Cuando hablamos de salud en la infancia, seguramente, lo primero que se nos viene a la mente es su aspecto físico: brindar a niños y niñas las condiciones necesarias para que puedan transitar de manera óptima los diferentes hitos de su evolución (gatear, caminar, alcanzar el control de esfínteres, etcétera). Pero a la salud es importante comprenderla de manera integral, siendo la mental un factor sumamente importante para el desarrollo. En ese campo es clave la búsqueda de un estado de bienestar emocional, ya que los recursos que podremos entregarles desde los primeros años les permitirán desarrollar hábitos saludables que los acompañarán a lo largo de su vida. Y en esa tarea, el rol de la familia y el de los educadores resulta fundamental.
“Es importante tener presente que es precisamente en la infancia donde se van modelando hábitos y ciertos patrones de conducta a partir del vínculo y las experiencias que construimos junto a ellos. En ese sentido, las experiencias en los primeros años de vida tienen un impacto significativo sobre la salud mental de la vida adulta, por lo que desde edad temprana es importante propiciarles, de la misma manera que atendemos su salud física, las condiciones y los recursos necesarios para que desarrollen habilidades emocionales, como por ejemplo que aprendan a conocer, identificar, comprender y gestionar sus emociones”, explica la licenciada María Laura Lezaeta, psicóloga infantil y co-fundadora de JUEGOlogía, donde desde hace varios años equipan a profesionales de la salud y padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños.
Hábitos como la buena alimentación y la práctica de deportes generan un bienestar general
“Cuando hablamos de criar infancias saludables, precisamente hablamos de transmitirles a los chicos y cultivar en ellos desde edad temprana hábitos que contribuyan a su bienestar integral (físico, emocional y social), siendo la salud emocional un factor sumamente importante de atender, ya que las emociones conviven con nosotros a lo largo de la vida y están presentes en las decisiones y acciones que realizamos. Y en este camino de enseñarles a gestionar sus emociones, tenemos que tener presente que nuestra actitud y comportamiento a la hora de manera nuestros propios estados emocionales será crucial: si ante situaciones que nos despiertan enojo, respondemos a los gritos, el niño aprenderá que la manera de reaccionar ante esta emoción es gritando. Por el contrario, si respondemos manteniendo la calma y el control de la situación, el niño reproducirá esa misma conducta ante situaciones de enojo que vivencié. Por ello, es importante y necesario que como adultos atendamos y mantengamos hábitos de salud tanto física como emocional, ya que nuestro bienestar tendrá un impacto positivo en el desarrollo del niño en ese plano”, sostiene la especialista.
Isabella y Camila, primas, prefieren comer frutas
Mariana Cuenca, mamá de Genaro, de 12 años, cuenta que hace algunos meses decidió recurrir a una psicóloga especialista en niños como soporte para abordar temas que ella no sabía cómo manejar. “Hace un año y medio que me separé; mi ex marido ya tiene otra pareja, con hijos también, y Gena estaba muy triste. Yo noté que le costaba acomodarse a nuestra nueva vida y juntos buscamos a una psicóloga con la que venimos llevando el tema muy bien. En familia, juntos, con la ayuda de alguien externo, estamos teniendo lindos resultados, que hacen que todos volvamos a ser más felices”, admite.
“Primero me daba mucha culpa, pensaba que como mamá tenía que ayudarlo, que podía hacerlo sola. Pero leyendo y viendo un poco la realidad, sobre todo que Gena está entrando en una edad de desarrollo, de vivir nuevas experiencias, sentí que necesitábamos otro tipo de herramientas. Lo estamos llevando muy bien a partir de esa decisión, que fui postergando pero al fin tomé”, comenta Mariana.
La salud mental es uno de los factores que hacen a una niñez saludable, pero la física tampoco debe ser descuidada. Hábitos como la buena alimentación y la práctica de deportes contribuyen a un bienestar general.
El mundo emocional de los niños debe ser tenido en cuenta porque es muy importante para ellos / Web
CULTIVAR BUENOS HÁBITOS
¿Cómo podemos cultivar hábitos saludables en la infancia que contribuyan a un óptimo bienestar emocional y mental de los niños? Lezaeta asegura que “ validando y empatizando con sus propias emociones, ya que de esa manera podremos sintonizar con sus experiencias y ayudarlos a que comprendan que lo que les sucede tiene sentido. Esto les permitirá poder entenderse a sí mismos, nombrar sus experiencias con seguridad y poco a poco comunicarlas a los demás”.
También “ayudándolos mediante recursos lúdicos, cuentos infantiles, ilustraciones, etcétera, a que aprendan a conocer e identificar sus emociones, favoreciendo espacios de juego para que puedan expresar y canalizar sus estados emocionales.
Hacer deportes es beneficioso
La experta aconseja enseñarles a desarrollar la capacidad de toma de decisiones, otorgándoles “la posibilidad de elección en diferentes acciones de su vida diaria” y “responsabilidades acordes a su edad y etapa evolutiva para fomentar su autonomía, lo que les permitirá sentirse capaces de asumir decisiones y desarrollar mayor confianza en ellos mismos”.
La especialista subraya la importancia de promover “la capacidad de resiliencia, teniendo presente que las adversidades forman parte de la vida; ser resilientes les permitirá enfrentar los desafíos que se les presenten, saliendo fortalecidos y aprendiendo de esas experiencias”, y ayudarlos “a desarrollar competencias, ya que los niños necesitan saber que pueden superar los desafíos y lograr los objetivos a través de sus acciones. Con nuestro acompañamiento, es importante guiarlos en el desarrollo de sus propios talentos e intereses individuales, lo que les ayudará a sentirse competentes y más capaces de manejar el estrés”.
“En cumpleaños o fiestas como todo lo que hay, pero lo hago en poca cantidad”
Otra clave está en “fomentar una buena salud física. Ésta tiene un impacto sumamente positivo en la salud mental, al tiempo que tener hábitos alimenticios saludables, realizar ejercicio regular y pautas de descanso adecuadas, protegen contra el estrés que puede llegar a presentarse ante situaciones difíciles”.
“También los ayudamos a tener una vida saludable promoviendo las condiciones para que puedan establecer amistades sanas y estables, ya que contar con una buena red de contención contribuye al bienestar mental y emocional del todo niño y niña” expresa la experta, “y tener momentos de juego compartidos en familia, donde tengamos la oportunidad de que puedan poner en práctica por ejemplo la tolerancia a la espera o experiencias que transitemos junto a ellos donde tengamos la posibilidad de enseñarles a desarrollar la tolerancia a la frustración; estas situaciones entre otras tantas más, serán aprendizajes que dejarán huellas de enseñanza y cultivarán hábitos saludables que los acompañarán incluso en la vida adulta”, comenta la psicóloga infantil.
Muchos niños y niñas encuentran en terapia su espacio de expresión
ALIMENTACIÓN Y DEPORTE
El doctor Rodrigo Suárez (MP 5.660), miembro de la Federación Argentina de Cardiología, señala que “la educación alimentaria es fundamental para el desarrollo de la salud en nuestros niños. Consumir alimentos bajos en grasas saturadas y con poca azúcar, sumado a la variedad que debe incluir carnes, frutas, verduras, cereales, entre otros, fortalece nuestro organismo y acompaña el desarrollo cardiovascular hacia una adultez con menores complicaciones”.
La buena alimentación es un eje fundamental, tanto para chicos como para adultos. A veces en los niños es más difícil de poner en práctica: algunos rechazan algunos vegetales o frutas y además, el mercado ofrece muchas golosinas o productos que no son saludables. Por eso, muchos padres optan por acompañar el proceso con un nutricionista, que pueda incentivar el consumo de algunos alimentos y también ayude a equilibrar la dieta diaria.
No se deben minimizar las emociones de los niños
Valeria Miño es mamá de Isabella, de 11 años. Juntas decidieron ir a una licenciada en Nutrición, para encarar una alimentación más saludable. “Isabella empezó con la nutricionista porque ella realiza natación, y me pareció bien que alguien la guiara con el tema alimentario, porque al tener tanto desgaste físico me pareció lógico que alguien la acompañara para que ella rindiera bien en el deporte que eligió”, cuenta la mamá.
“La salud emocional es un factor sumamente importante de atender”
“La familia tiene que ayudar. Nosotros cambiamos varios hábitos alimenticios para acompañarla en este proceso. Al principio costó un poco, pero gracias a la nutricionista logramos hacerlo. Nos dio unos recetarios, para hacer galletas u otras cosas sanas. Es una construcción de todos, de toda la familia, para alimentarnos bien y saludablemente”, dice Valeria.
“Realizar una actividad física con regularidad puede reducir los síntomas de depresión, ansiedad y mejorar la concentración, el aprendizaje y el bienestar en general. En los niños y adolescentes, la actividad mejora la forma física (funciones cardiorrespiratorias y musculares), la salud cardiometabólica (presión arterial, dislipidemia, glucosa y resistencia a la insulina), la salud ósea, la salud mental (menor presencia de síntomas de depresión) y menor adiposidad”, amplían desde la Federación Argentina de Cardiología.
“Es una construcción de toda la familia, para alimentarnos bien y saludablemente”
“Los niños y adolescentes deben realizar al menos una media de 60 minutos de actividad física diaria, principalmente aeróbica, de intensidad moderada a vigorosa a lo largo de la semana, y al menos 3 días a la semana deberían incorporarse actividades aeróbicas de intensidad vigorosa, así como actividades que refuercen los músculos y los huesos. Deben comenzar con pequeñas dosis de actividad física, para ir aumentando gradualmente su duración, frecuencia e intensidad.
“Se calcula que en la actualidad los niños y niñas gastan aproximadamente 600 kcal diarias menos que hace 50 años; muchas razones colaboran para que se dé este fenómeno, como por ejemplo actividades de ocio más sedentarias, tales como ver la televisión, navegar por Internet, tener menos clases de educación física en las escuelas, mayor desplazamiento en automóviles o motos, y una mayor urbanización que no promueve el transporte a pie o en bicicleta, lo cual lleva a una mayor sobreprotección de los padres por la seguridad” subraya la Dra. Celeste López (MP4326), cardióloga integrante de la FAC.
Una infancia saludable se compone de varios factores
La profesional agrega que “no menos importante es el entorno de esos niños cuando no se promueve la actividad física, por ejemplo, padres y madres obesos e inactivos. El ejemplo es fundamental si queremos que nuestros hijos sean activos y tengan menos factores de riesgo y menor mortalidad en la edad adulta por enfermedad cardiovascular. Deben vernos activos o al menos convencidos de la importancia de la actividad física”.
Isabella, que va a 5 grado, dice que le cuesta un poco alimentarse sanamente pero lo logra. “Me gusta mucho comer hamburguesas, pero ya sé que no puedo comerlas una vez por semana”, dice Isa. También, como a la mayoría de los chicos, le gustan los dulces y los postres. “En general, los reemplazo por una fruta o una barrita de cereal. Y en los cumpleaños o fiestas, como todo lo que hay, pero lo hago en poca cantidad”, dice, de cómo está poniendo en práctica los consejos de su “nutri”, Abril Ruiz.
Isa sabe que con pequeños esfuerzos, logra un mayor rendimiento en su deporte. Hace natación y waterpolo. Y los fines de semana, anda en bicicleta. Le encanta. Y aprende desde chica a tener hábitos más saludables. Lo que se aprende de chico, dicen, no se olvida más. Es como andar en bicicleta.
La alimentación es clave para que los chicos tengan salud / Web
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CALORÍAS Menos que hace 50 años son las que se calcula que en la actualidad los niños y niñas gastan por día. Eso se debe a varios factores, entre ellos, que realizan actividades más sedentarias.