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Antonio Gallardo y Ana María Fernández caminan juntos de la mano por las calles de Don Benito. Ella es de aquí. Pero él deja claro de dónde es: de Villanueva de la Serena. Están contentos, pasean felices y se recuerdan entre bromas que son de aceras distintas, no se les vaya a olvidar. Pero están felices porque ha llegado el día que llevaban esperando 40 años: hoy han podido elegir convertir sus ciudades en una sola. Ellos lo tienen clarísimo: “Sí, sí, hemos votado sí”.
Villanueva jugó fácil. Los resultados salieron favorables casi desde el principio. Se superó con facilidad el 66% requerido para la creación del nuevo municipio. Sin embargo, Don Benito quiso llevar la faena hasta el final con resultado positivo: puerta grande.
Se vivieron momentos de tensión al final de la noche. A priori, los alcaldes debían aparecer triunfadores a las 22.30 horas, pero a las 23.12 horas de la noche la preocupación era máxima. A todo ello se sumaba la caída de la web a través de la que se informaba de los resultados. La falta de información caldeaba los ánimos.
El centro de prensa preparado en la carretera que une las dos localidades era un hervidero de conjeturas. Don Benito tenía que contar el voto anticipado, pero con el resto escrutado no había noticias esperanzadoras. Por su parte, Villanueva celebraba el resultado favorable: un 90% de los votos a favor de la unión, un 9,03% en contra y un 0,48% en blanco tras una participación del 58,94%.
El día comenzaba muy temprano. Los colegios electorales abrían sus puertas a las 9 de la mañana para decidir si se convierten en una sola ciudad. La expectación era máxima y nadie quería dar nada por confirmado antes de tiempo. Todo eran síes con cautela.
A una y otra orilla de la carretera Ex-206, el día comenzaba tranquilo. Aquí, recuerdan, los domingos que hace buen tiempo la gente se va al campo. Este lugar es de amplio terreno, pero más lo será ahora con la fusión, ya que el término municipal de la nueva ciudad abarcará un territorio mayor incluso que aquel que ostenta la ciudad de Madrid.
En cuanto a población, serán la tercera ciudad de Extremadura. Adelantarán a Mérida, sobrepasando la barrera de los 60.000 ciudadanos. Además, su economía será la segunda más grande de la región, sólo superada por Badajoz. La nueva metrópoli generaría el 11,2% del PIB de la provincia, sólo por detrás de Badajoz (26,2%) y hasta por delante de Mérida (10,2%).
No es lo único reseñable, los vecinos están contentos. En el colegio electoral de Don Benito donde votaba José Luis Quintana, la conversación por la tarde era alegre. “¿Te puedo decir ya vecino o todavía no?”, preguntaba a su compañero una funcionaria del consistorio dombenitense natural de Villanueva de la Serena.
Desde la otra orilla, también se mostraban en muchos casos alegres de poder unirse. “Si es una tontería estar separados. Para comprobarlo sólo tienes que ver la carretera un día laborable a las 2 o las 3 de la tarde. Unos trabajamos en Don Benito y somos de Villanueva y viceversa”, coincidían Ismael, Pedro Vicente y David mientras veían al Villanovense empatar con el CD Coria.
“Eso sí, el domingo que viene, el derbi, que lo gane el Villanovense”, bromeaban los tres amigos. Y es que, sí, cosas del azar, la próxima semana hay partido entre el Don Benito y el Villanovense en el grupo IV de la Segunda RFEF. Pero a partir de ahora dejará de ser un derbi provincial y será local. Los colores no se cambian y, por el momento, tampoco se fusionan.
Todo por hacer
La mañana en Villanueva de la Serena fue tranquila. Muchos de los que debían pasarse por el colegio electoral para decidir lo hicieron antes o después del partido del Villanovense. Unos votaron que sí, pero también los hubo que dijeron que no.
Es el caso de Santiago, que mira el espectáculo deportivo desde una de las barras del bar. Él está en contra de la votación. “No me preguntes, que me enciendo con este tema”, dice antes de empezar a contestar.
No cree en la unión, porque piensa que, a la postre, acabará por favorecer a Don Benito y Villanueva. No lo ve como una fusión, sino como una anexión. “Les viene bien sumar 20.000 habitantes más. Esto ya se intentó hace años, cuando Villanueva estaba por encima, y no quisieron porque no les convenía. Ahora sí, no sé el porqué”.
Durante el descanso del partido, Santiago, Luis y Juan Pedro también discuten sobre la fusión o no. Motivos en contra de la fusión para Santiago: “Perdemos la identidad”. Motivos a favor para Luis: “Esto es para los niños”.
Las explicaciones son distintas. Con el no, no se explican cómo se van a celebrar las festividades de cada pueblo, tampoco cómo quedarán repartidas las competencias, ni algo tan básico como saber cómo se llamará la ciudad. “Han empezado la casa por el tejado”, dice Santiago.
Mientras tanto, Luis continúa su discurso. Esto será bueno para los niños, el Ayuntamiento irá colocado en el centro y se podrán atraer nuevas empresas hasta aquí. Todo parecen ventajas, pero le reprochan que son a futuro.
Y es que eso sí es un problema para los negativistas de la fusión. Coinciden ahí villanovenses y dombenitenses no se ha hecho nada por ahora. Todo son buenas palabras, pero las palabras se las lleva el viento y no quieren votar humo.
La unión política
El alcalde de Don Benito era uno de los primeros en participar en esta consulta popular. Siempre mantenía la cautela. Sabía que se habían puesto un reto muy complicado. Dos de cada tres votantes tenía que decir sí en los dos municipios. Es decir, no les valía sumar el 66% entre Villanueva y Don Benito.
A eso de las 9.30 horas, José Luis Quintana se mostraba emocionado ante los medios e incluso se le quebraba la voz. “Desde la Constitución española no hemos tenido nunca una elección tan trascendente”, exponía ante los medios. “No votamos para cuatro años, sino para las siguientes décadas”.
Era el inicio de un día que tenía claro que quedaría “marcada en la historia de España”. Y así fue. “Lo he dado todo, me he quedado sin reservas. He tenido una lucha titánica para que salga el sí porque yo tengo mi vida hecha, pero mis vecinos y los jóvenes no la tienen”, concluía el regidor socialista.
Pocos minutos después, su homólogo en Villanueva de la Serena llegaba a su lugar de votación con la misma ilusión. Miguel Ángel Gallardo también hablaba de la importancia del voto.
Se mostraba más ilusionado que nunca, porque no había votado para que le eligieran a él, sino para “el futuro de las siguientes generaciones que hoy no van a votar”. Como Gallardo argumentaban muchos de los positivistas. “Si fuera por mí no lo haría porque tengo la vida resulta, pero creo que es lo mejor para las generaciones futuras”, argumentaban desde un bar de Villanueva de la Serena.
El alcade villanovense parecía seguro de que los resultados se darían favorables. “Estoy seguro de que hoy nace esa nueva ciudad”. Y tenía toda la razón: hoy se ha puesto la primera piedra.
Muchas dudas
“¿Está de acuerdo con que el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena ejercite la iniciativa para la tramitación del procedimiento de fusión con el municipio de Don Benito —y viceversa—?”. Esa era la pregunta que debían responder los asistentes a esta convocatoria.
Muchos de ellos introdujeron su voto aún estando de acuerdo con el bando contrario. Es decir, algunos votaron que sí con dudas porque nunca se pusieron las virtudes de la separación sobre la mesa; y otros votaron que no con dudas porque saben que es lo correcto, pero debe trabajarse más antes de dar este paso.
La identidad es un argumento clave y se ha dejado a un lado en esta votación. Los localismos en España están a la orden del día. No se olviden de eslóganes recurrentes como “Jerez no es Cádiz”, “Cartagena no es Murcia” o “que el sanabrés, gallego es y no zamorano o portugués”. La unión dejará el germen para que estas frases se digan en el futuro, aunque por el momento sigan siendo ciudades independientes.
Jaime cree que no les han explicado la parte negativa. “¿Por qué sí? Nos han dicho por qué sí, pero nadie nos ha dicho por qué no”, expone antes de poner su voto justo antes de que el alcalde de su pueblo deposite su voto en la habitación contigua. Por eso muchos se han decantado por el no o han votado sí con indecisión.
La falta de oposición hizo que algunos no se fiaran de la votación. Creían que todo estaba decidido de antes y por eso elegían no participar. Otros, ante las dudas, decidieron ser testigos del recuento público de los votos.
¿Duplicidad?
Estaban llamadas a votar un total de 54.000 personas. Algunas de ellas ya han emitido su voto por correo. Alrededor de 9.000 vecinos de estas dos localidades han emitido su voto desde la distancia —4.444 villanovenses de 21.368 y 4.135 vecinos de Don Benito de 30.171—.
En realidad, la unión podría llevarse a cabo, aun sin la aprobación de los vecinos. La Junta de Gobierno local de ambos municipios podría firmar la fusión si quisieran. Así se lo permite la ley.
Los negativistas hablan de una duplicidad en múltiples aspectos que aún no se sabe cómo se resolverá. En teoría, en la nueva ciudad se mantendrá todo igual, pero con un único consistorio. La Policía Local, por ejemplo, aún no tiene seguro qué ocurrirá con ella. En Villanueva parece haber llegado el rumor de que se unificarán los cuerpos en 2027, con el nuevo municipio. En Don Benito dicen no tener respuesta alguna.
Seguirán duplicados los equipos de fútbol. “Como en Madrid con el Real y Atleti. Por ahí no, que esto es como un Betis-Sevilla”, dicen en Villanueva.
También continuarán con duplicidades las festividades. Cada pueblo tendrá su feria y seguirán celebrando sus patrones. En Villanueva continuará celebrando ‘Santiaguito’, por su patrón Santiago, y en Don Benito seguirán con la patrona de la Virgen de las Cruces.
Un matrimonio que anda
Lo cierto es que, tras años creciendo por el exterior, ahora ambos municipios deberán entenderse y empezar a crecer por el interior. La carretera que les une debería quedar rodeada de nuevas instituciones y edificios que pertenezcan a una ciudad futura y un lugar común.
Carmen Velarde apoyaba el sí y no entiende a los que quieren el no. Vecina de Don Benito, emitió su voto por correo. “Ojalá salga porque beneficios hay muchos. Los habrá a la hora de atraer nuevas multinacionales que quieran apostar por una ciudad más grande. También en el tema cultural se podrán poner en liza proyectos de mayor envergadura. Se podrá acceder a nuevos fondos europeos e, igualmente, se podrán traer al nuevo municipio nuevos centros universitarios”.
Carmen no entiende a quienes votan no. Cree que no perderán su identidad ni tendrán por qué sentir arraigo de primeras con el nuevo municipio. “Yo seguiré siendo de Don Benito allá donde vaya y mi novio, por ejemplo, seguirá siendo de Villanueva de la Serena. No tienen argumentos razonados más allá para el no”.
Ya lo dice el dicho: “Para matrimonio bonito, la mujer de Villanueva y el hombre de Don Benito; o al revés”. El matrimonio empieza a andar, esperemos que con tan buen pie como el de Antonio y Ana María, y le quedan 10 años por delante para conocerse. Luego, el acuerdo será reversible. Por el momento, lo importante es avanzar de la mano.