Sergio Massa recibió el último número de inflación en Indonesia. Al 6,3% no lo sorprendió, ya que días anteriores la comitiva presidencial lo escuchó decir que “hasta 6,4% estaba dentro del plan”. Hacia adelante, asegura que a la elección del año próximo (octubre) “vamos a llegar debajo del 3%”. Pero fue a Bali en busca de otro desafío: diez días atrás, el ministro de Economía le envió un archivo por WhatsApp a Kristalina Georgieva titulado El impacto de la guerra de Ucrania en Argentina. Este informe estima que nuestro país sufrió una pérdida de 4.949 millones de dólares y este es el número que consiguió poner en discusión con el Fondo Monetario Internacional con el objetivo de conseguir un alivio en las cuentas.
La titular del FMI llegó a la reunión con Alberto Fernández en Indonesia sabiendo que sería uno de los reclamos y aceptó abrir el debate. Massa ya había dejado el documento en la reunión del Comité de Desarrollo. Meses atrás, vio discutir el costo de la guerra en Europa, pero no su impacto en Argentina. “Nosotros en el Hemisferio Sur ya estamos pagando sus consecuencias”, dijo y pidió elaborar un informe que presentó días después.
“El valor de la importación de combustibles creció de 1.999 millones de dólares –de acuerdo con el valor anterior a la guerra– a 5.756 millones, lo que resultó un crecimiento neto de 3.757 millones. En relación con el complejo agroexportador, las exportaciones netas estuvieron 617 millones por encima de lo proyectado antes de la guerra. Finalmente el costo del flete de exportación sufrió un aumento de 1.800 millones por encima de lo estimado antes de la guerra. El impacto final del aumento de los precios internacionales, debido al conflicto en Ucrania, fue estimado en 4.949 millones de dólares”, dice el paper al que accedió PERFIL y que ya está en poder del FMI.
Sobre el valor del combustible se detalla: “Suponiendo que los precios hubieran quedado igual que el promedio mensual de 2021, las importaciones de combustible alcanzarían los 9.033 millones de dólares. En contraposición, con el aumento de precios de 2022, se proyecta que las importaciones de combustible alcanzarán los 13.279 millones de dólares”.
El informe también da cuenta del aumento de los precios internacionales del sector agropecuario, algo que deja números positivos a la Argentina, pero que no alcanzan a mejorar la balanza. “Tras el estallido de la guerra, se produjo un shock generalizado de precios que incrementó los valores de venta de granos hasta mayo de 2022: soja: 9,4%, trigo: 33,7% y maíz: 17,8%”, se explica. Y agrega: “A pesar del incremento en los precios, aumentó la cantidad de granos necesaria para comprar una tonelada de fertilizante, que se mantuvo en niveles superiores a los observados antes del conflicto”.
De acuerdo con el cálculo oficial, “se estima que Argentina importa el 70% de los fertilizantes que necesita para su producción agrícola. Suponiendo que las importaciones en el año 2022 fueran iguales a las del período 2020-21, y manteniendo los precios vigentes durante la primera mitad de 2022, la importación de fertilizantes ascendería a 4.400 millones de dólares para todo 2022. Esto representa un aumento del 93%”.
Según pudo averiguar PERFIL, el Fondo hizo sus propias cuentas y en una primera charla informal aseguró que las pérdidas son de 3.500 millones de dólares y no de 5 mil. “Nos adjudican que Martín Guzmán incumplió con la aplicación de la eliminación de subsidios y esa es la diferencia en los números, pero es un buen comienzo ya poder discutirlo”, explicó un funcionario.
Esta discusión comenzará de manera formal cuando se cierre la revisión del tercer trimestre y se abran las negociaciones por las metas 2023. ¿Qué podría conseguir la Argentina? La creación de un fondo similar al de resiliencia que se puso en marcha para poder afrontar la pandemia, el envío de Derechos Especiales de Giro o un alivio en las metas que nuestro país debe cumplir para el próximo año.
Mientras esto se discute, la inflación sigue siendo el principal desafío: “Vamos llegar a la elección debajo de 3%”, dice Massa en la intimidad. Para llegar a ese porcentaje, el objetivo es bajar un punto cada dos meses. En esa cuenta, calcula los dos meses de inflación estacional que son marzo y julio. Este es un número que puede hacer entusiasmar al Frente de Todos para octubre del año próximo “para dar pelea”, aunque inmediatamente advierte: “En Brasil, Jair Bolsonaro logró bajar la inflación al 5% anual antes de las elecciones, fue a los comicios con deflación, así perdió”.
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