La tensión global por el conflicto entre Rusia y Ucrania ha aumentado los precios del petróleo a nivel internacional. La semana pasada los precios del Brent, WTI y la mezcla mexicana superaron los 100, 96 y 90 dólares, respectivamente.
Si bien los gobiernos pueden obtener más ingresos petroleros por la tensión en Europa, en el caso de México el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha dicho – desde su campaña a la Presidencia– que el precio de las gasolinas no subiría más allá de la inflación.
Para tal fin, en un escenario de altos precios del crudo se utiliza el estímulo fiscal al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y así evitar que el consumidor pague más caro el combustible.
Sin embargo, de seguir con una tendencia al alza en los precios internacionales del crudo, el gobierno tendría que seguir con el estímulo fiscal de 100% (al menos para la Magna), lo que a decir de los expertos se convertiría en un “subsidio” del IEPS en gasolinas dado que el erario tendría una recaudación negativa en este impuesto.
La última vez que el gobierno federal tuvo que dar un “subsidio de facto” a la recaudación del IEPS fue en el 2014, ante el aumento en el precio del barril de petróleo.
En el “Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2014” se detalló que en ese año los ingresos petroleros fueron inferiores en 4.2% en términos anuales reales, entre otras causas, porque al consumidor final se le trasladaron 50,149 millones de pesos reales por el subsidio de IEPS a gasolinas y diésel.
Esto ocurrió así debido a que el precio promedio de venta al público de dichos combustibles fue menor al precio productor de Pemex, lo que implicó que la tasa del impuesto fuera negativa, explicaron.
“No se sabe si se volverá a aplicar, pero está el antecedente y existe esa posibilidad”, comentó Adrián García Gómez, coordinador de ingresos e impuestos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
García Gómez agregó que es un tema tanto interesante como complejo porque la administración federal entraría en una disyuntiva. “El gobierno aplica el subsidio o deja que el precio de la gasolina suba, ambos tienen diferentes costos y se tendría que valorar qué es lo mejor para las finanzas públicas”.
Para la semana del 26 de febrero al 4 de marzo el estímulo fiscal para la gasolina Magna es de 99.10%; se redujo, ya que la se mana previa alcanzó, por primera vez, 100% en la gasolina de bajo octanaje. Para la gasolina Premium y el diésel el estímulo es de 77.46 y 78.64%, que también registraron caídas debido a que en la semana previa el gobierno autorizó los estímulos de 82.75 y 88.46%, respectivamente.