada vegana que está muy rica. Muchos amigos que han venido a casa a probar mi plato estrella no se han dado cuenta de la diferencia hasta que les he dicho que no era carne normal, sino vegana [risas].
¿Te gusta cuidarte o lo haces por conciencia?
Cuido mucho mi alimentación, pero mi motor no es la salud sino el medioambiente. Últimamente me estoy concienciando mucho con todo lo que tiene que ver con el cambio climático. Estamos viviendo un punto crítico, así que estoy adaptando lo que como en casa a una dieta más sostenible. Resumiéndolo un poco: mi dieta estaría basada en plantas. No quiere decir que sea vegetariano ni vegano, pero sí estoy reduciendo muchísimo el consumir y en casa he dejado de comer carne, ya solo cocino platos vegetarianos o veganos.
Nos despedimos de Eloi con la promesa de que algún día nos hará una de sus suculentas recetas respetuosas con el planeta. Mientras, seguiremos disfrutando de sus trabajos en pantalla porque ya no le vamos a perder de vista. Dice que le encanta arriesgar, enfrentarse a grandes retos e interpretar personajes raros y difíciles. Le creemos. Sobre todo si recordamos su interpretación en Pieles, por la que estuvo nominado a los Goya.