Que los hospitales se colapsen o no depende de cuántas personas enfermen a la vez, pero también de cómo se diseñen esos edificios. Los expertos en arquitectura sociosanitaria tienen claro que mejorar el diseño de los hospitales resulta clave para afrontar las emergencias sanitarias que se avecinan. En Australia, por ejemplo, apuestan por apoyarse en nuevas tecnologías que permitan ofrecer cuidados de salud en red para reducir hasta en un 30 % la demanda de cuidados agudos en hospitales durante la próxima década
De cómo adaptar los hospitales a las pandemias se ha hablado largo y tendido en el último congreso en arquitectura sociosanitaria “Facilitar la salud, la atención y el bienestar mediante la investigación en diseño” (ARCH22), celebrado en la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos, y cuyas comunicaciones se encuentran disponibles en The Evolving Scholar.
En la quinta edición de este congreso se ha hecho especial hincapié también en los proyectos pioneros en el diseño de espacios que mejoran el bienestar de los pacientes.
Impacto de la pandemia en la arquitectura sanitaria
No cabía ninguna duda de que el impacto de la covid-19 en el diseño y la adaptación de los hospitales iba a ser uno de los temas a debatir en este foro, que en 2021 tuvo que aplazarse justamente por la pandemia. Prueba de ello fue un estudio presentado por investigadores británicos que analizaba los requisitos ambientales y de infraestructura necesarios para que una misma habitación se pudiera adaptar a distintas funciones clínicas.
También resultó interesante un estudio holandés que evaluaba las estrategias de funcionamiento y las soluciones de diseño llevadas a cabo durante la pandemia para incrementar la capacidad de las UCI, separar los recorridos de pacientes y personal o permitir el distanciamiento físico.
La variedad de países participantes permitió estudiar adaptaciones culturalmente muy distintas, como los vagones de tren convertidos en habitaciones para tratar pacientes infecciosos en la India.
Otra aportación interesante, esta vez desde Australia, presentaba un proyecto piloto que propone un sistema de salud más sostenible debido a la reducción del capital y los gastos recurrentes, mayor integración en la comunidad y mayor accesibilidad para pacientes. Todo ello sostenido gracias a una base tecnológica que permite ofrecer cuidados de salud en red de manera digital, y de esta forma reducir hasta en un 30 % la demanda de cuidados agudos en hospitales durante la próxima década.
Hospitales que nos hacen sentir bien
En el centro de Rotterdam hay un edificio, diseñado por EGM Architects, que adelanta lo que podría ser el futuro de la arquitectura sanitaria, integrado en la trama urbana, a pesar de su gran escala. Dentro del mismo complejo hay una variada oferta de servicios, tiendas y equipamientos, además de terrazas ajardinadas, patios cubiertos o jardines exteriores. Incluso se ha tenido en cuenta al diseñarlo que tuviera la necesaria conectividad con el transporte público y modos de transporte activos.
Otro proyecto del mismo equipo es la Clínica de Ortopedia Reinier Haga, donde el principal objetivo del equipo directivo ha sido retrasar al máximo la sensación de estar enfermo o lesionado para mejorar la respuesta del paciente a la rehabilitación, cirugía o tratamiento. A efectos de diseño, este objetivo ha repercutido en zonas estanciales luminosas alrededor de un patio cubierto que acoge la cafetería y la zona de visitas.
Residencias sociosanitarias
La residencia Zierik7 Allévo (también en Países Bajos) es un buen ejemplo. Destinada a personas con demencias o discapacidad física, ha sido diseñada por el estudio de arquitectura Gortemaker Algra Feenstra. Junto a la parcela de la residencia se encuentran una escuela y un supermercado.
Los límites de la residencia no están señalados con barreras físicas visibles para permitir la integración en el barrio y la convivencia con los escolares. Por ejemplo, para impedir que las personas salgan del recinto por un lugar que no sea el acceso a la parcela, hay una zona de vegetación salvaje profunda que disuade a los residentes a seguir por esa ruta. Además de contar con un diseño que fomenta la autonomía de los residentes, aquellos que lo requieren llevan una pulsera de geolocalización y tienen asignadas diversas rutas con hitos registrados para deambular libremente con seguridad.
La distribución de la residencia en forma de estrella permite aumentar la superficie de fachada para que cada una de las personas que viven allí cuente con su propia puerta de acceso desde el exterior.
El edificio se desarrolla principalmente en planta baja, donde se sitúan los apartamentos y habitaciones comunes, mientras que en la primera planta están las zonas de personal y terapia. Las salas comunes se ubican en la zona central de la residencia y sirven como zona de reunión y comida. Cada una de ellas tiene un carácter propio con temáticas distintas como la jardinería, la música, la lectura, la pesca o los deportes, para que los residentes elijan en función de sus gustos e intereses.
Otro ejemplo es el complejo Rosa Spier Huis, diseñado por el estudio EGM, que enfatiza precisamente este último punto. Las personas que viven allí tienen que haber sido artistas o científicos y son sus aficiones e intereses culturales los que determinan la posibilidad de vivir en este complejo.
Con una agenda de más de 40 conciertos anuales abiertos a la comunidad, talleres de escultura y pintura, biblioteca y exposiciones temporales, el complejo Rosa Spier acoge una comunidad intergeneracional de un alto nivel cultural que ha ido adaptándose a la progresiva demanda de cuidados y servicios de apoyo de sus residentes, permitiendo así que las personas con mayor grado de dependencia puedan permanecer allí toda la vida disfrutando de sus pasiones e intereses en un entorno estimulante.
Retos de futuro
Si la guerra, el cambio climático, la crisis energética y los virus lo permiten, el próximo congreso se celebrará en junio de 2024 en Helsinki. Esta nueva edición se centrará en tres temáticas: el efecto del diseño en el bienestar emocional y social de las personas; el efecto del diseño en la transformación de la prestación de cuidados y cultura institucional; y el diseño como herramienta terapéutica, entornos que curan, apoyan y rehabilitan.
Esperamos que a la próxima edición se sumen más investigaciones y buenas prácticas españolas y latinoamericanas para avanzar en este campo de conocimiento en nuestros contextos locales.