Ratas, piojos, cucarachas, zorros, buitres… son algunos de los animales que los nazis usaban para definir a los judíos. Pero más allá de lo evidente, utilizaron otras palabras para deshumanizarlos. Ahora, el análisis lingüístico de decenas de discursos, artículos, panfletos o póster muestra cómo el proceso de deshumanización iniciado por el nazismo antes de llegar al poder se fue modulando: en los años previos al Holocausto, el judío era representado como un ser incapaz de tener sentimientos humanos. Pero coincidiendo con el inicio del exterminio, los hebreos europeos aparecen como agentes del mal, casi como demonios instigadores de grandes amenazas. La consecuencia, buscada o no, fue rebajar las barreras morales hacia su eliminación en masa. Al final de la guerra, seis millones de ellos habían sido asesinados.
Investigadores de las universidades de Stanford, California (Estados Unidos) y Tel Aviv (Israel) han usado una herramienta de análisis psicolingüístico para cuantificar las palabras referidas a estados mentales aparecidas en la propaganda nazi entre 1927 y 1945. Su hipótesis de partida es que pudo haber distintas formas de demonizar a los judíos. Lo explica Alexander P. Landry, de la Universidad de Stanford y coautor del estudio: “Estos términos sobre el estado mental son aquellos relacionados con la capacidad de sentir sensaciones y emociones (experiencias) o, por otro lado, la capacidad de tener pensamientos complejos, planificar y actuar intencionalmente (los autores del estudio utilizan el término “agency”, que se traduciría como acción o instrumentalidad)”. Parten de la teoría que postula que reconocer al otro la capacidad de sentir, mantiene la prevención moral de hacerle daño. Mientras que la agency, detalla Landry, “los hace moralmente responsables de su comportamiento”.
Tras el inicio del Holocausto, a los judíos se les atribuyó niveles cada vez mayores de capacidad de acción. Esto puede haber sido un esfuerzo de los propagandistas nazis para demonizarlos”
Alexander P. Landry, investigador de la Universidad de Stanford
El análisis de la propaganda nazi, publicado en la revista PLoS ONE, confirma la deshumanización de los judíos. A lo largo de todo el periodo estudiado, la proporción de términos referidos a las emociones y la instrumentalidad se mantienen en niveles muy altos. Pero detectan que el proceso no fue uniforme: cambió poco antes del inicio del Holocausto. “Observamos que la capacidad de experiencia de los judíos disminuyó constantemente en el período previo al Holocausto, lo que sugiere que se les negó progresivamente la consideración moral durante este período·”, dice Landry. Esta negación progresiva pudo haber facilitado la violencia sistemática contra ellos. “Sin embargo, tras el inicio del Holocausto, a los judíos se les atribuyó niveles cada vez mayores de capacidad de acción. Esto puede haber sido un esfuerzo de los propagandistas nazis para demonizar a los judíos, retratándolos como agentes del mal intencionalmente malévolos, para justificar la violencia que se les inflige”, completa.
La referencia creciente a la instrumentalidad se apoya en el aumento que observan de la presencia de palabras de agencia, como malvado, infernal, plan… Mientras, tras la generalización del exterminio, términos como mente, benevolencia, sentir… bajan. De la muestra de vocablos que seleccionaron los investigadores, el que más dejó de usarse en los textos nazis desde el verano de 1941 fue liebe, amor en alemán. De hecho, es en esos meses cuando detectan el cambio de tendencia entre unos términos y otros. Aunque el inicio oficial del Holocausto se data en enero de 1942, con la conferencia de Wannsee donde se aprobó la solución final (los campos de exterminio), ya en el verano del año pasado empezaron los asesinatos masivos y muertes por hambre en el este de Europa.
Para validar sus resultados, los autores del estudio ampliaron el análisis. Por un lado, volvieron a analizar los materiales de propaganda nazi, pero buscando términos relacionados con la pureza, la salud y la higiene o con la muerte y la amenaza. Observaron que ambos grupos de palabras subieron desde el verano del 41, siguiendo una curva similar a la dibujada por las palabras relacionadas con la capacidad de acción. Por otro lado, recopilaron una muestra similar de artículos y discursos que no trataban de judíos directamente. Querían saber si el recelo, odio o miedo existencial que destilaban muchos de ellos eran algo generalizado y no solo centrado en la cuestión judía. Salvo en los vocablos relacionados con la salud o el miedo, no vieron que la tendencia detectada con los judíos se mantuviera.
Las teorías sobre la deshumanización del otro mantienen que este proceso ayuda a eliminar las barreras que la moral impone al daño a los semejantes. De ahí que las referencias continuas a animales desagradables o las enfermedades infecciosas sean una constante en la propaganda nazi. Pero, para los autores de esta investigación, la cosa no es simple. En sus conclusiones, escriben: “Estos patrones sustentan las afirmaciones de que los judíos fueron objeto de una demonización, en la que su capacidad para el razonamiento sofisticado coexistía con una depravación moral infrahumana”.
La investigadora del departamento de psicología de la Universidad de York, Harriet Over ha estudiado las distintas teorías de la deshumanización en casos de violencia contra las masas, como el genocidio judío. No relacionada con el trabajo de Landry analizando la propaganda, Over aclara que la idea de la deshumanización puede referirse a distintas cosas: “Algunos investigadores la definen como tratar a los humanos de una manera que nunca deberían ser tratados. Si estamos hablando de esto, entonces por supuesto que los nazis deshumanizaron a los judíos”. Para otros científicos, la deshumanización se basa en el uso de metáforas o la simple equiparación del otro con animales. “Si estamos hablando de esto, entonces por supuesto que los nazis deshumanizaron a los judíos. La propaganda nazi está repleta de referencias a los judíos como alimañas, ratas o parásitos”, añade la psicóloga social británica.
Pero Over recuerda que hay otra posibilidad en la que la deshumanización consiste básicamente en considerar al otro grupo como infrahumano. Entendida así, que los nazis le negaran su condición de humanos a los judíos es, según Over, controvertida: “Otros y yo hemos argumentado que los sistemas de terror solo pueden mantenerse si se comprende que las víctimas son humanos. Para oprimir a toda una comunidad de personas, es necesario entender su humanidad y cómo aterrorizarlos para que se sometan. Y añade: “La propaganda nazi a menudo se refiere al pueblo judío en términos humanos específicos. Por ejemplo, describiéndolos como enemigos, criminales y traidores. Estos términos tienen sentido cuando se aplican a humanos, pero parecen fuera de lugar cuando se aplican a animales. De manera similar, temas destacados en la propaganda nazi hacían referencia a estados mentales humanos específicos supuestamente típicos del pueblo judío, por ejemplo, acusaciones de complots para buscar la dominación mundial”. Esto coincide con parte de los resultados de la investigación de Landry.
Aún estamos creando [monstruos]. Lo vemos en las actitudes europeas hacia los refugiados musulmanes y africanos, en la propaganda antimusulmana en Myanmar, en las actitudes rusas hacia los ucranianos y en el racismo estadounidense contra los negros”.
David Livingstone, investigador de la Universidad de Nueva Inglaterra y autor del libro ‘Making Monsters. The Uncanny Power of Dehumanization’
En el libro Making Monsters. The Uncanny Power of Dehumanization (Fabricando monstruos. El inquietante poder de la deshumanización, aún no editado en España), el psicólogo David Livingstone, nieto de judía alemana, cuenta en uno de sus capítulos la historia de los linchamientos en Estados Unidos. De los 4.467 linchados hasta la muerte de los que hay datos habidos entre 1883 y 1941, solo 73 eran blancos. Salvo algún que otro indio, todos los demás eran negros. En una conferencia dada la semana pasada en la Universidad de Arizona (Estados Unidos), Livingstone recordaba como eran estos ajusticiamientos. Se reunían miles de personas llegadas de todas partes. Los trenes organizaban trayectos para ver el espectáculo y se cerraban los colegios para que también fueran los niños. Generalmente, el ajusticiado moría tras horas de tortura y mutilaciones. “¿Cómo podía la gente hacer una cosa así?”, se pregunta este profesor de psicología en la Universidad de Nueva Inglaterra en Maine. La respuesta la da el propio Livingstone. Al revisar los periódicos de entonces, los cronistas del espectáculo usaban adjetivos como “monstruo encarnado”, “monstruo antinatural” o como decía la crónica del New York Sun, “el monstruo más inhumano conocido de estos tiempos”. Más que animales, los negros linchados eran considerados como monstruos con rasgos humanos y animales. Y para Livingstone, profesor en las universidades de Toronto y Yale, la propaganda nazi pintaba así a los judíos.
“David [Livingstone] ha realizado una cuidadosa investigación que muestra que la propaganda nazi contiene referencias a los judíos como animales no humanos (por ejemplo, ratas y parásitos), así como criminales, enemigos y traidores. Utiliza esta evidencia para argumentar que los nazis percibían a los judíos como humanos e infrahumanos a la vez y, en consecuencia, como monstruos horribles”, opina Harriet Over. Y al arrebatarles la condición de humanos, el Holocausto fue más fácil. Pero la psicóloga británica también recuerda en un correo que el proceso de deshumanización no es un requisito para la barbarie: “Como ha argumentado Paul Bloom, peca de optimista la afirmación de que cuando nos reconocemos como humanos, tendemos a tratarnos bien. La realidad puede ser peor: hay ciertos tipos de daños que reservamos solo para otros humanos”. Bloom es psicólogo en la Universidad de Toronto y ha escrito muchos artículos y libros sobre la naturaleza humana, en particular, sobre la crueldad humana.
Livingstone, el autor de Making Monster, mantiene que “los nazis realmente consideraban a los judíos como untermenschen (infrahumanos) peligrosos”. Pero no cree que deshumanizarlos fuera un simple plan: “La deshumanización de los judíos por parte de los nazis no fue una estrategia para justificar su exterminio. Más bien, fue la base para su exterminio”, dice en un correo. Y aquellas ideas de hace un siglo no son cosa del pasado. Lo destaca Livingstone: “Aún estamos creando [monstruos]. Lo vemos en las actitudes europeas hacia los refugiados musulmanes y africanos, en la guerra genocida en Etiopía, en la propaganda antimusulmana en Myanmar, en las actitudes rusas hacia los ucranianos, en la islamofobia hindú y en el racismo estadounidense contra los negros, por nombrar solo algunos ejemplos”.
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