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“Me gusta su filosofía de ‘movewear’ en lugar de ”ropa deportiva”, porque la cuestión no es hacer deporte o ser atlético, sino moverse de forma que el cuerpo se mantenga sano y fuerte”, explica Fonda, que protagoniza la campaña H&M Move junto a JaQuel Knight, la visionaria coreógrafa de los bailes Single Ladies y Formation de Beyoncé.
Fonda ha encontrado así un nuevo frente desde el que cambiar nuestra actitud ante la vida, especialmente a medida que nos hacemos mayores. En una sociedad obsesionada con la juventud, Fonda supone un referente aspiracional de lo que supone la vitalidad en la tercera edad. Como dijo en su momento: “Se puede ser muy viejo con 60 años y muy joven con 85”. Para muestra, ella misma.
Poco antes del lanzamiento de H&M Move hablamos con la actriz sobre cómo cortarle los pies a la moda rápida, el duradero impacto de En forma con Jane Fonda y los secretos para vivir y envejecer bien.
Vogue: ¡Felicidades por formar parte de la campaña H&M Move! Para empezar, ¿qué te atrajo de esta colaboración?
Jane Fonda: H&M Move se centra en lo que ellos llaman “hacer que todo el mundo se mueva”, que lo que yo misma llevo haciendo desde hace muchos años. Para mí tiene sentido porque tengo casi 85. Me he dado cuenta de cosas de las que era menos consciente cuando era más joven; sobre todo, que independientemente de tu edad, de quién seas o de dónde estés, moverse de la forma más adecuada a tu edad es fundamental para mantenerse sano.
Luchas activamente contra el cambio climático y te has comprometido a no comprar ropa nueva. ¿Cómo te aseguraste de que esta colaboración encajara con tus valores?
Fonda: Hace cuatro años me hice esa promesa y la he mantenido. El consumismo es algo generalizado, desperdiciamos y tiramos demasiada ropa. Pero sé que hay gente que, por distintas razones, tiene que seguir comprando ropa. Por eso acepté esta colaboración con H&M, y también porque se están esforzando por convertirse en una marca sostenible. Se han comprometido a crear un impacto positivo sobre el planeta en cada eslabón de la cadena de suministro y en muchas áreas diferentes: el diseño, la producción, la innovación de los materiales, los envíos, el embalaje, los destinatarios de sus productos, los trabajadores de sus fábricas y sus condiciones laborales. Cuando vi que se tomaban en serio todas esas cosas, acepté. Que una empresa tan grande como H&M pretenda volverse circular es un gran paso. Debemos exigirles que cumplan. Su objetivo es que de aquí a 2030 el 100 % de sus materiales sean reciclados o provengan de fuentes sostenibles para 2030, y reducir a cero las emisiones de carbono de aquí a 2040. Y eso está muy bien.
Ya en los años 70 y 80 eras un icono del estilo “movewear”. ¿Cómo crees que ha evolucionado la ropa de deporte desde entonces?
Fonda: Empecé haciendo ballet, así que cuando iba a hacer ejercicio me vestía como una bailarina, con calentadores y todo lo demás. Hoy en día, por descontado, ya no veo a nadie que los lleve.
El movimiento ha formado parte de tu vida desde muy joven. ¿Qué es lo que te atrajo de él?
Fonda: Todo empezó con el ballet. Vivía en Nueva York y mi novio era un bailarín de jazz que daba clases en la Escuela Paul Taylor. Me dio un montón de clases y me di cuenta de que eso del jazz y el baile moderno no era lo mío. Pero justo enfrente había un aula en la que daban clases de ballet. Empecé y no hizo falta más: me enganché al instante. Cuando estaba en clase mi cuerpo cambiaba, así que empecé a hacerlo casi todos los días. Luego empecé a rodar la película El síndrome de China junto a Michael Douglas. Cuando estaba a punto de terminar el rodaje me caí y me rompí un pie, así que tuve que llevar escayola durante un tiempo. Al mes siguiente arrancaba el rodaje de California Suite, una película en la que salía en bikini. Así que tenía que hacer algo de ejercicio, pero ballet no podía ser. Cuando me mejoró el pie mi madrastra me habló de una clase que impartía una tal Leni Cazden en el estudio Gilda Marx. Así que unas semanas después asistí a su clase, que básicamente consistía en entrenamiento. Y menudo impacto tuvo en mí. Así que empecé a hacer eso, y Leni y yo decidimos impartir nuestras propias clases. Luego se casó y se dedicó a navegar alrededor del mundo. Yo seguí adelante. Me fascinó el entusiasmo con que lo acogió la gente. Quizá empezaron porque querían adelgazar, pero muchas me decían: “Ya no tomo insulina para la diabetes”, o “Le he plantado cara a mi jefe por primera vez porque ahora tengo los brazos musculosos”. Eso me hizo muy feliz.
Has democratizado el fitness, haciendo más accesibles para las mujeres el aeróbic, el ejercicio y la danza. ¿Por qué era importante para ti?
Fonda: Hay muchas mujeres que no pueden pagarse un gimnasio, muchas a quienes les cohíbe y otras muchas que no pueden ir porque tienen niños. Así que hacer ejercicio en casa era una buena solución. Me encantaría creer que soy una brillante mujer de negocios y que todo respondió a una estrategia, pero no tenía ni idea de que eso era lo que quería la gente. El caso es que se lo di y salió fenomenal. La mujer de Stuart Karl (fundador de Karl Video Corp.) leyó mi primer libro sobre ejercicio y le dijo: “Con esto se podría hacer un vídeo”. Era como el gurú de los vídeos domésticos, que por entonces tampoco era decir mucho porque nadie tenía un reproductor de vídeo. Yo ni siquiera sabía lo que era. Ninguno, lo que se dice ninguno de mis conocidos lo tenía. Él fue de los primeros en grabar vídeos sobre bricolaje y chapuzas caseras. Y me propuso hacer uno de entrenamiento. Me negué. No lo entendía. Pero luego pensé que podía donar el dinero a Campaign for Economic Democracy (Campaña para la Democracia Económica), una organización política que habíamos fundado Tom Hayden, mi marido de aquel entonces, y yo. Stuart Karl siguió insistiendo en el tema, y me di cuenta de que tal vez daría dinero. Así que dije: “Venga, lo intentamos”. Y no gastamos ni un duro en ello. Escribí el guion yo misma, en la habitación de un hotel, en el suelo. El maquillaje lo hicimos nosotros. Lo más cutre del mundo, teníamos una posibilidad entre un millón. Al final el vídeo salió a la luz y a día de hoy sigue siendo el número uno en ventas de todos los tiempos. Nadie ha superado ese récord.
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