Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá
Uno de los fundadores de este activismo, el veragüense Ismael Núñez, muestra con orgullo la Medalla de la Amistad, que otorga el Consejo de Estado de la nación caribeña. “La recibí en 1998 de manos del entonces embajador cubano Carlos Zamora, pero mi lucha es de antes”, aseguró.
La Revolución cubana y el ejemplo de su líder Fidel Castro siempre irradiaron en los jóvenes, pero sobre todo en los pueblos del mundo en la lucha por la autodeterminación y justicia social, señaló.
“Por eso me siento orgulloso de esta continuidad y de que mi tierra, donde nació el general Omar Torrijos Herrera, quien tanto simpatizara con Fidel y Cuba, fuera la sede de este XXIII Encuentro, pero el amor por la isla es cotidiano y eterno, va más allá de estos intercambios, así lo siento yo”, remarcó.
VERAGUAS, DIGNA SEDE
El doctor Aníbal Lara, graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana en 2010, encabezó un nutrido colectivo que colaboró con la organización de la cita mayor de los integrantes de todos los capítulos provinciales de solidaridad con Cuba en Panamá.
Llegaron de los dos extremos del istmo con sus mochilas cargadas de proyectos y sueños, como aseveró el colonense Cornelio Góngora.
Los recibieron los intensos aguaceros de este lado occidental de la nación canalera, pero nada opacó el brillo de una cita esperada, efectuada 21 y 22 de octubre, la primera de manera presencial después de dos años de restricciones por la Covid-19.
Para Lara fue cardinal la celebración del encuentro días antes de que en Naciones Unidas debatan por trigésima ocasión la Resolución que presenta La Habana de rechazo al cerco económico, comercial y financiero impuesto por Washington, una noble causa respaldada por la mayoría de las naciones miembros.
Sin embargo, dijo, nuestra solidaridad será multiplicada en este encuentro y otras acciones hasta que la criminal medida sea eliminada en bien de la familia cubana, la que más lo sufre.
El Centro Regional Universitario de Veraguas vistió las mejores galas para recibir a los solidarios con Cuba, dijo su director, Pedro Samariego.
El auditorio del centro de estudios superiores tiene al frente un busto del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, y una lápida que recuerda un apotegma esencial: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”.
Lara estimó que es otro de los símbolos de la solidaridad panameña, pero también un compromiso tener tan cerca al autor de los Versos Sencillos.
El especialista en medicina general integral precisó que este XXIII Encuentro permitió familiarizarse y unirse más en torno a un tema de convergencia, que es la defensa de la Revolución cubana.
En ese sentido, dijo que recibió a nombre de todos los capítulos provinciales el Sello Conmemorativo de los 60 años del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), de manos de la funcionaria de la prestigiosa institución, Idania Ramos.
Esta funcionaria viajó hasta Panamá para “intercambiar con los colectivos y recordarnos a todos que la batalla de estos tiempos necesita de unidad y pelea diaria en las redes sociales, entre otros desafíos».
UNA MEDALLA, MIL HONORES
El también veragüense José González regresó recientemente de La Habana. El Héroe de la República de Cuba y presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Fernando González, colocó en su pecho una distinción que le honra, expresó, pero también compromete.
La Medalla de la Amistad, que otorga el Consejo de Estado, comentó, es lo más grande que me pasó en mi vida y en los 52 años que llevo de relación especial con Cuba.
En la medida que pasan los años, explicó, he ido madurando pero al mismo tiempo consolidando mi voluntad de servicio al heroico pueblo caribeño que no da lo que le sobra, sino comparte lo que tiene, como el conocimiento de hombres de ciencia, el deporte, los maestros, los médicos que salvan vidas en lugares inhóspitos del planeta.
Cuba también fue pionera, gracias a Torrijos y a Fidel, agregó, de que estudiantes panameños se formaran en diversas carreras y que técnicos de la nación antillana llegaran a Panamá para asesorar la producción de azúcar.
SOLIDARIDAD PERMANENTE
Muchos recordaron aquí la IX Cumbre de las Américas, cuando una humilde profesora panameña, Adela Panezo, natural de Colón, pero ahora residente en Los Santos, dio al mundo una lección de honestidad.
Para esa cita había sido asignada como coordinadora del Grupo de Gobernabilidad Democrática de Mesoamérica, pero se retiró del evento y se negó a la vocería cuando expuso sus serias diferencias con los patrocinadores sobre el concepto de democracia.
Todo estaba decidido: se salió del cónclave cuando excluyeron a Cuba, Venezuela y Nicaragua de los países en democracia, pero no sin antes denunciar la corrupción, falta de transparencia, intereses particulares y problemas sociales de naciones que se autoproclaman democráticas.
En el XXIII Encuentro, la docente de filosofía fue de las más activas y con su sapiencia aportó al texto de la Declaración Final del foro.
A su juicio, si de solidaridad con Cuba se trata, «estamos hablando de un compromiso cotidiano, permanente y militante», tal como lo recoge el espíritu de las conclusiones de esa cita de dos días en Santiago de Veraguas.
PONER FIN A LA HOSTIL POLÍTICA
En su pronunciamiento, la Coordinadora Nacional de Solidaridad con Cuba en Panamá no solo rechazó el bloqueo económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos a la isla, sino que convocó a nuevas manifestaciones de respaldo a la presentación en ONU del informe sobre el impacto de esa medida y otra ocasión para demandar su eliminación.
Asimismo exigió la devolución a sus legítimos dueños del territorio ilegalmente ocupado por una base militar estadounidense en la oriental provincia de Guantánamo.
El texto, debatido en comisiones de trabajo y en plenaria, también exigió a la Casa Blanca que elimine a la nación antillana del controversial listado de países patrocinadores del terrorismo.
La condena a la Ley Helms-Burton, instrumento que sirve a Washington para expandir su política intervencionista, fue otro de los puntos del documento que instó además a reforzar y ampliar el respaldo permanente de la Revolución triunfante en 1959.
La solidaridad reafirmó su inspiración en el legado del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, para, entre otras de proyecciones, respaldar las iniciativas que despliega la Asociación Martiana de Cubanos Residentes en Panamá. Otro de los acuerdos fue participar en el III Encuentro Centroamericano de Solidaridad con Cuba en Honduras, del 11 al 13 de agosto del próximo año.
Además se comprometieron a tener una representación en la XVI Brigada Internacional 1 de mayo y la XXVIII Brigada Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba, dedicada al 70 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, organizadas por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).
Otras dos comisiones de trabajo abordaron las consecuencias para la economía y la familia cubana del criminal bloqueo que impone Estados Unidos a Cuba.
Rechazaron programas subversivos y de desestabilización financiados por Estados Unidos en las diversas plataformas y reclamaron el cese de las transmisiones de radio y televisión Martí.
También subrayaron la necesaria solidaridad con la lucha de pueblos hermanos del continente, en particular Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que también enfrentan constantes ataques del imperio y sus lacayos.
En la cita se aprobó celebrar en 2023 el XXIV Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba en la región panameña de Azuero.
arb/ga