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La primera vez que lo noté tenía 18 años: picor, secreción vaginal anormal… Era verano, estaba de vacaciones con mi novio y la sensación era tan incómoda que hasta caminar me resultaba un suplicio. No tenía ni idea de lo que me ocurría, así que hice lo que haría cualquier ‘millennial’: buscar en Internet. Fue teclear mis síntomas y descubrir una nueva palabra que, aunque en ese momento aún no lo sabía, iba a estar muy presente en mi vida: candidiasis. Por supuesto, no me conformé con las conclusiones de Dr. Google, que todas sabemos que no es apto para hipocondríacas. En cuanto regresé del viaje, acudí a mi ginecóloga para que me examinase y confirmase el diagnóstico. Efectivamente, tenía una infección provocada por el hongo cándida. Sí, un hongo. ¡Horror!
Lo primero que piensas cuando te dicen algo así es: “qué vergüenza”, “¿cómo se lo cuento a mi chico?”, “¿pensará que mi higiene no es adecuada?”, “¿y si no quiere volver a acostarse conmigo?”… y un sinfín de torturas mentales que se generan por culpa del tabú que existe alrededor de cualquier tema relacionado con el aparato reproductor femenino. Vaya, lo mismo que ocurre con la endometriosis, con los cambios que provoca la vacuna del Covid en el ciclo menstrual o, simplemente, con la regla. Pasado el trance de contárselo a mi pareja (quien, por cierto, lo comprendió perfectamente), me puse el tratamiento que me recomendó la doctora (en este caso, óvulos vaginales) y se acabó el drama. O eso creía yo.
Al cabo de unas semanas, volví a notar el mismo picor. Esta vez, la ginecóloga me recomendó repetir el tratamiento y que mi novio se tomase una pastilla (la primera vez él no se había tratado). Conseguí solucionar el problema, pero desde esa ocasión, la candidiasis se ha convertido en un lastre al que me tengo que enfrentar varias veces al año. Cada cierto tiempo, vuelvo a sufrirla por diferentes motivos: si me tomo un antibiótico, si paso una época de estrés en el trabajo, si hago un viaje de muchas horas en avión… Es decir, situaciones que bajan mis defensas y que consiguen que mi Kryptonita cobre fuerza.
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La única diferencia entre mi yo de 18 con candidiasis y mi yo de 30 con candidiasis recurrente es que ahora tengo la madurez y la educación sexual suficiente para hablar de ello abiertamente con mi círculo cercano. Y gracias a esas conversaciones, me he dado cuenta de que es algo mucho más común de lo que pensaba: “alrededor del 75% de las mujeres la sufren al menos una vez en la vida y el 50% de estas padecen candidiasis recurrentes”, según apuntan en la web de GineCanes (una gama de medicamentos de Bayer para tratar este tipo de enfermedades íntimas). Si eres una de esas chicas, esta carta va dirigida a ti. Y, más allá de mi experiencia, mi recomendación es que acudas siempre a una profesional. A continuación, te dejo algunas de las dudas más comunes que nos han resuelto dos ginecólogas: la Dra. Miriam Al Adib y la Dra. Hernández.
¿Qué es exactamente la candidiasis y qué factores la provocan?
“Es una infección producida por un hongo llamado cándida. Se da cuando se produce un desequilibrio en la microbiota vaginal. Es decir, la vagina tiene un conjunto de microorganismos que deben estar en equilibrio y si no lo están, pueden generarse infecciones, entre ellas la candidiasis. Algunos factores que pueden favorecer esto son el exceso de lavados, uso de productos que alteran la microbiota, ropa interior de tejidos sintéticos o artículos de higiene íntima que impiden la adecuada transpiración, una alimentación basada en azúcares y alimentos procesados, tomar antibióticos, etc.”, apunta la Dra. Miriam Al Adib.
¿Qué podemos hacer para prevenirla?
Ambas doctoras coinciden en que es importante evitar el abuso de salvaslips y compresas (mejor copas menstruales), no llevar ropa muy apretada, seguir una dieta saludable y no abusar de azúcares o hidratos de carbono refinados, así como lavarnos con jabón de pH neutro o con uno específico para la zona vulvovaginal.
¿Y para curarla?
“Dentro de la vulvovaginitis candidiástica hay 3 tipos: la no complicada, la complicada y la recidivante o recurrente. Las tres tienen en común que los factores desencadenantes que se han demostrado son: una diabetes mal controlada, el uso de antibióticos, una situación de inmunodeficiencia (VIH) y el embarazo o la toma de anticonceptivos porque aumentan los estrógenos”, explica la Dra. Hernández. Teniendo en cuenta eso, la profesional nos recomienda un tratamiento diferente para cada uno de los casos. *Ojo: esto es solo una guía, consulta siempre con tu ginecóloga antes de autodiagnosticarte y tratarte por tu cuenta.
- Para curar la candidiasis no complicada (un episodio al año), el tratamiento preferible es el tópico (no oral) que puede ser una dosis única o dosis múltiples (de 5 a 7 días).
- Para la candidiasis complicada (que no se resuelve con tratamiento o se da en un paciente con VIH, en una embarazada, en personas con inmunodeficienciencia o con situaciones fisiológicas graves), podría utilizarse tanto un tratamiento tópico como uno oral.
- Y, por último, en el caso de la candidiasis recurrente o recidivante (cuatro o más episodios al año), serían 14 días de tratamiento y añadir un complemento preventivo justo en los días antes de la regla durante al menos 4 o 6 meses.
¿A qué se deben los casos de mujeres que la sufren varias veces al año?
“Hay microbiotas vaginales que son más favorecedoras que otras. La microbiota de la vagina depende de la microbiota intestinal, y ambas a su vez se van conformando desde que nacemos y durante toda la vida según el ambiente que nos rodea: hábitos de alimentación, toma de antibióticos, anticonceptivos, exposición a tóxicos ambientales, relaciones sexuales, etc.”, afirma la Dra. Miriam Al Adib. Si formas parte de este grupo de mujeres, la Dr. Hernández añade un truco que te puede ayudar: “Es muy importante controlar los factores desencadenantes. Por ejemplo, cuando se vaya a tomar antibiótico, asociarlo a la administración de un probiótico para restaurar la flora vaginal”.
¿Se considera una ETS?
“No. Todas las vaginas tienen cándidas, pero en unos niveles aceptables sin que generen infección. Los Lactobacilus mantienen un pH ácido en la vagina y compiten con las cándidas por el alimento, por lo que no dejan que proliferen demasiado. En el momento en que bajan los Lactobacilus, puede haber un sobrecrecimiento de cándidas, en este caso ya sí hablamos de candidiasis”, aclara la Dra. Al Adib.
¿Cómo afecta a nuestra pareja sexual?
“No es una ETS pero es cierto que si tienes candidiasis, puedes transmitirla sexualmente a tu pareja, aunque si no hay síntomas no es necesario tratar”, señala Miriam.
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