El sector de las criptomonedas está enfrentando una catástrofe sin precedentes tras el colapso del otrora poderoso mercado de intercambio de criptomonedas FTX.
Este contenido fue publicado el 01 diciembre 2022 – 09:00
swissinfo.ch
Las empresas suizas están en el filo de la navaja durante la crisis que vive el sector de las criptomonedas, divididas entre las inevitables pérdidas de corto plazo que han registrado y la perspectiva de que Suiza se confirme como un centro global consolidado para la industria la cadena de bloques (blockchain).
Hasta hace poco, el grupo FTX, con sede en Bahamas, era visto como una de las empresas de criptomonedas más estables e innovadoras del mundo. Combinaba dos misiones: ser la segunda casa de intercambio de criptomonedas más importante del mundo y operar Alameda Research, un negocio de inversión altamente rentable.
No obstante, el FTX se declaró en bancarrota en Estados Unidos a principios de noviembre y está bajo investigación en numerosos países por sospecha de fraude. “Jamás, en toda mi carrera, había visto un fracaso tan grande en los controles corporativos y una ausencia tan significativa de información financiera confiable”, declaró en documentos judiciales estadounidenses el liquidador de la compañía, quien fuera también en el pasado el responsable de la liquidación de Enron.
La punta del iceberg
El efecto dominó que provocó la implosión del FTX seguramente se dejará sentir en Suiza, pero el daño real se conocerá hasta dentro de algunas semanas. La industria se prepara para una caída en los volúmenes de negociación, menos inversión de capital de riesgo, más quiebras potenciales de empresas con vínculos comerciales con el FTX y un menor apetito del sector financiero tradicional por la toma de riesgos relacionados con el mercado de las criptomonedas.
“Probablemente hoy solo vemos la punta del iceberg”, dijo a SWI swissinfo.ch Michael Guzik, director ejecutivo de la plataforma suiza de préstamos en criptodivisas CLST. “La confianza en el mercado está completamente perdida. Incluso los jugadores de criptomonedas más sofisticados afirman que no quieren saber más del tema”.
“Es difícil evaluar la gravedad del contagio que provocará el FTX en el espacio suizo de los activos criptográficos”, dijo Martin Burgherr, director de Clientes del banco Sygnum, “anticipamos que esto será grave para la industria global con significativos efectos en cascada que aún no han salido a la luz”.
Varias compañías suizas de esta industria, incluidos Bitcoin Suisse, Digital Finance, 21Shares, Sygnum y los bancos SEBA, han emitido declaraciones aclarando que no están en peligro de ser arrastrados por el colapso del FTX.
Bitcoin Suisse reconoció que una “cantidad marginal” de sus fondos está atrapada en el intercambio del FTX que ha quedado congelado, pero argumentó que no es suficiente como para afectar de forma significativa su salud financiera. La compañía filial del FTX, Alameda Research, había invertido en SEBA, pero el banco dice que esta participación es inferior al 1% y que no tenían derecho de voto.
Fondos congelados
Crypto Consulting, firma que administra fondos invertidos en criptomonedas, expresó que los inversores que tienen activos atrapados en el FTX no han recibido indicaciones claras sobre cómo o cuándo podrán recuperar estos haberes.
El FTX inició operaciones en Suiza en 2022, sus primeros pasos se centraron en la adquisición de un bufete de abogados suizo especializado en criptomonedas. Su intención era convertir a Suiza en la sede de sus operaciones en Europa y Medio Oriente.
Sin embargo, los ejecutivos a cargo de esta unidad de negocios han modificado ya sus perfiles en redes sociales para distanciarse del FTX y no atendieron las llamadas de swissinfo.ch.
Pese a lo ocurrido, Suiza -que se vende en el mundo como la Cripto Nación-, confía en que la debacle del FTX traerá algunos beneficios de largo plazo. Por ejemplo, la industria de las criptomonedas saldrá posiblemente de las sombras de los paraísos fiscales para mudarse a países más respetables y con una fuerte tradición en supervisión regulatoria.
“Las jurisdicciones con ventajas fiscales (offshore) están perdiendo su atractivo”, dijo a swissinfo.ch Ralf Kubli, miembro de la junta directiva de la Asociación Casper. “Los clientes institucionales que se preocupan por su reputación no tienen interés por realizar negocios en estos sitios”.
Rumbo a la seguridad
“[La caída del FTX] ofrece a Suiza nuevas oportunidades para posicionarse como un refugio seguro para los inversores en estos tiempos de incertidumbre”, dijo Martin Burgherr de Sygnum.
Este banco recibió activos adicionales de sus clientes por 345 millones de francos suizos (363 millones de dólares) en las tres primeras semanas de noviembre, fondos que huyen de la volatilidad. Se prevé que este dato alcance los 400 millones de francos suizos en el cierre de noviembre.
Suiza ha modificado ya sus leyes corporativas y financieras para adecuarlas a las necesidades de la cadena de bloques, y el organismo regulador del sistema financiero de Suiza -FINMA- ya está acostumbrado también a los matices que imponen las criptomonedas.
Lo anterior llevó a otra empresa dedicada al intercambio de criptomonedas, BitMEX, a considerar mudarse de las Seychelles a Suiza, luego de recibir embestidas por parte del fisco de los Estados Unidos que exigía mayor transparencia en sus operaciones.
“La regulación es necesaria para evitar las potenciales actividades maliciosas y delictivas que hemos visto a gran escala y en instancias diversas”, escribió Crypto Finance en un informe sobre la debacle de FTX.
El colapso del FTX
El FTX y su fundador, Sam Bankman-Fried, eran considerados hasta hace poco como parte de los principales exponentes de las criptomonedas a nivel mundial.
El FTX Group, con sede en las Bahamas, fue valorado en 32 000 millones de dólares, incluyendo su segunda unidad de intercambio e inversión en criptomonedas Alameda Research, que era también la más grande a nivel global.
El 2 de noviembre, un informe publicado por la prensa encontró graves deficiencias que habían sido ocultadas en el informe financiero del grupo. Unos días más tarde, Binance, su competidor, vendió todo el arsenal de tokens digitales que tenía del FTX -que respaldaban préstamos de Alameda y facilitaban los intercambios de criptomonedas del FTX-, lo que hizo que su precio colapsara.
Mientras el FTX luchaba por afrontar las consecuencias, Binance propuso adquirir a su rival, pero luego reculó y retiró propuesta.
El 11 de noviembre, el FTX se declaró en bancarrota en Estados Unidos y varios países comenzaron a investigar sus actividades.
Aparentemente, la compañía fue víctima de un pirateo de muchos millones de dólares que fueron transferidos a otra cuenta.
El responsable de la liquidación de esta compañía describe la situación del FTX como “un completo fracaso de los controles corporativos y una ausencia total de información financiera confiable”.
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Adaptado del inglés por Andrea Ornelas
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