¿Quién no ha guardado en algún momento ciertas cantidades de dinero en su domicilio? Las razones pueden ser muy diversas (un regalo, retiradas de nuestra cuenta bancaria…) y, en todo caso, hacerlo es una práctica legal que solo requiere su correcta declaración ante Hacienda siempre que sea necesario. Eso sí, el ciudadano debe saber que tener efectivo en casa puede ser útil, pero no está exento de inconvenientes.
Todo se debe a que, en la práctica, cuando el ciudadano asume el control de ese dinero se convierte en el responsable de garantizar la seguridad del dinero. Pero no solo eso: si se decanta por almacenar ese efectivo en casa, renunciará a otras modalidades de depósito con las que puede conseguir algún tipo de rentabilidad.
Se trata, en definitiva, de una cuestión de prioridades o preferencias que obliga a estos ciudadanos a conocer de primera mano cuáles son los riesgos y peligros de dejar ese dinero en efectivo, que muchas veces se conoce como ‘bajo el colchón’, en su casa en vez de dejarlo en una cuenta bancaria. El portal especializado HelpMyCash recoge en su página web esos inconvenientes, que son los siguientes:
Inflación
Con el IPC (Índice de Precios al Consumo) por las nubes y marcando un aumento del 10,8% en el pasado mes de julio, la inflación es seguramente el peligro más tangible de almacenar dinero en efectivo en casa. La razón es simple: durante todo el tiempo que ese dinero se quede en el domicilio y no se gaste o se transfiera a algún producto financiero o bancaria, perderá valor de forma continuada.
HelpMyCash denomina a la inflación como el enemigo silencioso y para evitarla recomienda transferir esos fondos a un depósito a plazo fijo o invertirlos. El objetivo, explican desde el portal, es conseguir frenar la pérdida de poder adquisitivo derivada de la subida de los precios.
Hacienda
Es otro de los grandes clásicos, pero en este punto el contribuyente debe saber que si no se comporta de forma defraudatoria no tendrá problemas en este campo. Para no tener problemas con Hacienda simplemente hay que declarar correctamente el dinero en efectivo que se guarda en casa ‘bajo el colchón’.
¿Cómo hacerlo? Como todos los ciudadanos: a través de la declaración de la Renta que grava el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). El contribuyente solo tiene que indicar el origen de ese dinero especificando si procede de rentas del trabajo, rendimiento de capital mobiliario o inmobiliario, ganancias patrimoniales…
La Agencia Tributaria siempre está vigilante respecto al tema del efectivo. De hecho, monitoriza todas las operaciones que impliquen el uso de billetes de 500 euros y las que conlleven salidas o entradas de dinero de 3.000 euros o cantidades superiores.
Desastres naturales
Es un riesgo más que obvio. Un incendio, una inundación que afecte a nuestro hogar…podrían acabar destruyendo el dinero que hemos almacenado ‘bajo el colchón’. En este punto, al ciudadano podría convenirle la contratación de un seguro ante esas posibles eventualidades que, sin protección extra, harán que pierda el dinero sin posibilidad de recuperarlo (o en parte).
Robos
Se trata de una circunstancia parecida a la anterior, aunque aquí entra en juego el factor humano. En todo caso, uno de los peligros de guardar el dinero en nuestra casa es que, en caso de robo, lo perdamos sin remedio. También en estos supuestos es útil la contratación de un seguro que cubra esta eventualidad.