Corría el último minuto de la final de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y en un rebote tras un disparo de Luis Enrique a la portería de la selección polaca, el balón se quedó a los pies de un jerezano que nunca podrá olvidar aquella tarde/noche del 8 de agosto de 1992. Kiko Narváez que ya había marcado el 2-1 para España, cuando no quedaba tiempo ni aire para una prórroga en el Camp Nou, entró en la historia marcando el 3-2 que le daba a la Selección Olímpica de Fútbol la primera medalla de oro para el fútbol español en los Juegos de Cobi.
De aquella noche gloriosa e inolvidable ¿qué es lo primero que se le viene a la memoria?Una pancarta. “Eres lo mejor de Jerez”. Es lo que ponía y que habían llevado 15 amigos en un viaje de un día y medio, en 3 Ford Escort. También me queda la ilusión de mis padres al ver a su hijo cumpliendo un sueño y más que verme como me daban una medalla de oro, me daban el carnet de futbolista profesional. Ellos me habían visto desde los 13 años yéndome a vivir sólo a Cádiz a por un sueño.
¿Tiene claro lo que hizo cuando metió ese gol?No es el arquero que yo hacía y sí es un poco a lo que hizo Tardelli cuando marcó en la final de la Copa del Mundo de 1982. Yo me fui a por el Chapi Ferrer que había lanzado el córner, llorando y diciendo que “he sido yo” y con dos lagrimones como melones.
¿En ese momento de quien se acuerda?No. La vida, las cosas importantes no las puedes explicar. Las tienes que sentir… hombre, después relajado lo primero que se me vienen a mis recuerdos, son mis padres. ‘El Bigotes’ y ‘la Pilar’ son los primeros que se me vienen. En ese momento me decía que me había tocado a mí, que soy yo porque llegué como ceniciento porque el titular iba a ser Manjarín y la lesión suya me permitió jugar. Hay una buena complicidad con Pep Guardiola y a partir de ese momento me asenté en la titularidad.
¿Cuánto ha cambiado aquella España?Sí. Es una pena que no se rematará aquella complicidad, las infraestructuras que se crearon para los Juegos, la unión de todo un país… ver el Camp Nou lleno de banderas de España, de todas las partes de nuestro país. Duró un tiempo y la pena de aquello es que no aprovechamos aquella ola para seguir creciendo.
Aquella España de 1992 estaba necesitada de héroes ¿ustedes lo fueron?Yo aquel verano sí. En el 92, Guardiola y Ferrer había ganado la Champions League y yo venía de ganar una promoción con el Cádiz. La Selección estaba necesitada en fútbol de ganar porque desde el 64 no se había ganado nada. Sí, fuimos conscientes que la habíamos liado parda. Llegamos a la final y a la medalla viniendo de menos a más porque hubo complicaciones desde el principio, no hubo primas, no querían nada más que jugásemos y estuvimos cerca de no ir a los Juegos.
¿Por?Pues además de los 45 días concentrados en Cervera de Pisuerga, no nos pagaban nada más que el teléfono de la concentración. Estuvimos a punto de pagarnos nosotros el viaje a la ceremonia de inauguración porque no querían que fuéramos a lo más divertido de unos Juegos Olímpicos. ¿Qué no íbamos a ir? Encima que no cobrábamos prima ni nada de nada. Hubo un conato de motín, pero al final forzamos tanto la cosa que el míster, Vicente Miera, consintió que viajáramos y disfrutáramos de aquello mezclándonos con el ‘Dream Team’ chocando las palmas con aquellos monstruos e ídolos de todos, nos pudimos sentir deportistas olímpicos aquella tarde y cuando nos quedamos en Barcelona a celebrar la medalla.
Pese a todos los problemas, aquella medalla de Oro de Barcelona-92, al cabo de los años les ha recompensado con un beneficio económicoYo lo he trincado ahora. Alfonso Pérez, ‘Alfonsito’, lo hará en septiembre. La cartilla de La Caixa al cumplir los medallistas 50 años de edad, podíamos recoger el dinero de la libreta que en nuestro caso son 60.000 euros (10 millones de pesetas). Lo de los futbolistas es menos porque teníamos que repartirlo entre todos los jugadores, pero los que eran medallistas individuales la cantidad es mucho mayor. También nos prometieron un Seat Toledo, pero claro a repartir (risas). Los limpias para Billabona que por el norte llueve y el aíre acondicionado para mis viajes a Cádiz. (Risas)
Y ¿después del oro qué? ¿Les cambia la vida?A mí sí. Imagínate. Yo vengo de una promoción con el Cádiz donde no era no titular. Otros, Guardiola o Ferrer, campeones de Europa, pero lo mío fue distinto porque a partir de ahí me dije que podía comer de esto. He marcado 5 o 6 goles, tengo a Guardiola, a Luis Enrique, a Ferrer, a Solozábal, Alfonsito, Lasa, Amavisca y con los goles, me creo que puedo comer del fútbol. La medalla de oro para mí, fue el diploma de futbolista.
¿Se acuerda de la alineación?Sí. En la final jugamos Toni, Ferrer, López, Abelardo, Lasa, Guardiola, Solozábal, Berges, Luis Enrique, Alfonsito y yo. Luego el cambio que nos dio la vida. Salió ‘El Canijo’, ‘El Flaco’ Emilio Amavisca que fue el que nos dio el aire para ganar.
¿Ustedes no estaban en la Villa Olímpica?Menos mal. Imagínate si llegamos a vivir allí con las hormonas y todo eso con 19 y 20 años. Fue una concentración dura y larga. Gracias al psicólogo que al principio nos dio la vida porque muchos no nos lo tomábamos en serio, Toni se dormía, otros nos reíamos, pero poco a poco nos fue fortaleciendo y gracias a su trabajo terminamos ganando el oro. Sinceramente te digo que si hubiésemos vivido en la Villa Olímpica nos hubiésemos distraído. Creo que al final fue un acierto tenernos en El Saler. También nos escapamos un día y pese a las advertencias, nos fuimos a los ‘karts’ a hacer carreras y yo me quemé toda la pierna, pero ya ha prescrito.
¿España volverá a ganar en fútbol una medalla de oro como en el 92?Sí. Sin ningún tipo de duda. Viendo cómo se trabaja en las categorías inferiores se podrá conseguir y luchar.
Sería bonito que se volvieran a reunir todos en la celebración de estos 30 años ¿no?Sí, pero no creo. Miguel Hernández es el que lleva todo los WhatsApp del grupo y no hay nada previsto. Me gustaría volver a juntarnos todos, recordar, hablar de nuestras vidas… con los años te vuelves más ‘sensiblón’ y hay a muchos que hace tiempo, mucho tiempo que no los he vuelto a ver.
¿La gente sabe que usted metió goles y que ganó una medalla de oro?Hombre, hay gente que te conoce por Kiko el del Atlético de Madrid, pero sí que fuera de aquí, Madrid, sí que hay padres, abuelos, que les dicen a sus niños que yo fui medalla de oro.
Hay gente como Guardiola que después del oro, ha sido la repera en el fútbol como entrenador, pero los demás ¿se sienten reconocidos, valorados, por aquella gesta del Oro Olímpico en Barcelona-92?Yo sí. Es más, yo lo siento interiormente. Lo viví y no necesito, lo tengo dentro y todos los que merodean, mi gente, lo tienen muy presente y estamos muy orgullosos. No creo, de verdad, que sea necesario recordárselo cada día a la gente.
Los deportistas de élite en general, son gente que los recuerdos los llevan dentro y no lo mostráis, pero una Medalla de Oro Olímpica, es para mirarla cada día… ¿la suya dónde y quién la tiene?Mi madre. Nadie mejor. Ni el mejor banco. La mejor caja fuerte la tiene ‘La Pilar’. Está en la parte de debajo de su casa junto a la camiseta de la final. Muy orgullosa de aquello.
Después de 30 años de aquella final, ¿qué consejo le daría a un deportista que puede llegar a participar en unos Juegos?Su herramienta es el cuerpo. Qué lo cuide porque eso es lo que le va a llevar a conseguir su sueño. Hay gente que se da cuenta cuando tiene 34 o 35 años, pero si eres consciente a los 17 o 18 años, que su herramienta es el cuerpo, estarás más cerca de alcanzar el sueño.
Un sueño que Kiko Hernández alcanzó marcando un gol para la historia y que recuerda ‘frame a frame’ cómo le llegó el balón rebotado para caerle a sus pies y tener enfrente la portería más grande que jamás ha visto, para pegar al balón y marcar. Después, las lágrimas como ‘melones’, Chapi Ferrer y los demás compañeros le impidieron ver lo que había logrado un ‘Ceniciento’ como cuenta:“Chapi, Chapi, que me ha tocado a mí. Que soy un ‘Ceniciento’ en esta historia y me ha tocado a mi’.