¿Podrían estos mitos del diluvio estar basados en hechos? “Parece que hay pruebas geológicas de que hubo una gran inundación en la región del Mar Negro hace unos 7500 años“, sostiene el explorador de National Geographic Eric Cline, arqueólogo de la Universidad George Washington (Estados Unidos). Pero los científicos no se ponen de acuerdo sobre el alcance de ese acontecimiento, al igual que los historiadores de la época difieren sobre si los escritos sobre un diluvio se inspiraron en la vida real. Parece más probable que las inundaciones se produjeran simplemente en diferentes lugares y momentos, y que esos acontecimientos se incorporaron de forma natural a la tradición oral y escrita del mundo.
Para complicar aún más la cuestión, los estudiosos difieren sobre la ubicación exacta del Arca de Noé según la Biblia hebrea. En el libro del Génesis, el arca se posó “sobre los montes de Ararat“, situados en el antiguo reino de Urartu, una zona que ahora incluye Armenia y partes del este de Turquía e Irán, y no el único e icónico pico que hoy lleva su nombre.
“No hay forma de determinar en qué lugar exacto del antiguo Oriente Próximo se produjo”, señala Magness.
Y tanto Cline como Magness afirman que, incluso si se han encontrado o se encontrarán partes del Arca, nunca se podrán relacionar de forma concluyente con los acontecimientos históricos.
“No tenemos forma de situar a Noé, si es que realmente existió, y el diluvio, si es que realmente lo hubo, en el tiempo y el espacio“, dice Magness. “La única forma de determinarlo sería con una inscripción antigua auténtica”, e incluso entonces, señala, dicha inscripción podría referirse a otro Noé o a otro diluvio.
Eso no ha impedido la proliferación de la pseudoarqueología que defiende la Biblia como una verdad literal. Las búsquedas infructuosas suelen coincidir con los partidarios del “creacionismo de la tierra joven”, la creencia de que, a pesar de las pruebas en contra, la Tierra solo tiene miles de años.
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Mismas pruebas, conclusiones muy diferentes sobre el Arca de Noé
Estos grupos utilizan pruebas arqueológicas seculares para reforzar su interpretación literal de las Escrituras, y simplemente ignoran o intentan refutar las pruebas contrarias. Pero no todos comparten la misma táctica. Answers In Genesis (Respuestas en el Génesis, en español), un ministerio de apologética que se autodefine como centrado en cuestiones científicas y que incluso tiene un parque de atracciones con el tema del Arca de Noé en Kentucky (Estados Unidos), reconoce la ubicuidad de los mitos relacionados con las inundaciones más allá de la historia de Noé en el Antiguo Testamento, e incluso admite que el Arca nunca podrá ser encontrada.
“No esperamos que el Arca haya sobrevivido y esté disponible para ser encontrada después de 4350 años”, afirma Andrew A. Snelling, geólogo y director de investigación de Answers in Genesis, quien lleva décadas intentando demostrar la juventud de la Tierra.
Sin embargo, Snelling difiere de los arqueólogos en cuanto a la razón por la que nunca se encontrarán los restos de la nave: “Al no haber árboles maduros disponibles para que Noé y su familia construyeran refugios después de bajar del Arca, hay muchas razones para esperar que desmantelaran el Arca (que ya no necesitaban) para rescatar madera de ella”.
Aunque el ministerio no descarta la posibilidad de que algún día se encuentre el Arca, Snelling lamenta lo que denomina “afirmaciones cuestionables” de los buscadores del Arca que “empañan el impacto potencial de un verdadero descubrimiento”.
Para Magness, que actualmente dirige las excavaciones en una sinagoga tardorromana de Galilea, la búsqueda del Arca de Noé no solo confunde al público, sino que disminuye el entusiasmo por los hallazgos arqueológicos reales, incluso los que ofrecen apoyo a partes de la Biblia como la existencia de la Casa de David.
“Sabemos mucho sobre el mundo bíblico, y es muy interesante”, dice.
Poner las cosas en su sitio
Parte del problema, dice Cline, es que el público tiene expectativas poco realistas sobre la disciplina de la arqueología, y los medios de comunicación populares destacan la emoción de la persecución en lugar de la lenta acumulación de conocimientos arqueológicos. “No somos como Indiana Jones. Es un procedimiento científico, minucioso. Pero lo que nos entusiasma no necesariamente entusiasma a otras personas”.
Cline cuenta que, en sus años de juventud, dedicó mucho tiempo y energía a intentar rebatir las supuestas pruebas bíblicas que encantan al público año tras año. Con el tiempo, sin embargo, lo dejó y ahora centra su tiempo tanto en sus expediciones como en la traducción de sus investigaciones para aquellos que están dispuestos a aceptar los resultados del proceso científico. “La gente va a creer lo que quiere creer”, suspira.
Eso no cambiará pronto, así que, mientras tanto, está centrado en desenterrar un palacio cananeo del siglo XVIII a.C. en Tel Kabri, en lo que hoy es el norte de Israel. Tras una pausa en el trabajo de campo por la pandemia, prevé volver el próximo verano para seguir excavando un suelo de yeso pintado en el yacimiento de la época del Antiguo Testamento. “Para nosotros, [el suelo] es increíblemente importante, porque muestra las relaciones y los contactos internacionales de hace casi 4000 años”, agrega.
“No es el Arca de Noé, pero es un suelo pintado, lo cual es suficiente para mí”, concluye el arqueólogo.