La información nutricional de los productos alimentarios ofrece detalles y datos relevantes que ayudan a los consumidores a saber qué es lo que realmente compone los productos que se compran en el supermercado. Sin embargo, aunque el etiquetado de las tiendas de alimentación ha mejorado mucho en los últimos años gracias a los controles y la legislación que vela por su transparencia, todavía es común encontrar informaciones erróneas o malas clasificaciones en las páginas web de algunas cadenas.
Un caso muy común es el de los bífidus o leches fermentadas. Estos productos suelen aparecer en el apartado de yogures de la web de algunos supermercados cuando, según la legislación y algunos expertos, “no pueden denominarse como tal porque no cumple las características que lo definen así en el Real Decreto 271/2014”. Así lo expone a Consumidor Global Rafael Urrialde, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en Alimentación, Seguridad Alimentaria, Nutrición y Sostenibilidad.
Una clasificación errónea de los productos
“Para denominarse así, su composición debe incluir las bacterias lácticas específicas del yogur, y en este caso no se da”, asegura Urrialde. Se trata de la Lactobacillus bulgaricus y la Streptococcus thermophilus. Para este experto, es un problema de falta de controles que se ha ignorado. “La información que se transmite de forma online tiene que ser igual de rigurosa que la que vemos en los etiquetados físicos”, subraya.
Carrefour es uno de los supermercados que incluye en su sección de yogures este tipo de productos y cuya denominación legal es la de leche fermentada con bífidus. También ocurre con otras cadenas como Eroski o El Corte Inglés. El profesor Rafael Urrialde piensa que las cadenas deberían contar con más asesoramiento profesional de expertos en alimentación y tecnología alimentaria para corregir esos errores que, a su juicio “atentan contra los derechos de protección del consumidor”.
El marketing online choca con la legislación
El tecnólogo alimentario y divulgador Mario Sánchez explica a Consumidor Global que en estos casos hay una especie de “limbo legal” en el que el marketing, Google y el posicionamiento SEO tienen mucho que decir. “Aunque sean leches fermentadas y no yogures, la gente los identifica como tal y eso hace que sea normal encontrar estas categorizaciones”. Y es que Google favorece y mucho las búsquedas de esos productos si se etiquetan de esta forma de manera digital.
Este experto ve “lógico” que se den estas situaciones por ese preciso motivo. Sin embargo, opina que se trata de una práctica que choca de lleno con la legislación sobre declaración de información al consumidor, el Reglamento 1169/2011 de la Unión Europea. “Es un tema administrativo y organizativo de la web que, en teoría, si entras en el producto, debe detallar claramente que no se trata de un yogur y reflejar su denominación legal, en este caso leche fermentada con bífidus”. Para Sánchez, “es un terreno ambiguo en el que no queda claro si se debe aplicar esta legislación”.
Las bebidas vegetales
Carrefour, por su parte, asegura que el etiquetado de sus productos cumple con la legislación específica y defiende que en su página web se detalla bien la denominación legal de los artículos si se pincha en cada uno de ellos. Otro ejemplo muy conocido en este mar de dudas sobre cómo llamar a determinados productos es el de la mal llamada “leche de soja”.
Como explica el profesor Rafael Urrialde, este producto no puede ser denominado como leche de soja. “La Unión Europea ya constató que estas bebidas son interesantes nutricionalmente, pero sólo pueden llamarse bebidas vegetales”. Es cierto que en la mayoría de casos el envase nombra de forma correcta al artículo y evita la palabra “leche”.
Desinformación en el etiquetado online
Sin embargo, algunas páginas web como Carrefour ubican este producto en la categoría de lácteos. En el caso de El Corte Inglés, aunque es la misma sección, el nombre de la categoría es “Leche y bebidas vegetales”. “En España, las bebidas vegetales suelen aparecer en los lineales de lácteos porque fueron las empresas lácteas las primeras que comercializaron estas bebidas”, detalla el profesor Urrialde.
No obstante, aunque se encuentren en esos lineales, “tendrían que estar en la sección de bebidas”, expresa el experto alimentario. En todo caso, el problema, opina el experto, no es que estos productos se ubiquen en la misma estantería que los lácteos, sino que haya “desinformación en el etiquetado online por la falta de controles”.