El fútbol se pliega al ‘poderoso caballero’
Nada nuevo aportaría si pusiera de relieve que el Campeonato del Mundo de Fútbol que se celebra en Catar está revelando la hipocresía de la FIFA ante la vulneración de los derechos humanos.
Asistimos impávidos al espectáculo de cómo se pliega el fútbol ante la máxima del ‘poderoso caballero es don dinero’.
Frente a esta realidad, se oponen tímidas propuestas como llevar un brazalete LGTBI que son reprimidas, mientras que las federaciones y los países miran para otro lado. Al final, todos se pliegan al Gas y al Petrodólar, incluida España. Estos mismos jugadores, millonarios muchos de ellos, a los que se les hincha la boca de ‘fair play’ y de ‘echarle cojones’ para ganar, no tienen valor siquiera para realizar un gesto con las mujeres o con los miles de obreros muertos en la construcción de los estadios en el emirato. No debemos olvidar que Occidente es una parte del mundo y que en el resto los sistemas políticos son oligarquías o teocracias, en algunas de ellas incluso se estudian en la universidad, en carreras homólogas a Ciencias Políticas, los defectos de la democracia y el porqué no es un sistema válido.
Las conclusiones son claras, pero mejor lo refleja el famoso poema de Martin Niemöller: “Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar”.
Carlos Rodríguez Fernández. ZARAGOZA
Distopías antes que utopías
A la sociedad del siglo XXI le atraen más, sin duda, los mundos distópicos que los utópicos. Las sociedades ideales, perfectas, felices, plasmadas en la isla utópica de Tomás Moro les aburren solemnemente. A nuestra sociedad informatizada y postpandémica le parecen mucho más atrayentes e interesantes los relatos, libros y películas donde se representa una sociedad imaginaria sumida en el caos, la enfermedad o el desastre, a los pies de un poder totalitario, es decir, las distopías. Sobre este tema se han escrito grandes novelas y excelentes guiones de películas tipo ‘Interstellar’, ‘Blade runner’, ‘1984’, y grandes bodrios como todas las películas de serie B de zombis y muertos vivientes, pero sean buenas o malas todas tienen su público. La explicación para mí está clara: a una sociedad desnortada y confundida como la nuestra siempre le da placer imaginar que podrían existir mundos peores: Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy.
Miki Romano Mur. ZARAGOZA
Cesiones por Presupuestos
Pacto de la vergüenza, deriva ultramontana, mercadeo, traición a los ciudadanos, gravísimo error que se legitime a un partido antisistema y antidemocrático, vergonzoso, vomitivo, execrable, paripé, engaño, bajada de pantalones, doble juego, infamia, camino sin retorno, el pacto coloca la democracia española ante una situación muy grave y la envía a un escenario crítico… Pese a lo que pudiera parecer, todas estas lindezas no han sido proferidas por la pérfida y maléfica derecha española, con motivo del pacto de Sánchez con Bildu con relación a las competencias de Tráfico en Navarra y la Guardia Civil, sino por todo el arco parlamentario situado a la izquierda, con el presidente Sánchez a la cabeza, incluido el siempre ‘desinteresado’ PNV, al referirse al pacto del PP y Vox en Castilla y León, allá por marzo pasado. Ahora –con esa piel fina que nos caracteriza cuando somos objeto de crítica– el Gobierno y sus satélites aplican la famosa doble vara de medir, y no encajan bien recibir esas mismas críticas, y todos los que no opinan como ellos son ultramontanos, desfasados, carcas, fachas e intransigentes. El problema no es pactar con uno u otro partido, sino que los pactos nos lleven a quebrar la legalidad y el orden constitucional, y ello con fines espurios ajenos al interés general. Aquellos improperios sobre el pacto de Castilla y León volverán a escucharse en las próximas elecciones generales. Cuando toque, deberemos ser conscientes y poner en valor la legitimidad de una alianza –la de la derecha– que estigmatizarán para bloquear una alternativa a las políticas de Sánchez. Exigirán el ‘cordón sanitario’, eso sí, con la ley del embudo, tú no podrás pactar pero, mientras, ellos pactarán con todos los enemigos de España sin atisbo alguno de vergüenza. En fin, como decía don Antonio Machado: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Diego León Guallart Ardanuy. ZARAGOZA
Y los ciudadanos, calladitos
Cuando la salvación de una empresa está en la concesión de más crédito teniendo una deuda que pasa del cien por cien de sus ingresos: empresa, tenemos un problema. Si la salvación para no entrar en recesión en España consiste en que nos den más dinero y ni el que lo pide sabe para qué lo pide: España, tenemos un problema. Hay una operación matemática muy antigua que se llamaba la cuenta de la vieja y que les vendría muy bien a nuestros gobernantes. También podrían aplicar aquello de no estirar el brazo más de lo que da de sí la manga; y así podríamos aplicar muchas frases hechas que solo con que las hubieran leído alguna vez bastaría para que no estuviéramos en la situación actual. ¿Quién nos dirá que somos un país moroso con tanto despilfarro y que estamos en cuarta división? Los ciudadanos no somos tontos, otra cosa es que nos tengan adormecidos. La política de verdad no existe. Llegará el día en que alguien se despertará y nos dirá que ‘hasta aquí hemos llegado’ y hará borrón y cuante nueva. La juventud no tiene muchas ganas de complicarse la vida, pero en no mucho tiempo se le acabará este Estado de semibienestar que han heredado para volver a lo de sangre, sudor y lágrimas. Tal y como van pasando los sucesivos gobiernos nos encontramos más perdidos y ya no reconocemos la realidad, porque estamos inmersos en un metaverso. En cuanto el dinero de papel desaparezca el control del gobierno de turno será total. Los gobernantes son nuestros administradores y los tratamos como a nuestros jefes, motivo por el cual, hacen lo que les da la gana, gastan lo que quieren, contratan a personal para pagar sillones y favores y nosotros, los ciudadanos, calladitos.
Adela Laborda Gavalda. ZARAGOZA
Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.
cartas@heraldo.es