Acrecentar la cultura de planeación territorial demanda más geógrafos
• Somos reactivos, una vez que suceden los eventos nos ponemos en acción para mitigarlos; hay que ser proactivos, afirma María Teresa Sánchez Salazar, en ocasión del Día del Geógrafo en México
En entrevista refiere que aun cuando no existen cifras recientes, de acuerdo con datos de 2005 del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en ese año el país contaba con cuatro mil 400 profesionales en la materia.
El grupo de geógrafos es reducido y la mayoría se concentran en el centro del país: Ciudad de México, Toluca y Querétaro; faltan en las regiones norte y sur-sureste, especialmente, expresa en ocasión del Día del Geógrafo en México, que se celebra el 23 de julio.
Aunque su campo natural ha sido la docencia, estos expertos trabajan cada vez más en el sector público como: el Instituto Nacional de Estadística y Geografía; Consejo Nacional de Población; Protección Civil del Centro Nacional de Prevención de Desastres; consultorías privadas para elaborar Atlas de Riesgos; Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como en la Comisión Nacional para Conservación y el Uso de la Biodiversidad.
Sánchez Salazar estima que en México “no tenemos una cultura de planeación territorial que sea más integral, incluso en los últimos años hemos ido en retroceso. Necesitamos saber a priori qué elementos del territorio se ven afectados si yo realizo una acción; hay que saber cómo mitigarlas antes de realizar las obras”.
Hasta ahora hemos tenido una cultura de reacción. “Somos reactivos, una vez que pasan las cosas nos ponemos en acción para poder mitigar los eventos. Pero hay que ser proactivos, adelantarse a lo que puede suceder y, precisamente, la planeación territorial para eso sirve”, enfatiza.
Impulso en la UNAM
“La primera licenciatura que tuvimos es la de la UNAM, en la Facultad de Filosofía y Letras; la carrera de Geografía se fundó en 1943. Otras carreras esperaron hasta la década de 1970 y 1980; en la Universidad Autónoma del Estado de México en 1977, en la Universidad de Guadalajara en 1980 y luego esperamos hasta el siglo XXI para que siguiera creciendo el número de carreras al interior del país, por ejemplo en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en la Universidad Veracruzana, la Autónoma de Guerrero y la de Guanajuato, que fue una de las últimas”, externa.
Además, en la UNAM se creó en 2018 la licenciatura en Geografía Aplicada en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad Mérida; en la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra se comenzó a impartir en 2020.
Otra es Desarrollo Territorial que está enfocada a aspectos sociales y económicos, la cual se ofrece en la ENES León. “Tanto en la UNAM como en otras entidades académicas hay también posgrados en Geografía”, abunda.
En el rubro de investigación, la entidad más importante del país es el Instituto de Geografía de la UNAM. En el campus Morelia se creó el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental. “En estas dos entidades tenemos la mayor investigación geográfica, aunque en el resto de las instituciones de educación superior también se realiza”, asevera.
Cada vez hay más demanda en el país para resolver los problemas del territorio a partir de la perspectiva geográfica; esta disciplina se ha revalorizado, pues expertos de otras áreas estudian posgrados en la materia para capacitarse y adquirir los conceptos, porque se ha visto la utilidad para nutrir a otras ciencias y a las geotecnologías.
Multidisciplinaria
La experta explica que la Geografía es una disciplina relacionada con los problemas de la sociedad y con el espacio en que vivimos los humanos; pasó de ser descriptiva de los elementos naturales y sociales que hay en el espacio, a ser analítica, sintética y estudiosa mediante las humanidades y la tecnología para solucionar problemas reales en el territorio.
Por ser multi, inter y transdisciplinaria por naturaleza analiza los hechos, fenómenos y procesos que se dan en el espacio desde una perspectiva multidimensional: por un lado está el espacio físico (constituido por el sustrato geológico, el relieve, el clima, el agua superficial y subterránea, la flora y la fauna), que da un determinado paisaje; por el otro, está la sociedad. Es eminentemente una ciencia social, humana, y el estudio del territorio siempre se va a llevar a cabo a partir de la perspectiva del ser humano, acota.
La jefa del Departamento de Geografía Económica del IGg apunta: el ser humano es un componente complejo, porque en él analizamos aspectos demográficos, características sociales y económicas (lo que tiene que ver con el empleo, educación, acceso a la salud), así como culturales relacionados con la evolución histórica de la sociedad, todo en un marco político.
Las relaciones que se dan entre la naturaleza y la sociedad ocurren con base en normatividad, instituciones y políticas gubernamentales. “La Geografía trata de entender esa realidad territorial con la suma de sus complejas interrelaciones entre la naturaleza y la sociedad”, asegura.
Esta ciencia, prosigue, se anticipó a la multidisciplina por su propia naturaleza, incluye aspectos naturales, sociales, culturales, económicos y políticos que interactúan en un espacio que es donde vive el ser humano, y no los estudia aislados, sino como un complejo integral. La realidad solo se puede entender si la vemos en sus múltiples dimensiones. Eso es lo que le da identidad.
Esas relaciones se tienen que estudiar en distintas escalas (local, regional, nacional e internacional). “La mayor parte de los problemas se insertan en un territorio y afectan las relaciones que se dan en él, y los problemas no son simples, sino complejos. Esa complejidad hace que las soluciones también sean complejas”, estima.
De acuerdo con la experta universitaria, tiene un origen humanístico, es de las disciplinas más antiguas y su término se acuñó desde los griegos. En su desarrollo, los países con más tradición la han vinculado con las humanidades. Pero como su objeto de estudio es el espacio, sus herramientas, como la cartografía que es su medio de análisis y de expresión natural, se modernizaron con la tecnología y los instrumentos para el estudio del territorio cambiaron.
“La cartografía hoy se hace por medios automatizados. Existen los sistemas de información geográfica que con información georreferenciada permiten hacer análisis espaciales y de relaciones entre áreas”.
Existen las imágenes de satélite, diferentes según el objetivo de los estudios, y las que toman los drones. Ambas se procesan de inmediato y pueden dar respuesta a un desastre, como una inundación o temblor.
“De eso la Geografía no se puede deslindar. Tiene que subir al carro de la modernización tecnológica, y si bien los principios que sustentan la disciplina los proporciona la propia ciencia, los medios para hacer las cosas ahora los proporcionan todas estas herramientas geotecnológicas”, recalca Sánchez Salazar.
Los grandes temas que la ocupan son diversos y tienen un efecto en el espacio. Por ejemplo la degradación de los paisajes naturales, la manera como se utilizan los recursos (agua, suelos, impacto ambiental), cada vez con más énfasis en la sustentabilidad; los conflictos socio-territoriales; el calentamiento global y las consecuencias económicas y sociales de eventos meteorológicos que cada vez son más extremos; la relación de estos peligros y amenazas con la vulnerabilidad de la población, así como la capacidad de resiliencia social y de mitigación de los daños del patrimonio y la sociedad cuando ocurre un suceso.
Otros estudios importantes son: los efectos de la globalización económica en los espacios, en el empleo; el tema de las migraciones que se generaron por los traslados de empresas; el abandono del campo; la movilidad de personas a través del territorio y los problemas transfronterizos; el desarrollo socioeconómico; la pobreza; los desequilibrios regionales y de qué manera estos rasgos de la Geografía han influido en estas situaciones.
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