Al volar a gran altura, donde la temperatura es muy baja, los motores de los aviones dejan a su paso estelas de condensación (hechas de vapor de agua) que dibujan largas líneas blancas en el cielo. Son las conocidas en inglés como contrails (no confundir con el bulo de los chemtrails). Pero, pese a su composición aparentemente inofensiva, la abundancia de dichas estelas hace que sí tengan un efecto sobre la atmósfera y el clima.
Las aerolíneas y los científicos están llegando al fin a un consenso sobre el papel de estos trazos y las empresas ya admiten que pueden desempeñar un papel importante en el calentamiento global. Eso se debe a que dichas estelas crean nubes que atrapan el calor en la atmósfera a la altitud a la que vuelan los aviones.
De hecho, las nubes de estelas pueden ser un factor más significativo en el calentamiento global que el dióxido de carbono u otras emisiones de combustible, según un estudio de la Unión Europea que ha analizado más de una década de vuelos comerciales. Es parte de un campo novedoso en la ciencia del clima llamado ‘forzamiento radiativo efectivo’, que mide el efecto de calentamiento total en lugar del estándar anterior centrado en las emisiones de CO2.
Ahora, aerolíneas norteamericanas, incluidas American, con sede en Fort Worth, y Southwest, con sede en Dallas, están tratando de averiguar cuáles de estas estelas son más dañinas para el medio ambiente y qué se puede hacer al respecto, si es que se puede hacer algo.
“Los viajes aéreos tienen casi el doble de impacto en el calentamiento global de lo que pensábamos antes”, afirma Andrew Chen, especialista en aviación de la ONG climática Rocky Mountain Institute.
Las compañías aéreas, incluidas American y Southwest, se están asociando con otras aerolíneas y el Rocky Mountain Institute para tratar de solucionar el problema. Otras grandes aerolíneas como United, Alaska y Virgin Atlantic se han unido también al grupo, junto con los fabricantes de aviones Boeing y Airbus, así como Google Research. Todo ello se produce después de que Delta Airlines, con sede en Atlanta, anunciara en octubre un acuerdo con el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) para controlar al menos las estelas más intensas dejadas por los aviones.
La industria de las aerolíneas ha establecido objetivos ambientales ambiciosos en los últimos años, pese a admitir que gran parte de la tecnología necesaria para alcanzar esos objetivos aún no existe. American Airlines y Southwest Airlines han fijado el año 2050 para eliminar por completo su huella de emisiones. Hasta la fecha, la mayoría de las reducciones de emisiones que las aerolíneas han podido lograr han sido mediante el uso de motores más eficientes en combustible, mientras esperan que surja un combustible sostenible que use aceites reciclados y se investigue sobre motores de hidrógeno y eléctricos.
Cada vez se conocen mejor sus efectos
Y es que las estelas suponen un nuevo desafío, al margen de la estrategia tradicional para las emisiones de carbono.
“La ciencia en torno a las estelas se ha vuelto más clara en los últimos años”, señaló Jill Blickstein, vicepresidenta de sustentabilidad de American Airlines. “Por ejemplo, sabemos desde hace algún tiempo que algunas estelas formadas por la mañana pueden tener un efecto de enfriamiento y que es más probable que las estelas formadas por la noche se calienten. Pero no teníamos una idea clara del impacto neto de todas las estelas. Ese impacto de calentamiento lo hemos visto más claro recientemente“, explicó.
Alrededor del 65% de los aviones que vuelan a altitudes de crucero de 9.100 a 11.500 metros crean estelas, pero la mayoría de ellas se disipan en unos pocos minutos y tienen poco efecto de calentamiento, según Delta. Sin embargo, alrededor del 10% de ellos son formaciones de estelas “persistentes”, que permanecen durante horas.
Las peores estelas se producen durante la noche, cuando la tierra se enfría naturalmente sin la luz del sol, pero las nubes creadas por el hombre a esa altitud crítica pueden bloquear el escape del calor, dijo Chen.
“Un pequeño porcentaje de los vuelos se realizan de noche, pero son los que crean la mayor parte de las estelas. Y ese es el peor momento para que suceda”, agregó Chen.
Incluso las estelas durante el día son malas, aunque las nubes pueden estar bloqueando la luz solar para que no llegue a la superficie.
Las aerolíneas saben cómo eliminar la estelas
Los pilotos y las aerolíneas saben cómo evitar la creación de estelas, pero para ello hay que tener en cuenta muchos factores para la planificación de un vuelo, como es el clima, la turbulencia existente y la velocidad, dijo Helen Giles, directora de sostenibilidad ambiental de Southwest Airlines. Por ello, en según qué condiciones, evitar las estelas obligaría a quemar mucho más combustible que en condiciones normales.
Predecir las condiciones en que se generará una estela a 6 u 8 millas de altura es tan preciso como predecir el clima a nivel del suelo. Es decir, aunque se trate de un pronóstico bueno, no puede ser perfecto, teniendo en cuenta además que los aviones vuelan a gran velocidad. Uno de los restos, por tanto, es mejorar la capacidad de predecir cómo y dónde se formará ese fenómeno.
El plan es usar imágenes satelitales y sensores de aviones para determinar cuándo los aviones empiezan a generar estelas y cuánto tiempo permanecen éstas en el aire. Entonces se podrán averiguar las condiciones bajo las cuales se crean la mayor cantidad de estelas para combinar luego esos datos con los relativos al clima, la turbulencia, la velocidad y otros factores.
“Desde una perspectiva operativa, creemos que sabemos lo que podemos hacer para mitigar el impacto, pero queremos ver el modelo antes de construir un plan concreto“, señaló Giles. “Es realmente difícil sopesar el impacto del forzamiento radiativo frente al dióxido de carbono de la quema de combustible”.
Con suerte, cambios menores en el vuelo y en la planificación de rutas podrían evitar por completo que los aviones generen estelas, especialmente en aquellas condiciones donde se desarrollan de forma más intensa y perfudicial.
Southwest, por ejemplo, está formando un equipo para estudiar este tema, que incluye pilotos y planificadores de red, además de expertos ambientales, dijo Giles. Eventualmente, esperan incorporar a la Administración Federal de Aviación y otros reguladores relacionados con la aviación.
“Podemos evitar las estelas mediante cambios modestos en la altitud de vuelo”, dijo Blickstein, de American. “Pero hay muchas variables a considerar, desde la solidez del modelo que predice cómo se formará la estela y a qué altitud, hasta el valor y la simplicidad de la información que podemos proporcionar a los equipos de vuelo y las condiciones meteorológicas y de tráfico aéreo actuales”. “Y ese es solo el comienzo de una larga lista”, dijo. “Estamos al comienzo de lo que espero sea un largo proceso de aprendizaje”.
En todo caso, parece haberse iniciado ya la carrera hacia la desaparición de las estelas y sus hasta ahora poco conocidos efectos dañinos sobre el clima y la atmósfera.
Artículo de referencia: https://phys.org/news/2022-12-airlines-contrails-environmental-problem.html
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