La cultura veggie sigue creciendo en España donde en solo dos años (2019-2021) la cifra de población con este tipo de dieta ha aumentado en casi un millón y medio de habitantes. Este crecimiento se ve reflejado en las urbes de más de 100.000 personas, donde vive casi el 12% de los veganos del país.
El “fenómeno” ha llegado hasta Castilla y León que ha experimentado el auge de tiendas y restaurantes veggies. De hecho, en la Comunidad existen actualmente en torno a 15 restaurantes de estas características.
Burgos y León cuentan con tres de estos espacios cada uno, al igual que Valladolid que suma además 5 tiendas especializadas, y también una heladería. A la cabeza de la región en cuanto a número de establecimientos hosteleros encontramos a Salamanca, con seis. Palencia, Zamora, Ávila o Burgos han visto brotar, asimismo, algún negocio de esta tipología recientemente.
Los inicios de la “cultura” vegana
Donald Watson se hizo vegetariano en 1924, desde entonces y hasta su muerte en 2005 nunca más comió carne ni pescado. En 2002 en una entrevista para Foods for life el considerado padre del veganismo y fundador de la Vegan Society, afirmó interpelado sobre la gran obra de su vida: “El logro de lo que me propuse hacer: sentir que contribuí en el inicio de un gran nuevo movimiento que no sólo podría cambiar el curso de las cosas para la Humanidad y el resto de la Creación, sino alterar las expectativas del hombre de sobrevivir durante mucho más tiempo en este planeta”.
El veganismo nació de la preocupación y el respeto hacia los animales y sus derechos. Un movimiento iniciado por Watson que piensa que el ser humano no está por encima del resto de seres del planeta y, por tanto, se muestra en contra ya no solo de su consumo a nivel alimenticio, sino de su uso en industrias cosméticas, farmacéuticas o en el mundo de la moda. Las personas veganas consideran a los animales como seres sintientes, es decir, capaces de sentir emociones y por consiguiente rechazan cualquier estado en el que éstos no estén en plenas condiciones de libertad.
Sin embargo, existen más motivos de peso para concienciarse con el veganismo, como nos cuenta María, psicóloga, estudiante de último año de dietética y nutrición y vegana. Entre ellos el cambio climático y la deforestación. Asimismo, insiste María: “Cuántos menos animales consumidos, menos tierra utilizada y menos CO2 lanzado a la atmósfera”…e incide en que fabricar un kilo de lentejas, por citar un ejemplo, resulta significativamente más barato que producir un kilo de carne de ternera.
Vegetariano, vegano, veggie…
Las dietas veggie son todas aquellas que optan por la eliminación del consumo de cualquier alimento que provenga directa o indirectamente de los animales, como es la carne, huevos, leche, pescado… No obstante, en palabras de Maite, dependienta de Raices Ecotienda, tienda centrada en la venta de productos veganos y ecológicos de Valladolid, “o eres vegano o no eres vegano”. Traducido: si no comes carne, pero en tu dieta hay leche, lácteos o derivados, miel o huevos, puede que seas vegetariano, pero no vegano, ya que estos últimos rechazan cualquier alimento que provenga de origen animal.
De hecho, en los últimos años, cada vez más gente se acerca a este movimiento. Como destaca la consultora alimenticia y de bebidas Latern en su informe The Green Revolution la población veggie (veganos, vegetarianos o flexitarianos) aumentó en España un 60% entre 2019 y 2021, lo que en términos totales supone unos 5 millones de personas.
A este incremento, ayuda que la comida vegana se haya convertido en algo más accesible para el consumidor ya que cada vez hay más opciones veganas en los supermercados tradicionales, que también se han dado cuenta del potencial que supone incluir estos alimentos en sus lineales.
Paralelamente existen multitud de youtubers e influencers hablando de la experiencia veggie y enseñando, en formato audiovisual a preparar ricos platos con alimentos de origen vegetal. Otro espaldarazo ha sido la proliferación de restaurantes y locales con oferta veggie ya que por citar un ejemplo, Salamanca cuenta con un establecimiento de estas características por cada 20.000 habitantes.
Vale, me gusta la idea, pero la comida vegana es cara
Efectivamente. Pensemos en algo cotidiano como una barra de pan. Se puede adquirir en cualquier supermercado, y sin embargo su precio no es el mismo que el de una pieza de similares características hecha en un obrador. ¿Por qué? Fácil, las materias primas, la elaboración o su calidad no tienen mucho que ver.
Lo mismo pasa con la comida vegana. La clave aquí no está tanto en su coste si no en la calidad del producto final. En las estanterías de las grandes superficies existen posibilidades veggies saludables y aceptables desde un punto de vista nutricional. A pesar de ello ni su origen, ni su fabricación, ni probablemente su sabor son iguales a los que podemos encontrar en la tienda de Maite. Sobre todo porque ella compra a pequeños negocios locales especializados en artículos ecológicos y naturales, lo que encarece su precio final tanto para el vendedor como para el consumidor. Ambas opciones (grandes superficies o tiendas veganas) son válidas y lo más importante es que se adaptan a todos los bolsillos.
Y nutricionalmente, ¿se puede vivir sano renunciando a alimentos de origen animal?
La respuesta es sí. Como afirma Chema de la asociación LiberCyL, dedicada entre otras cosas a la concienciación sobre el respeto a la vida animal: “Desde un punto de vista nutricional ser vegano es tremendamente saludable”. Cabe recordar que en la comida vegana podemos hallar los nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo esté sano.
Por otro lado, está demostrado que este tipo de dietas aportan mayor concentración de antioxidantes que ayudan a nuestro organismo a recuperarse más rápido. De hecho, la prestigiosa Asociación Americana de Nutricionistas, afirma que una dieta vegana apta y bien planificada, es más saludable en todas las etapas vitales que una dieta habitual. Esto es así, debido a que se basa en proteínas de alto valor biológico, gracias a las cuales, es posible producir alimentos con ingredientes ecológicos, sin químicos, más saludables, y cuya elaboración desprende menos dióxido de carbono que la ganadería industrial tradicional.
Además, por si esto no fuera suficiente, deportistas como el NBA Chris Paul, el siete veces campeón del mundo de fórmula 1 Lewis Hamilton, las célebres hermanas tenistas Williams, el futbolista Héctor Bellerín o el serbio Novak Djokovic, son reconocidos veganos. Lo que nos da una idea de la eficacia de las dietas veganas para la salud incluso entre personas que viven de sus condiciones físicas.
Moda veggie o forma de vida que ha llegado para quedarse
Como empezamos diciendo, la cuestión más importante de la comida vegana es que busca otra manera de convivencia con los animales. No es tanto una forma de comer como una manera de vivir.
En los últimos tiempos, la sociedad, los medios, etc. han empezado a entender la importancia de esta “cultura”. Incluso las grandes empresas alimentarias (que no nos engañemos, se mueven por intereses económicos) han comenzado a sacar al mercado productos veganos.
Por otro lado, los pequeños negocios especialistas en dietas veggies siguen innovando y creando nuevas experiencias alimentarias, tal vez un poco más caras, que buscan recrear texturas y sabores de origen animal, con componentes vegetales, como Mercedes que junto a su marido de origen italiano fundaron Lacucharaverde que elabora entre otras cosas: ¡Cachopos sin utilizar ningún tipo de carne!
Sin embargo, el sector alimenticio no es el único que ha iniciado esta labor de concienciación, el mundo de la moda las grandes marcas como: Gucci, Versace o Prada no trabajan ya con pieles animales y compañías como: Channel, DKNY, Jean-Paul Gaultier, han ido paulatinamente eliminado el componente animal en el testeo de sus productos.
Aún queda mucho por hacer, pero todo lo anterior hace pensar que el movimiento veggie o más concretamente el veganismo, no son una simple ola, sino que se trata de un estilo de vida que ha llegado para quedarse y que ha arraigado en la sociedad. Parece posible que sigamos disfrutando de ciertas costumbres sin necesidad de hacer sufrir a ningún animal.
Y, ¿quién sabe? Tal vez usted se conciencie sobre un nuevo mundo de sensaciones a través de una manera de vivir más responsable, más sostenible y principalmente, más humana.