La gestora francesa trabaja en nuevas metodologías para incorporar la biodiversidad en su análisis de sostenibilidad.
La atención a la biodiversidad en el ámbito financiero ha empezado a ganar relevancia a raíz de la COP 26 en Glasgow. Para los expertos de La Financière de l’Échiquier, la importancia de la biodiversidad al definir su estrategia va ligada a la lucha contra el cambio climático. Ambas crisis están íntimamente relacionadas. Como apunta Valentin Vigier, especialista en ISR de la entidad “la biodiversidad se ve amenazada por el cambio climático y es consecuencia de la actividad humana. Estas dos crisis medioambientales suponen grandes riesgos para la sociedad y sus poblaciones, para las empresas y, en consecuencia, para las inversiones”.
Recientemente LFDE ha publicado su primer Informe sobre Clima y Biodiversidad, en el que hacen balance del cumplimiento de sus compromisos y de las medidas adoptadas en 2021. Se trata de reconocer la importancia de los riesgos para el clima y la biodiversidad la gestión de activos. Su esfuerzo se centra en tratar de medir los impactos positivos y negativos de las actividades de las empresas de la cartera, así como los impactos positivos y negativos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad en las operaciones.
La novedad de la biodiversidad
La preocupación de la biodiversidad es un tema bastante nuevo. Para enfocar este tema de inversión LFDE ha decidido unirse a la iniciativa Finance for Biodiversity Pledge. Como explica Vigier, se trata de un compromiso de colaboración con la biodiversidad que reúne a más de 80 instituciones internacionales con 12,6 billones de euros en activos gestionados. En este marco, la gestora se ha comprometido a integrar los criterios de biodiversidad en sus análisis ASG para 2024, a medir el impacto de sus inversiones en la biodiversidad, a colaborar con las empresas y a publicar los resultados de sus compromisos y el impacto de sus inversiones de forma transparente.
“Para nosotros es muy importante unirnos a una iniciativa como esta, con objetivos a largo plazo, pero con una revisión periódica de los compromisos”. Y es que, como señala Vigier “la aproximación a la biodiversidad es más complicada que la del clima, porque es más específica y a una menor escala, no hay tantos indicadores que se puedan agregar, lo que hace más complejo el análisis, pero tiene un gran impacto en la economía real”.
¿Qué es la biodiversidad?
¿Pero qué es esa biodiversidad? Vigier explica que parte de “la consideración de los ecosistemas como proveedores de servicios, la naturaleza permite la regulación climática, nos da las tierras para plantar, las abejas que polinizan etc. La cuestión es la presión que supone la actividad humana”. Entre los problemas se encuentran la polución, el cambio climático, la sobrexplotación del suelo o los efectos de las especies invasivas. “La presión sobre los ecosistemas y su deterioro hace que no puedan dar el mismo nivel de servicios, hay algunos estudios , como uno de WWF, que indican que reemplazarlos de forma artificial supondría un coste de 500.000 millones de dólares anuales” detalla.
Es necesario, por tanto, que las empresas y las entidades tomen medidas para conocer su impacto en la biodiversidad y poder gestionarlo. LFDE recurre al engagement y a la educación. “Hemos empezado a hacer workshops para algunas de las compañías en las que invertimos y también hemos iniciado diálogos, en línea con los que hacemos con la iniciativa Climate Action 100+”, apunta.
Cómo invertir en biodiversidad
Desde el punto de vista de la inversión, Vigier destaca que pueden escoger entre tres tipos de compañías. “Por una parte, se trata de encontrar compañías que puedan encontrar soluciones a estos problemas, por otra, tratamos de encontrar lo que llamamos compañías pioneras, que ya han empezado a analizar el impacto en toda la cadena de valor. Pensamos que serán las compañías líderes en el futuro, porque ya estarán adaptadas a una regulación que seguro que llegará. Por último, tenemos las llamadas compañías en transición, que pueden beneficiarse de su mejora y cambio en sus prácticas” explica.
A la hora de seleccionar esas compañías, LFDE está trabajando en herramientas propias como la Climate and Biodiversity Maturity Tool, basadas en el estudio de distintos aspectos de las compañías. “Empezamos con la parte de gobernanza, fijándonos si en el equipo, en la junta, hay directivos que sepan incorporar estos aspectos en la estrategia”. Muchos indicadores están en una fase de desarrollo, como por ejemplo el modelo que mide la abundancia de la diversidad de especies y sirve para indicar el impacto de cada euro de ingreso en una determinada actividad en la diversidad de especies. “Se trata todavía de proxys, pero ya son datos que podemos compartir con las compañías y con nuestros clientes, para ir conociendo la escala del impacto”, añade Vigier.
Ese enfoque cuantitativo se une al enfoque cualitativo para analizar la gobernanza, las estrategias implementadas, los objetivos, la identificación de los riesgos y las medidas tomadas para reducir el impacto. Todo eso permite tener una idea más aproximada del impacto de cada compañía. “Se trata de dar más espacio a la biodiversidad en las carteras, va a necesitar mucha financiación, lo importante es ir encontrando buenos enfoques e ir mejorando las metodologías”, concluye.