La tercera y última etapa de la Vuelta por carreteras neerlandesas reunió los mismos ingredientes que la segunda: estrechamientos, tensión, rotondas, nervios, isletas, viento, velocidad, caídas, badenes, público numeroso, setos, bordillos, una tachuela en lugar de montaña, abandonos… y esprint. Pero el cocinado de Breda, a pesar de las coincidencias, resultó diferente al de Utrecht.
Hubo escapada, igual que el día anterior, aunque esta vez no le entraron las prisas al Alpecin en la caza como le ocurrió entonces ante la incredulidad general. El grupo lo formaron siete aventureros, dos de ellos repetidores. Allí se metió Julius van den Berg, que volvió a pasar primero por la cuesta puntuable de la jornada, que en este caso venía acompañada por una historia muy personal, porque el holandés se proclamó campeón nacional sub-23 en esa misma cota de Rijzendeweg. Con el maillot de lunares asegurado, Van den Berg pasó destacado por su patria chica de Roosendaal. Fue un bonito día para el ciclista del Education First.
El otro repetidor fue Pau Miquel, que le cogió el gusto a la experiencia en representación del debutante Kern Pharma. El Burgos y el Euskaltel también colocaron sus piezas: Ander Okamika y Mikel Iturria. Los tres equipos invitados siguen muy activos. Son agradecidos. Otro español, José Herrada; un rodador, Jan Bakelants, y un revoltoso habitual, el ilustre Thomas de Gendt, completaron el septeto. El pulso duró 176 tensos kilómetros.
Las caídas tampoco faltaron a la cita. Si el sábado fue el belga Steff Cras quien tuvo que abandonar la carrera, con un codo y un dedo fracturados, estaba vez la lotería de los accidentes le tocó a uno de los gallos, Michael Woods, el líder del Israel, que dijo adiós prematuramente a una carrera que se le da bien. A falta de 20 kilómetros hubo otro buen susto para un gallo de cresta mayor, Richard Carapaz, uno de los grandes favoritos, que tuvo que pegarse un buen calentón para enlazar con un pelotón lanzado vorazmente hacia una llegada masiva. Ya en la meta, Alejandro Valverde mostró su disgusto por la peligrosidad del recorrido. No fue el único. La ruta neerlandesa es complicada para los pelotones numerosos.
Después de este horneado, el vencedor final fue el mismo. Y también el segundo clasificado. Sam Bennett batió a Mads Pedersen para sumar su décima victoria en una grande: dos en el Tour, tres en el Giro y… ¡cinco en la Vuelta! Bennett llevaba una temporada bastante infructuosa, con una única victoria en el GP de Frankfurt, pero aquí ha recuperado el olfato. Los velocistas son como los delanteros en fútbol, que muchas veces dependen de rachas. Lo que sí cambió fue el maillot rojo, por tercer día consecutivo, porque el Jumbo anda juguetón con el tema y cedió ese honor a Edoardo Affini. Hacía siete años que un italiano no era líder de la ronda española. Una muestra de agradecimiento a todos los que tendrán que trabajar por un fin superior: la cuarta Vuelta con Primoz Roglic.