La forma como la humanidad consume alimentos afecta gravemente al planeta, de muchas maneras. La deforestación para generar espacios para ganadería extensiva o producción agrícola, la pesca a nivel industrial, los empaques en los cuales vienen algunos alimentos son solo unos de los problemas que enfrenta la humanidad.
Por eso, el médico y especialista en temas relacionados con el cambio climático Camilo Prieto decidió recientemente lanzar un libro en el cual explica cuál es el impacto que tiene nuestra forma de alimentarnos y qué alternativas tenemos para solucionarlo.
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El libro, llamado Nutrición sostenible. ¿Cómo alimentar a la humanidad sin depredar al planeta? y disponible en Panamericana, Lerner y Mercado Libre, es un resumen sencillo y comestible de la compleja literatura científica y sus innumerables reportes que durante años nos han dicho lo mismo: si seguimos comiendo como lo estamos haciendo, nos vamos a quedar sin planeta del cual alimentarnos.
Sin duda existen múltiples alternativas para que cada vez que los más de 7.000 millones de seres humanos nos sentamos a la mesa no ocurra una tortura para el planeta
De acuerdo con Prieto, los humanos estamos utilizando de manera ineficiente y sobreexplotando los recursos que tiene el planeta. “La producción de alimentos demanda el 70 por ciento del agua dulce que se extrae en el mundo, y el 50 por ciento de la tierra habitable la usamos para actividades agropecuarias. Lo anterior, sumado a una población creciente, genera un importante impacto sobre los flujos de materia y energía del planeta. La manera como nos alimentamos se relaciona al menos con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y afecta los nueve límites planetarios que han sido establecidos por la ciencia, de tal suerte que es un tema medular para la sostenibilidad”, asegura.
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Para él, la ganadería, la pesca a nivel industrial y el mal uso de la tierra son, junto con otros, algunos de los grandes generadores de cambio climático que enfrenta el mundo, y solucionarlo requiere cambios estructurales en la forma como nos alimentamos.
Por eso, entre las alternativas que propone en su libro están la ganadería con sistemas silvopastoriles intensivos, el consumo de insectos como reemplazo proteico y otros modelos de pesca distintos al industrial de aguas abiertas.
“En el mundo se consumen actualmente más de 2.000 especies de insectos diferentes, claramente es un asunto cultural y eso dificulta la masificación del consumo. La producción de insectos es altamente eficiente en términos de energía y en síntesis de proteínas. Al revisar los sustitutos cárnicos la evidencia señala que el consumo de pollo emite siete veces menos CO2eq (equivalentes) que la carne de res, en tanto que las leguminosas lo hacen 50 veces menos”, asegura.
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Además, destaca que, en el caso de la ganadería bovina en el mundo, esta actividad se ha convertido en algo “insostenible”, causante de grandes emisiones de gases de efecto invernadero y responsable de la deforestación de bosques tropicales vírgenes en algunas zonas del globo.
“Hay que resaltar que existen alternativas ganaderas sostenibles, particularmente, en el libro hago referencia a los sistemas silvopastoriles intensivos. Si Colombia migrara, hipotéticamente, toda su ganadería a esta técnica, se podrían liberar más de 30 millones de hectáreas para actividades agrícolas y forestales”, puntualiza Prieto.
Finalmente, en el caso de la pesca, destaca Prieto que “hay que decirlo sin amagues, la pesca en aguas abiertas es la única actividad industrial que explota la extracción de fauna silvestre de manera sistemática e insostenible. En los últimos 50 años la sobreexplotación pesquera ha llevado a que la población de tiburones y rayas marinas se haya reducido un 71 por ciento, lo cual es absolutamente trágico”, puntualiza.
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Entre las estrategias que propone el experto para mejorar la sostenibilidad de esta práctica están la acuicultura continental, tanto de animales marinos como de agua dulce, y la pesca artesanal.
“Sin duda existen múltiples alternativas para que cada vez que los más de 7.000 millones de seres humanos nos sentamos a la mesa no ocurra una tortura para el planeta. Hay que buscar con denuedo que nuestra medicina sea nuestro alimento y que nuestro alimento sea medicina para el planeta. Nuestra alimentación es una forma de reconciliarnos con la casa común”, finaliza.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde
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